Texto publicado por SUEÑOS;

inteligencia del alma :

GENEROSIDAD

Cambie su deseo del tomar al dar. Sólo quedará el puro esplendor del
amor, más allá del dar y del recibir. Nisargadatta

A lo largo del día, cuando de pronto se recuerda que sintonizarse con el
dar es retomar una fórmula mágica de buena salud, uno agradece al
Universo haber salido del despiste. Entonces se recrea porque ha
constatado que la actitud de servicio a la vida es un sutil fluido del
alma que pretende devolvernos al centro observador de paz y consciencia.

El estado natural del ser humano es un estado de cooperación y ayuda.

Cualquier negación a este reflejo espiritual supone un exilio de nuestro
silencioso paraíso interior. A veces, uno se despista y entra en el
juego egocéntrico de satisfacer a toda costa, no sólo sus deseos a base
de compulsivas compras, sino el ansia de dinero y la necesidad de ser
centro de atención ajena. Son momentos de infierno íntimo en los que
vivir se convierte en una carrera de supervivientes amenazados por todo
tipo de pérdidas. Un estado en el que la comunicación con los demás se
realiza tan sólo para obtener y con un constante afán de provecho que
anestesia el sentido lúdico de la vida.

Realmente, es un golpe de suerte despertar y realizar que uno puede, de
nuevo, posicionarse en la corriente del dar, del servir, del ser útil en
lo pequeño y en lo grande, ya sea auto-generando una sonrisa cardiaca o
acompañando en las cruces ajenas. Formas variadas de responder SÍ a las
sutiles demandas que nuestro Ser nos plantea.

Ante esta poderosa corriente del dar, uno se siente confiado porque ya
ha aprendido a poner límites. Pasaron los tiempos en los que se ignoraba
como decir NO, tal vez porque había necesidad de sentirse bueno y
disolver culpas viejas. Ahora ya vamos sabiendo que el espíritu de
servicio no está basado en el puro complacer a los demás. Ya pasó el
tiempo en el que uno desenmascaró a su ego asustado que, complaciendo
sin límites, necesitaba sentirse amado para poder superar el miedo a vivir.

Tal vez, ahora, el grado de autoconciencia logrado, por pequeño que
todavía éste sea, suponga suficiente motivación como para dar sentido al
supremo gozo de sentirse útil en la vida.

Fluir por la corriente del dar, supone el privilegio de volver a Casa.
En realidad, cuando uno vive posicionado en el dar, está apostando por
un estado de descentralización egoica que le conducirá, tarde o
temprano, a la salida del laberinto. Observar que uno brota en el darse,
es un camino de liberación tan eficaz como cualquier otro yoga. Se trata
de un estado de conciencia que, acompañado de observación sostenida,
permite la des-identificación con el yo superficial y su consiguiente
expansión liberadora.

La corriente del dar no está precisamente basada en proporcionar a los
demás objetos físicos o bien dinero y muletas. En realidad, el dar, como
actitud, es un estado de conciencia que se sitúa más allá de la
contabilidad efectiva. Dar es operar desde una observación serena que
más que demandar cantidad de donativos, a veces escasamente "sentidos",
solicita empatía y compasión serena.

Fluir en la corriente del dar, ayuda a que el mundo sea experimentado
como un lugar seguro y veraz.