Texto publicado por SUEÑOS;

inteligencia del alma:

INDEPENDENCIA

Encuentra a un ser que aúne la lucidez y la ternura, y camina junto a
él. Platón

Gracia y Medida. Cualidades nobles. Algo que uno puede encontrar en otra
persona si anteriormente las ha descubierto en su interior. ¿Aparecerá
esa persona mágica?, se suele uno preguntar cuando comienza a barruntar
un deseo de amor. Se trata de un sueño muy común que, aunque parece
hablar de la persona ideal, en realidad, hace referencia a un estado de
conciencia que se anhela experimentar y compartir. Y en caso de
lograrlo, ¿a quién le sucede tan extraordinario encuentro?, ¿a la mente
profunda de dos seres que viajan por el infinito?, ¿a dos cuerpos
físicos cargados de hormonas?, ¿tal vez a un alma gemela?

Cualquier paradigma que hable de la necesidad de una persona única en el
Universo para completar nuestro puzzle, está haciendo referencia a una
identidad dividida. Es decir, a una persona que se siente incompleta sin
la conjunción de esa alma, supuestamente marcada por el destino.
Aquellos seres humanos que buscan encontrarse para "complementarse", en
realidad construyen sus relaciones desde un patrón de dependencia. Un
patrón por el que uno parece necesitar a alguien porque tal vez como
humano está bajo un diseño mutilado. Y eso de "necesitar", no es
precisamente una opción de amor ni un privilegio, sino que más bien
recuerda a esclavitud y atadura.

¿Quién se ha inventado esa exclusividad romántica del alma gemela?, ¿es
acaso el mundo del mito que todavía tiene flecos e influencias que
recuerdan a los cuentos de hadas? Ante tales preguntas, tal vez podemos
optar por pensar que no somos la mitad de nada ni de nadie, sino que
cada uno es Totalidad en sí misma. Podemos pensar que tenemos la opción
de viajar individualmente o bien podemos hacerlo con otra u otras
totalidades enteras. ¿Media naranja? Mejor optar por nombrarse como una
naranja entera que va de "viaje por la vida" con otra u otras naranjas
enteras. El camino transita de la dependencia a la independencia y de la
necesidad a la libertad.

El amor que, finalmente, ensalzamos no es un sentimiento, sino una
decisión a la que se opta, prácticamente, cada día.

Tal vez el amar sea un estado de Gracia que revela lo Profundo, un
estado que enciende el corazón e ilumina el alma. Ante tal realidad, uno
se pregunta, ¿por qué este milagro sucede a unos, y sin embargo de otros
parece escapar?, ¿acaso es el misterio el que surge y regala, sin que a
uno le parezca que haya hecho nada extraordinario para lograr tal
dicha?, ¿se trata, acaso, de una lotería insospechada? En realidad, ¿por
qué la luz viene y va?, ¿y por qué está de visita y no se queda
instalada como disolvente de nuestra gran amnesia?

Unos afirman que se debe a vidas anteriores, otros ni siquiera le llaman
con nombre de ángel, sino que la miden en laboratorio y la llaman
"hormona". En realidad, es el cielo y la tierra que danzan y se
integran. Alguien dijo: El que no cree en los milagros no es realista. Y
efectivamente, el milagro se llama amor. Amor que un día llega como una
paloma a nuestra ventana. Un ave blanca anunciando que la Gracia nos
rozó el alma y que el amanecer ya levanta.

Para reconocer al Espíritu, conviene pasar por el encuentro con la
Medida y con la Gracia. Una vez reunidos los opuestos en un centro
Mayor, y con nuestra espalda bien recta, abrazamos a las estrellas. Más
tarde... las serpientes bailan su ascenso tántrico e iluminan la corona.
Y si preguntas ¿qué pasa? ... Te dirán que es el beso de la llama y la
brisa del alma.

25.- Independencia. Hoy es ese día de rebeldía en el cual toda sumisión
debe caer, estableciendo mi resolución de ser libre de toda imposición e
intimidación.

José María Doria.