Texto publicado por Urria Gorria

#frases de Alvaro Leyva Duran @AlvaroLeyba (politico conservador de #Colombia ) sobre la paz

Alvaro Leyva Duran
Colombia, politico del partido conservador.

«Para hacer la paz, se busca al enemigo, no al amigo».

La paz es el derecho humano y colectivo por excelencia, pues como ya se reconoce hoy, se trata del derecho síntesis, es decir de aquél que garantiza el gozo de todos los demás derechos. Sin paz, todos los más elementales derechos terminan cercenados.

Hacer la paz es un arte y compromiso que solo se perfecciona teniendo al adversario al frente.

En Colombia hay incredulidad sobre las conversaciones de paz con las FARC que se vienen desarrollando desde nobiembre del 2012 en la Habana. Mucha. Pero también hay esperanza. Están quienes nunca han conocido la paz y la creen imposible. Y están los que han logrado encontrar en la contienda una oportunidad económica y una forma de vida. Hay incrédulos por naturaleza como fanáticos que no permiten siquiera que se piense en una salida civilizada al conflicto. Pero parte del reto de la paz es afrontar dificultades y confrontar adversarios sin caer en nuevos tipos de violencia. Tenemos que crear caminos de tolerancia y fomentar la cultura de la paz. Hace parte del reto.

El conflicto colombiano se inicia en los años treinta del siglo pasado. Se confunde la fecha de la fundación de las FARC en 1964 con el inicio del problema, y no hay tal. En tanto tiempo transcurrido se ha visto de todo. Quien fuera amigo de la paz hace veinte años es enemigo del entendimiento hoy. Guerreros de antes cargan banderas blancas hoy. En materia de comandancias generales «cada alcalde manda en su año», y «cada torero torea con su cuadrilla». Ha habido momentos en que se ha desconocido el conflicto interno a fin de no aplicar el Derecho Internacional Humanitario; en otras oportunidades se ha llegado a pensar que arrasando se alcanza la paz; ni más ni menos, buscando la aniquilación del enemigo para construir la concordia. ¡Quién lo creyera! Muchos cayeron en esa trampa. Tal azaroso simplismo nunca condujo a ninguna parte. Sin embargo, lo que vale hoy, es impulsar el proceso de diálogo iniciado por Santos en La Habana. Hay que respaldarlo.

El alto al fuego es el mejor camino de ambientación de la paz y es absolutamente posible. Hace parte de toda una pedagogía creadora de mejores horas. El control del esfuerzo tendría mayor eficacia con ojos externos encima, pues la independencia de tales verificadores infundiría mayor respeto. Ya verá usted que la tesis se abrirá paso.

En la búsqueda honesta, sincera, patriótica e histórica de la paz, no hay plazos ni calendarios.

En la medida en que la paz vaya logrando espacios y abriendo trochas; y produciendo hechos con resultados palpables tras gestos perdurables, irán perdiendo fuerza los escépticos y los enemigos del proceso. Llegará el momento en que habrá «mucho ruido y pocas nueces» sin consideración de nombres por más sonoros que sean o hayan sido.

Hubo un momento en que la situación era invivible. Los muertos y las fosas comunes como resultado de la guerra interna, los crímenes de Estado, las atrocidades de los paramilitares y del narcotráfico hacían temer por la vida de cientos de luchadores por la paz y los derechos humanos. Fui objeto de amenazas y corrí riesgos significativos; sufrí atentados, pero tal es el costo de estas empresas de paz. Aún se dan crímenes inexplicables y muertes que podrían ser evitadas. Pero todo lo anterior y lo que aún se percibe es lo que hace que la paz sea un imperativo categórico.

«la paz debe ser una política de Estado. No puede ser una estrategia de coyuntura y mucho menos una variable electoral. Su futuro no se puede amarrar a las encuestas ni a una reeleción presidencial». (gara; 2013-IV-28)