Texto publicado por Miguel de Portugalete

El señor Vaughan nos anima a que no perdamos el ánimo a la hora de hablar inglés, por Victor Amela

Richard Vaughan, profesor de inglés
Tengo 61 años. Nací en Houston (Texas) y vivo en Madrid desde 1974. Soy
profesor y empresario. Estoy casado. Tengo dos hijos, Andrea (32) y Jack
(29). ¿Política? Soy liberal: poco gobierno y justo reparto de la riqueza.
¿Creencias? No soy ateo, pero no sigo religión alguna.

Paso a paso...

"Si un cerebro, sin distracciones, se expone diez horas al día a cualquier
idioma durante cinco años, sumará 20.000 horas: ¡claro que aprenderá!",
explica Richard Vaughan citando el caso de un bebé. El adulto tiene
distracciones -trabajo, hipoteca, familia...- que se cruzan en el
aprendizaje del inglés..., ¡pero se puede!: Vaughan lo demuestra con
millones de personas. ¿Qué les pide? "Perseverancia". A 50.000 que siguen su
coleccionable Inglés paso a paso con Vaughan mediante este diario les lanza
este mensaje de ánimo: "Seguidlo una hora a la semana -como mínimo-, y
veréis que os gustará..., ¡y no perdáis fuelle, que no se llega a buen
puerto sin esfuerzo!".

¿A cuántas personas ha enseñado a hablar inglés?
A unos cinco millones.

¿Desde cuándo?
Desde 1977, que me establecí como profesor de inglés en Madrid, y después
mediante mis cursos radiados y televisados y mis coleccionables.

¿Hay un secreto para aprender inglés?
La motivación. Un buen profesor. No hay buen método, ¡hay buen profesor! El
profesor lo es todo a la hora de aprender.

¿Por qué?
Si tu profesor te enamora, te seduce..., te apetecerá aprender cualquier
cosa: ¡con actitud y motivación aprenderás inglés, ya verás!

¿Hemos tenido los españoles malos profesores?
A veces, ni siquiera sabían inglés. En clase no se hablaba inglés, sino del
inglés.

¿Y en las academias y cursos de inglés?
Se ha ofrecido el oro y el moro en cuatro días: ¡mucho timador, un
escándalo!

Quizá seamos los españoles unos negados para el inglés...
Lo decís mucho: "Soy un negado para los idiomas", "Llevo veinte años y no
hay manera"... Lo dice con humor Joaquín Leguina: "El español es un ser que
nace, muere..., y entre tanto intenta aprender inglés".

¿Y qué nos pasa?
Que no sois negados para los idiomas..., pero quizá sí un poco para el
esfuerzo.

Hombre...
Todo progreso exige lanzarse, salir a navegar sin miedo, tirarse a la
piscina... Y los españoles... soléis retraeros, sois desconfiados, decís
"no" de entrada, no arriesgáis...

No. ¿Sí?
Lo reflejan frases de vuestro refranero: "Piensa mal y acertarás". ¿Por qué?
"Más vale malo conocido que bueno por conocer". ¡Me subleva! La oportunidad
llama cada día varias veces a la puerta, y el español dice: "Qué coñazo, que
deje ya de llamar...".

¿Algún otro refrán nefasto?
"Más vale pájaro en mano que ciento volando". Tú te quedarás con tu
solitario pajarito, yo tomaré clases de tiro y tardaré más..., pero cazaré
varios. ¡Y tú sentirás envidia!

Otro.
"Contra fortuna, no hay arte alguna". ¡Hay ideas que deberíais desterrar por
decreto!

¿No cree usted en la suerte?
La buena suerte se labra. Ahora puede partirnos un rayo, sí, ¡pero entre
tanto podemos actuar, esforzarnos en el sentido de nuestros propósitos y
objetivos!

¿Cuáles eran los suyos, de joven?
Ser autosuficiente. En mi generación estaba bien visto esforzarse, molaba:
desde los 14 años fui repartidor de prensa, reponedor, pizzero, lavaplatos,
embalador, albañil...

¿Tenía un plan?
Me inculcaron alegría de vivir y dejar la puerta abierta a las
circunstancias.

¿Y qué dijeron las circunstancias?
A sugerencia de mi madre estudié Filología Española en la Universidad de
Texas. Allí, en un pasillo, vi un anuncio de un año académico en Madrid.
Vine en 1972, y descubrí la gran demanda de enseñanza del inglés aquí.

¿Y qué hizo?
Me sublevó la oferta irresponsable e inmoral de las academias de inglés. Y
decidí conseguir profesores extraordinarios.

¿En qué consiste un profesor así?
Si eres bueno en algo, seas expianista o piloto de helicóptero, es que
tienes actitud: ¡puedo convertirte en buen profesor de inglés!

Quiero que mis hijos aprendan inglés.
En la escuela lo enseñan como una lengua muerta, como el álgebra...: sólo
para el examen. ¡Búsqueles un buen profesor!

¿Cómo sabré que es bueno?
Pregúntales si tienen ganas de volver a verle. ¡Se aprende más en media hora
con un buen profesor que en años con uno malo!

¿Qué país es ejemplar en el inglés?
Un taxista holandés habla mejor inglés que un ingeniero español: ellos y los
escandinavos han necesitado el inglés para defenderse en el mundo, y lo
aprenden desde niños...

Y ven películas en versión original.
Eso es un tópico: ayuda, pero no es determinante. Otro tópico:
"Exportaríamos más si hablásemos inglés". Tampoco es así, porque Japón
exporta mucho y no habla inglés.

¿Qué haría usted si fuese ministro de Educación en España?
¿Para impulsar el aprendizaje del inglés? ¡Tendría que ser un desalmado!

¿Por qué?
Porque tendría que despedir a unas 50.000 personas, las implicadas hoy en la
enseñanza del inglés. Y, en su lugar, traería a España a 50.000 jubilados
anglófonos (¡hay 100 millones!) con ganas de enseñar.

¿Y qué pasaría?
¡En una generación, todos los españoles hablarían inglés! Y yo sin trabajo,
ja, ja...

¿Qué les diría a los políticos españoles?
Con los actuales ya no hay nada que hacer. A los aspirantes: pensad en lo
frustrante de acudir a un congreso internacional... y no poder hablar ni con
la máquina del café.

O que aprendan español los demás.
El español puede llegar a ser la primera lengua materna del mundo..., pero
el inglés llegó primero para ser la lengua de intercambio: ¡seguirá siendo
necesario!

Víctor Amela.
LaVanguardia.