Texto publicado por Urria Gorria

#España La lucha por la República necesidad perentoria por Raúl Marco.

Intervención de Raul Marco en la Semana Republicana de Santander
mayo 4, 2013 por PCE (m-l)

La lucha por la República necesidad perentoria, Raúl Marco.

El gran intelectual republicano, Bergamín, decía, reclamaba, « hay que inventar la III República». No es, no se trata de una frase retórica. Es lo que se plantea, una vez más, ahora con mayor fuerza y urgencia. Algún que otro teórico preconiza que no hay que hablar de tercera república, sino restaurar la Segunda. Nosotros defendemos y reivindicamos aquella república, y sus logros en diferentes camnpos, a sus heroicos defensores, a muchos de sus dirigentes como fueron Negrín y Álvarez del Vayo, entre otros. Pero los tiempos han cambiado y hoy, aquella república está desfasada. Por eso recogemos las palabras de Bergamín, que zanjan el problema.

Mas las cosas claras, para ello hay que acabar con la monarquía. Acabar con la espuria monarquía, por supuesto. Ese es un objetivo, pero eso no basta ni cambia cualitativamente el problema.

Se extiende días a día la exigencia de dimisión del Gobierno. Es un gobierno que se ha deslegitimado por falsario, mentiroso y maniobrero, no ha cumplido ninguna de sus promesas electorales, las ha olvidado una tras otra, pauperiza dramáticamente a las clases trabajadoras, suprime las conquistas sociales obtenidas a lo largo de dos siglos de lucha. Sí, hay que echar a este gobierno corrupto, putrefacto.

Pero no basta con eso, hay que exigir el cambio del sistema electoral. Mientras las elecciones se hagan como hasta ahora, se mantendrá el bipartidismo alternativo que ha demostrado a lo largo de los años su servidumbre al gran capital nacional, y sobre todo internacional. Mientras se mantenga la ley electoral actual, las elecciones «democráticas» serán una farsa.

Cada vez está más claro que vivimos un proceso histórico, en el que la lucha por la república y contra la impuesta monarquía, crece. Está claro que la llamada democracia, «no lo es» como se grita en las manifestaciones. Esta democracia, es un señuelo, los gobernantes y la propia monarquía, encabezada por Juan Carlos, han hecho de ella un capa con la que encubrir la corrupción, la impudicia que afecta a tanta «señoría», mandamases y demás vividores «honorables». ¿Qué papeles guarda el tal Bárcenas que según el diario “El Mundo”, contiene nombres que «harían estremecer al Gobierno»? ¿Hasta dónde llega, la corrupción el robo organizado desde las altas esferas? ¿Sabremos toda la verdad alguna vez?

Y ahora, precisamente en estos momentos, hablan de recuperar el consenso y proteger la democracia, que ellos violan y prostituyen a diario. Ya es larga la lista de corruptos, entre los que resalta el Undargarin, chorizo mayor del reino. Aún no sabemos muy bien de donde ha salido la fortuna heredada por el íntimo amigo de Corinna y que se guarda en bancos suizos.

No basta con echar al gobierno repetimos. Es necesario acabar con este régimen, con este sistema monárquico decidido por el gran felón y consensuado vergonzosamente, el sistema político actual, no es valedero. Nosotros queremos una república, hay que reivindicarla, o como decía Bergamín, inventarla, pero que sea verdaderamente la RES PÚBLICA, es decir del pueblo y para el pueblo. O para ser más exactos, lo diremos con las palabras de Blasco Ibáñez: «la destrucción de la monarquía y el triunfo del pueblo para el pueblo.»

Yo creo que no basta con limitarse a reivindicar, sin más, la república. Claro que estamos en una fase aún incipiente, aunque se desarrolla poco a poco, y poco a poco vamos sumando fuerzas, pues de eso se trata de aumentar las alianzas sobre unos puntos mínimos, pero no perdamos de vista que hoy la mayoría de las repúblicas que hay en el mundo, son reaccionarias unas, burguesas la mayoría.

No está de más recordar a Lenin cuando afirmaba:

«Las formas de los Estados burgueses son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma. Esos Estados son, bajo una u otra forma, una dictadura de la burguesía.» (El Estado y la Revolución).

Ante la dramática situación que golpea a los pueblos de España, es preciso trabajar por la unidad de las fuerzas verdaderamente democráticas y de, populares. Trabajar con audacia y claridad de lo que queremos. Una unidad sobre mínimos en la que trabajemos en pie de igualdad, sin monopolios políticos; una unidad sobre una base mínima. Esa unidad que ya empieza a forjarse, ha de estar alerta contra los intereses mezquinos que puedan dificultarla, y que ya empiezan a manifestarse ladinamente.

¿Puntos sobre los que lograr esa unidad? Podemos señalar algunos como es el restablecimiento de la soberanía popular; instauración de una verdadera democracia; la independencia nacional frente al imperialismo de la UE y de los EE.UU.; derogación de la Constitución del 78; recuperación de la memoria histórica; y como recoge la declaración de la Junta Estatal Republicana de enero de 2012: República Federal, Laica, Participativa y solidaria.

La lucha por la República, es de rabiosa actualidad y pese a las zancadillas que nos ponen algunos, crece y crecerá más aún, hasta poner a la oligarquía monárquica contra las cuerdas. Mas, igual que la oligarquía resolvió su crisis política con la muerte del dictador sustituyendo a la dictadura por la monarquía, es seguro que intentará arreglárselas sirviéndose de oportunistas y advenedizos para tratar de convertir la futura república en una monarquía sin rey. No olvidemos el siniestro papel que desempeñaron republicanos, es un decir, como Gil Robles y cía. en la II República, particularmente desde el bienio negro hasta la sublevación fascista del 36.

Vivimos momentos particularmente dramáticos, y la confrontación social, ante la destrucción que se lleva a cabo con las políticas globalizadoras, los recortes (recortes que se aplica a las clases populares, principalmente, pero no a los grandes financieros y banqueros) las privatizaciones y demás atropellos, se va a incrementar y pueden producirse estallidos de violencia, pese a los intentos de contención que hacen las cúpulas sindicales con su actitud entreguista y claudicante. Al criticar a esas cúpulas, no olvidamos, sino que reivindicamos la postura leninista de estar en los sindicatos aunque estos sean reaccionarios.

Guste o no, estamos ya en los prolegómenos de una lucha encarnizada. De ahí la importancia de impulsar, fortalecer y extender la unidad republicana para lograr constituir un Frente único, llamémoslo popular o como se quiera, pero un frente que permita aglutinar las fuerzas populares y democráticas y consecuentemente republicanas y antimonárquica. No entendemos a los que se dicen republicanos pero rinden vasallaje al monarca, como algúnos que han llegado a declarar que el dos veces Borbón es el primer republicano…

«Convencidos que los actos han de estar en relación con las palabras; que no basta con predicar la revolución, sino que es menester hacerla, porque, de lo contrario quitaríamos al pueblo su única esperanza…

[…]Pues a eso vamos. A organizar a los republicanos para la revolución, no como hasta aquí se ha venido haciendo, para conducirlos como manada de borregos, a los comicios y sacar triunfantes las candidaturas de unos cuantos caballeros a quienes importa más darse tono de personajes o intervenir en negocios de dudosa limpieza, que redimir a la patria de las vergüenzas y quebrantos que sufre bajo la monarquía.» (Blasco Ibáñez “El Pueblo”, junio de 1895).

Han pasado más de cien años desde que Blasco Ibañes escribió estas palabras, mas su actualidad es total.

Y para terminar, algo que guste o no, pese a las discrepancias que puedan darse, atañe también a los republicanos y la República que propugnamos al añadir esencia de Federal o Federativa. Es la cuestión del nacionalismo. Somos partidarios del derecho de autodeterminación de los pueblos. Mas este derecho no es viable con la Constitución del 78. Eso es o debiera ser algo evidente. Pero no. Asistimos actualmente a maniobras y tejemanejes entre el Sr. Mas de la Generalitat de Cataluña y su compadre Rajoy (a) D. Tancredo, con encuentros alguno de ellos clandestinos, que parecen una partida de póker entre tahúres. Mas reclama ya la autodeterminación y el independentismo, su socio de la ERC, llega incluso a declarar, textualmente, que «la autodeterminación es posible dentro del actual marco constitucional».

Olvidan estos señores, que en este marco constitucional, el Ejército es el encargado de impedir cualquier intento contra lo que llaman la sacrosanta unidad de España. La aplicación consecuente de la autodeterminación requiere un período prolongado de propaganda y explicación, que es imposible en el actual ordenamiento constitucional. Sólo superando el Estado monárquico, sólo la perspectiva republicana permite plantear fiel y drásticamente el problema de las nacionalidades en España. La monarquía es incompatible con la democracia popular. Dicho más claramente: la monarquía y esta constitución, son el problema. La República Popular y Federativa, la solución.

Esto debería estar claro para los nacionalistas. Su lucha no tiene salida en el marco de una monarquía impuesta y con una Constitución excluyente. Cuando antes comprendan que se lucha ha de estar íntimamente ligada al logro de la república, antes podremos avanzar juntos por un camino en el que las hermosas palabras de LIBERTAD, FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD, sean hechos y no utopía.

Dicho lo anterior, aclaro, yo no soy nacionalista. Soy internacionalista y mi sentido de la patria es del Manifiesto de Marx y Engels. Cuando oigo a individuos como Aznar, Trillo, Rajoy, Acebes, Cospedal, Aguirre, etc., hablar de la patria, me viene a la memoria la frase (creo que de Hobbes) de «la patria es el último refugio de los canallas». No soy nacionalista, pues, mas precisamente mi internacionalismo me lleva a comprender y defender el derecho a la autodeterminación de los pueblos hasta sus últimas consecuencias, y recalco la palabra PUEBLOS, pues la burguesía de esas nacionalidades también juegan sus cartas, y éstas no a favor de los pueblos.

Por eso, porque la burguesía trata de hacerse con la dirección del movimiento nacionalista, el pueblo, los trabajadores y campesinos pobres, la gente de izquierda, tiene que arrebatar esa bandera a la burguesía. Así de claro, compromisos tácticos, los necesarios, pactos, etc., pero no se puede hacer el juego a la burguesía que por muy nacionalista que sea, defenderá siempre, siempre sus intereses. Intereses que no coinciden en lo esencial con los de los trabajadores. ¿O alguien cree que en la cuestión nacional desaparece la lucha de clases? Esa lucha, motor de la Historia, puede atenuarse en situaciones concretas, pero no desaparece.

Y ahora sí, ahora acabo:

¡A por la tercera, viva la República!

Santander, 8 de abril de 2013

fuente:
http://www.pceml.info/2013/05/04/intervencion-de-r-marco-en-la-semana-re...