Texto publicado por Toten Dos punto Cero

4ª edición – ¡Bienvenidos a la Jungla! - edición especial - MundoDisca)

Toten publicaciones presenta:

TOTEN Y LA REVANCHA VIRULENTA DE LOS ESPASMÓDICOS PITUFOS EXCESIVAMENTE MALDITOS DE LAS GALAXIAS RECIENTEMENTE IMPLOSIVAS DEL INFIERNO ESPANTOSO

(edición especial - Mundo--Disca)
4ª edición – ¡Bienvenidos a la Jungla!

Muy buenas!!!

Bienvenidos al comienzo de estas ediciones especiales que me encanta escribir y compartir con todo aquel que considere que vale la pena ser autocrítico y de mente abierta.
Éstas mismas se denominan MundoDisca, y aunque el nombre yo no lo haya creado, me he posesionado de su dominio y significado con el permiso del creador.
Bien, en la presente, hablaré de cuestiones en las cuales los discapacitados (en especial, sin ser excluyente, de los que califico de “cieguitos”, donde se hallan tanto las personas ciegas y y los disminuidos visuales quienes hayan aceptado su condición), compartimos el mundo exterior con esos monstruos rebosantes de indiferencia e incultura que son el 80% de las personas sin discapacidad.
Al igual que mi serie espantosa de artículos de “Thoben y el castigo divino…bla bla bla bla pitufos bla bla bla infierno bla bla bla”, sólo desea brindar un poco de información, generar dudas y autorreflexión, mucha auto-crítica, y todo el sentido del humor que me sea posible. Por única vez, haré una aclaración, que es la que todo lo que se exprese en estos sobrantes de oraciones, siempre va a generalizar y por más que tienda a ser absolutista en algunos aspectos, no me queda otra que hablar a grandes rasgos de hechos y pensamientos que van a tener siempre una o muchas excepciones; porque, como ya sabemos, no todos somos iguales.

Perfecto, ya terminé con la palabrería que casi siempre obliga al escritor, o en este caso a mí, a encabezar toda secuencia de críticas descabelladas al ser humano.

Bienvenidos a la jungla que es la sociedad que nos rodea, y también bienvenidos al Mundo-Disca. Bienvenidos a todos, todos los aptos a leer esta seudobasofia (ni llega a eso siquiera),, que pueden ser tanto “cieguitos” o también aquellos quienes quieren saber un poco más de nosotros, con intenciones de dejar los prejuicios a un costado, y comprender cada día un poco más, que todos convivimos con gente distinta a uno mismo, tanto por el color de la piel, como por distinto sexo, religión, capacidades y rasgos físicos. Todos sean bienvenidos a este pequeño hogar donde siempre habrá resguardo ante la adversidad y además una chimenea encendida, que ilumine un poco a quienes tienen a oscuras los ojos del corazón.
Dejando de lado la cursilería de recién, hace pocos días me di cuenta algo amigos “cieguitos”. Una de esas conclusiones apresuradas que me encanta dar por cierta sin verificación alguna: “La mayoría de nosotros no salimos a la calle”.
¿Por qué digo esto? Porque esos monstruos feos feos feos llamados “gente sin discapacidad”, cuando nos ve en la calle (o sea cada muerte de obispo negro no pedofílico), no sabe que carajo hacer con nosotros.
Muchos pasan por varias etapas: Primero por una de esas casualidades de la vida, topan sus ojos con nuestro bastoncito arruinado por su calidad de mierda y de repente no saben si están en presencia de un extraterrestre o de un ser virósico bacteriológico cancerígeno y radiactivo. Paso siguiente, entran en pánico y comienzan a caminar lo mas lejos de nuestra ignominiosa presencia posible. Por último, se alejan transpirando sudor frío y rogándole a Dios que no se contagien del palo ese blanco o verde y desean fervorosamente que ese “ser”, no los haya “visto”.
Otros de estos monstruos llegan a una conclusión de 3 simple: Si ellos no me ven, yo tampoco. Por lo tanto nos esquivan olímpicamente en cualquier esquina muy transitada sin semáforo alguno, o nos dejan a la deriva para darnos de lleno contra un poste de luz que ellos “sí” avistaron.
Una tercera parte, que no es la última, sufre de una padecencia “voyeurista”, donde primero se dedican a ver como nos tropezamos con una rama, pisamos un charco, chocamos un contáiner o un teléfono público, para luego acercarse corriendo para preguntarnos: “¡Üia! ¿estás bien?”.
Por todo esto mis amigos “cieguitos”, debe ser que la mayoría de nosotros estamos encerrados en nuestros hogares, porque la verdad, estos monstruos no tienen ni la menor idea de lo que somos. Que somos personas al igual que ellos, no contagiamos nada referente a nuestra discapacidad, podemos charlar, reirnos, emocionarnos, opinar, etc.
Tal vez sea hora de que salgamos a la cancha a jugar nuestro verdadero partido, que es el de convivir sin miedos, con paciencia, y con la mejor intención de ayudar a que los monstruos estos, aprendan a darnos una mano, al igual que nosotros podemos dársela en otros ámbitos. Como dice Fito Páez: “Hay que salir al sol”, hacernos notar, pedir ayuda cuando la necesitemos, ser agradecidos y respetuosos, porque eso mismo esperamos de los demás. Yo creo que sí se puede, espero que ustedes también. En los siguientes artículos que desvergonzadamente me dedicaré a escribir, hablaré de los inconvenientes que solemos tener en la calle para transitar, como en los negocios, a la hora de buscar empleo, y muchas otras cosas más, y todo todo esto, con la mejor onda para que se revierta y nos sintamos tan pertenecientes a la sociedad como los demás.

¡hasta luego!