Texto publicado por Germán Marconi

De lo que estoy leyendo - El infierno de Gabriel

"Aproximadamente una hora más tarde, Julia estaba sentada en la cama, contemplando la fotografía que siempre guardaba debajo de la almohada. Se la quedó mirando un buen rato, tratando de decidir si debía romperla, dejarla donde estaba o guardarla en un cajón. Siempre le había encantado esa foto. Le encantaba su sonrisa. Era la foto más bonita que había visto nunca, pero le dolía demasiado mirarla.
Alzó la vista hacia la lámina colgada junto a su cama, reprimiendo las lágrimas. No sabía qué había esperado de su Dante, pero sabía que no lo había conseguido. Así que, con la sabiduría que sólo se obtiene con un corazón roto, decidió que debía olvidarse de él de una vez por todas.
Se acordó de su despensa abarrotada y de la amabilidad de Antonio. Pensó en los mensajes que Paul le había dejado en el contestador, expresándole su preocupación por haberla dejado sola con El Profesor y rogándole que lo llamara sin importar la hora que fuera para decirle que estaba bien.
Fue hasta la cómoda, abrió el cajón de arriba y metió la foto dentro, con respeto pero con decisión, colocándola en la parte de atrás, bajo la lencería sexy que nunca se ponía. Y con el contraste entre los tres hombres de su vida bien presente en su mente, volvió a la cama, cerró los ojos y soñó con un huerto de manzanos abandonado."

De "El infierno de Gabriel", Serie Gabriel, de SYLVAIN REYNARD