Texto publicado por Miguel de Portugalete

Profundizando en el uso de la ecolocalización humana para que los invidentes hallen algunos objetos

Biología.
Profundizando en el uso de la ecolocalización humana para que los invidentes hallen algunos objetos.

Una nueva investigación ha mostrado que las personas invidentes o con dificultades visuales severas pueden emplear una forma básica de ecolocalización para determinar la ubicación de un objeto. La ecolocalización es una habilidad de uso común por animales tales como murciélagos y delfines.

Los resultados de este nuevo estudio profundizan en un camino iniciado por investigaciones pioneras como por ejemplo la del equipo de Juan Antonio Martínez de la Universidad de Alcalá de Henares en España, sobre la cual los redactores de NCYT de Amazings publicamos un artículo el 3 de agosto de 2009 (http://www.amazings.com/ciencia/noticias/030809b.html). En aquella investigación, se demostró científicamente que los seres humanos podemos desarrollar habilidades de ecolocalización para explorar nuestro entorno.

En el nuevo estudio, unos científicos del Instituto de Investigación de Sonido y Vibración de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, y la Universidad de Chipre, examinaron cómo exactamente el sentido del oído, y en particular escuchar ecos, podría ayudar a invidentes a percibir espacialmente su entorno y a orientarse en él. Se hicieron experimentos con personas invidentes y con otras de visión normal, usando una técnica de "espacio auditivo virtual", para investigar los efectos que la distancia y la orientación de un objeto acústicamente reflectante tienen sobre la capacidad para identificar si dicho objeto se encuentra a la derecha o la izquierda. Los investigadores usaron sonidos de diferentes duraciones (10 a 400 milisegundos) y diferencias en otras características, así como diversas manipulaciones del audio, para averiguar qué aspectos de los sonidos eran importantes.

El equipo del Dr. Daniel Rowan quería determinar claramente si los invidentes, y quizás incluso la gente con visión normal, pueden valerse de los ecos reflejados por un objeto para determinar dónde aproximadamente se encuentra dicho objeto. Él y sus colaboradores también querían averiguar qué factores facilitan o limitan la capacidad de las personas para utilizar ecos con este propósito, a fin de saber cómo mejorar dicha capacidad en situaciones reales fuera del laboratorio.

Los resultados mostraron que las personas con buen oído, tanto si eran invidentes como si tenían visión normal, poseían la capacidad de usar ecos para determinar la ubicación de objetos, incluso sin experiencia en ecolocalización. No obstante, es muy plausible que esta capacidad mejore con la práctica.

Los investigadores también encontraron que para lograr una buena eficiencia en la ecolocalización, la persona debe ser capaz de oír sonidos de alta frecuencia (por encima de los 2 kHz). Otro hallazgo fue que algunos sonidos que producen eco resultan mejores que otros para determinar la ubicación de un objeto. También se descubrió que los sonidos más útiles para localizar la ubicación de un objeto probablemente no sean los mejores para detectar la cercanía del objeto (saber qué está cerca aunque ignorando en qué dirección) o determinar qué es y cuán lejos está.

La investigación también corrobora que en los humanos esta capacidad de utilizar ecos para localizar un objeto empeora rápidamente al aumentar la distancia hasta él, sobre todo cuando éste no está directamente frente a nosotros.

El conocimiento obtenido con este estudio ayudará a los investigadores a desarrollar programas de entrenamiento y dispositivos de ayuda para gente invidente o con dificultades severas de visión.

En la investigación también han trabajado Robert Allen, Rebekah White, David Edwards, Hannah Holmes, Anna Hollingdale y Leah Evans de la Universidad de Southampton, así como Timos Papadopoulos de la Universidad de Oxford