Texto publicado por Toten Dos punto Cero

100ª edición - El show debe terminar

Holaaaaaa!!!!!!

Como estoy seguro ya muchos lo esperaban, llegó por fín el último capítulo de esta serie de pretenciosos artículos que se dedicaron en términos generales a criticar a la raza humana y además a las mujeres. Hace tiempo ya, que ratifico la idea de que el ser humano es un ser despreciable, orgulloso por demás, cómodo, vanidoso, avaro, antisocial, piensa únicamente en sí mismo, discriminativo, prejuicioso, destructivo, materialista, y todo esto estoy convencido que comenzó cuando obtuvo inteligencia. Porque, para tener muchas de estas atribuciones, se necesita cierta cantidad de uso de razón completamente mal usado. Somos seres corrompidos por nosotros mismos que nos acogemos bajo el manto de alguna religión o creencia para no sentirnos tan mierda de personas. Con los 99 artículos precedentes, quise ponerle una cuota de humor e ironía a esta patética máscara que nos recubre cada día, que nos impide ver las cosas como son, que nos llevan a actuar como alimanias sedientas de hacer daño para no sentirnos tan inferiores o tan desgraciados; y de todo corazón, espero que aquellos que hayan leído varios de estos 99 conjuntos de renglones, lograsen pasar unos agradables minutos de risa y reflexión.
Tal cual se demuestra en el párrafo anterior, esto tiene pinta de “despedida”, y así lo es. Es la despedida de “Toten Y EL CASTIGO DIVINO DE LAS GALAXIAS EXPLOSIVAS ESTELARES DEL INFIERNO DE LOS PITUFOS MALDITOS”, y justamente para concluir con algún tema en particular, voy a hablar de las propias y difíciles despedidas.
Siempre suele doler despedirse de algo o alguien. Es una cosa a lo que no estamos acostumbrados y nos sentimos como si nos hubiesen quitado una pertenencia que habitaba muy dentro nuestro. Despedida suena a un alejamiento, una desconexión, un vacío, futura nostalgia, y bueno…somos bichos de costumbre y no nos gusta perder nada. Saber que algo o alguien no vamos a verlo o sentirlo nunca más, nos conmueve desde dentro, hasta nos aflige por el sentimiento egoísta de que nos va a faltar, y no vamos a poder disfrutarlo ni sufrirlo ni padecerlo ni vivirlo nunca jamás. Y así es un poco como se refleja mi interior hoy día, un poco vacío, nostálgico, sensible, egoísta y triste.
Pensar que ya no volveré a escribir sobre mi amiga condicional (únicamente por mi parte) de Silvita, que dejaré de buscar y encontrar (siendo a veces tan fácil) temas triviales para criticar al hombre y la mujer, que abandonaré la idea de recibir los no muchos pero satisfactorios comentarios de los lectores (no cuentan quienes les pago por leerlos), y todo eso debe compensarse de alguna manera. Siempre cuando una puerta se cierra, se abre una ventanita que nos trae una oportunidad para algo Nuevo, y eso es lo que empezaré a hacer prontito; arrancaré con otra serie de artículos de otro tipo, que aunque tengan cosas en común, van a tener un carácter distinto. ¡Prepárense que no muy lejana está la hora donde molestaré nuevamente con mis pensamientos retorcidos y fastidiosos!
Otro hecho importante que uno debe tener en cuenta, es que es muy valedero terminar lo que uno comenzó, porque una característica que además de todas las que yah hice mención en estos años, es que el ser humano es un ser que no suele concluir lo que alguna vez inició. Es como que no suele querer llegar al final de los acontecimientos y será tal vez por lo que ya he nombrado: la cuestión de despedirse de alguien o algo. Por eso, debo admitir que también, además de todo lo que siento y dije hace breves renglones, me encuentro felíz de haber llegado a la meta que me propuse en enero de 2010, y escribir mi artículo número 100.
Agradezco a todos aquellos quienes se han bancado perder su valioso tiempo leyendo estas basuras, especialmente a los que han dejado algún comentario que ha rellenado concretamente los espacios vacíos que déjà un elemento de ida y vuelta, porque eso es lo que son estos artículos: mensajes que esperan respuesta, todas aquellas que ustedes con su paciencia han dejado y me han hecho sonreír, y dejhándome no tan solo, dentro de este mar de palabras. Creo que es excelente que úno deje una cuota aunque sea, de lo que es dentro de los demás, porque la comunicación es necesaria entre los seres sociales como nosotros, y es parte esencial del ideal que tienen las mentes abiertas a escuchar y analizar todos los pensamientos que se le ponen en frente.
Bueno basta, basta de palabrerío, terminemos con lo que debe finalizar, este show debe terminar y dar paso a otros nuevos espectáculos, respetemos todo lo que llega a su fin, demos paso a lo que urge por salir a la luz, sepamos dar vuelta la hoja de lo que se va, y abrir un flamante futuro lleno de lo que no conocemos. “Todo concluye al fín, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina…” diría algún loco por ahí, un saludo enorme a todos, nunca dejen de hacer cosas, nunca dejen de pensar, de opinar, de aprender, de crear, de superarse, de disfrutar, de vivir, ni dejen que los demás les prohiban ser quienes son y quienes quieren ser…

Hasta siempreeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!