Texto publicado por Toten Dos punto Cero

5ª edición - Entra un caballo en un bar...

Toten publicaciones presenta:

TOTEN Y LA REVANCHA VIRULENTA DE LOS ESPASMÓDICOS PITUFOS EXCESIVAMENTE MALDITOS DE LAS GALAXIAS RECIENTEMENTE IMPLOSIVAS DEL INFIERNO ESPANTOSO

5ª edición - Entra un caballo en un bar...

Holaaaaaa!!!!!!!!

Las plantas, poséen vida, Las bacterias, poséen vida, los animales, poséen vida, los virus humanos, poseémos vida, las mujeres suponemos que también, y algunos dirían que ahí se termina la cosa. ¿NO! ¡por supuesto que no! Hay otros entes importantísimos que además de todos los anteriores, tienen vida, y éstos mis amigos, son los chistes.
No quepa duda que al margen de que estoy derrapando, la verdad en mis palabras se enorgullece de estar 100% presente en este artículo. Porque todos sabemos, aunque lo llevamos en nuestro inconciente, que cada chiste lleva consigo un corazón que late y un momento para nacer, vivir, descansar, renacer y otro para morir.
Un chiste, nace cuando debe hacerlo, esto significa, que una circunstancia conlleva a la concepción del chiste en el cerebro de un virus humano o una mujer y aparece para cumplir su cometido en este mundo. A que voy, a que Jorge Corona no concibió ningún chiste en su etílico cerebro, sino que el chiste nació ahí, para ser expresado por él y que los demás lo escuchen. Son seres inteligentes que se crean para que los virus humanos nos riamos y reflexionemos al respecto.
El chiste vive a partir de que sale de la boca de quien tuvo la gracia de creer que lo inventó, y tiene ratos en que descansa, muere, o tal vez, pueda renacer y existir eternamente, o sucumbir por siempre. Y hay algo importante aquí, es el hecho de que nosotros , los virus humanos, debemos aprender a cuidarlos para que nunca fallezcan, a menos que sea necesario. Para esto debemos permitirles descansos, para que luego renazcan en el momento exacto.

¿Y cómo se mantiene vivo un chiste?

Hay varias formas, que tiene que ver con no cometer ciertos errores que se detallarán a continuación.
1) aprendizaje: no debemos caer en la tentación de escuchar un chiste y querer contarlo prontamente, si no estamos seguros que lo recordamos bien, porque sino corremos el riesgo de cagarle olímpicamente el final y lo aniquilamos como si fuese una cuca que la pisamos sin darnos cuenta en la calle. Si arrancamos “Estaba Súperman en un bar de un edificio…”, es como clavarle un puñal por la espalda al chiste y dejarlo desangrar con un corte transversal a la altura de su sexta vértebra dorsal.
2) Gracia: otra forma de no cagarle la vida a un chiste, es que si tomamos la importante decisión de contar uno, tenemos que tener bien en claro de que si no le ponemos onda y gracia, lo hacemos mierda. Uno no puede estar abstraído, concentrado y átono diciendo: “Se acerca Pepito en una fiesta a un amigo y le dice -¿podemos hablar en privado?, se van a un rincón y le continúa: -Tengo una deuda de 1000 pesos y no tengo la plata. A lo que el amigo le contesta: -no te preocupes Pepito, no se lo voy a contar a nadie”. Lo que pasaría, es que la otra persona diría: “Mirá, el chiste está bueno, pero le pusiste menos onda que Kawasaki y no me dan ganas de reír, en lo posible, evitá contarme otro chiste porque me producís acidez.” Al suceder esto, la persona que escuchó el chiste, lo olvida o lo borra de su mente porque le produjo una mala impresión y así es como taparle al chiste la cabeza con una bolsa y ahogarlo.
3) Seguridad: si optamos por mantener vivo un chiste, no podemos improvisar ni ponernos nerviosos, ni tartamudear ni despistarnos, porque acribillaríamos contra un paredón al inocente chiste. “Un tipo le le di-dice a otro, le estoy metiendo los cuernos a mi novia, ahh nono, no era la novia, era la esposa . Entonces le dice: Le estoy metiendo los cue-cuernos a mi esposa y no se como decírselo. Porque bueno, se ve que el flaco decidió contárselo a la novia, ¿dije la novia? No no, era la esposa, entonces…¿por dónde iba? Ah sisi, el tipo le dice al amigo que quiere contarle a su esposa que le mete los cuernos.” “¿Y?” “Me olvidé como sigue…¿pero sabés que?” “Que…” “¡El chiste está buenísimo!”
4) Lugar: Si estamos en presencia de alguien que tuvo un deceso de un familiar muy reciente y doloroso, no podemos saltar con: “Mamá, hay olor a muerto…¿mamá? ¿mamá? ¡¡¡MAMAAAAAAAAAAAAÁ!!”
5) Hora: Hay chistes que tienen su momento del día para ser contados, porque un chiste bueno en un almuerzo o en una cena, siempre es bienvenido. Ahora un chiste malo a las 5 de la mañana, medio ebrios, semi inconcientes, es perfecto. Ahora, decir: “La mezcla de un pato y un tero da por resultado un patotero”, en el horario de la comida puede provocar en quien lo escucha una serie de arcadas, una patada al hígado, un pico de presión, o males peores. Y contar un chiste bueno a las 5 de la mañana en condiciones etílicas y de sueño importantes, puede producir confusión, desencanto, un “no entendí”, ronquidos, una pelea a las trompadas, y la muerte en la silla eléctrica del maltrecho chiste.

Un chiste, puede renacer si uno aprende a no cometer ninguno de los 5 errores básicos mortales del chiste, y prolongarle su vívida existencia por mucho tiempo más. Sepamos que ellos tienen vida, que no podemos andar por a´hi improvisando, cortando a la mitad, olvidando ni titubeando porque le hacemos daño. Es un privilegio contar con su compañía en los buenos momentos y en los malos también. Ya que nosotros, los virus humanos, nos estamos encargando de extinguir todo lo que posée vida, ¡frenemos ahora!, antes de que el dueño del bar, no le encuentre la cara larga al caballo.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡hasta la próxima!!!!!!!!!!!!!