Texto publicado por Rody Armando Mora

EL PIE DE LA MONJA (LEYENDA DE ARAGÓN)

EL PIE DE LA MONJA

Muchos son los que visitan el valle de Plan y la Comuna sus parajes siempre imponentes y misteriosos. Cada rincon de esos valles resulta una sorpresa, desde la Basa Mora, con su misteriosa reina que aparece una vez al año hasta Vados y las cumbres del Poset, que para ellos es femenino como todo lo importante y lo llaman Lardana, o la rinconada de " La Canela " que descuelga desde el cielo los maravillosos pueblecitos de serveto, Sin y Señes.
Pero son menos los que se han aventurado por el sendero de la Peña de San Martín y ellos se lo han perdido, a no ser que padezcan vértigo, pues en ese caso mejor que no.
Los que se arriesguen a recorrerlo en lo atrevido y difícil de su trayecto quedaran sorprendidos por una huella clarisima de un pie humano perfectamente grabado en la roca, como si alguien la hubiera pisado hace miles de años, cuando todavía estaba tierna : es el " Pie de la Monja "
La verdad es que nada tiene que ver con ninguna monja, no se lo vamos a colgar todo a las buenas religiosas, el lugar debería llamarse el Pie de la Reina, pero no vamos a ser nosotros los que cambiemos el nombre que le pusieron nuestros antepasados.
La leyenda entronca con los primeros tiempos de la Reconquista Aragonesa en aquellos remotos tiempos en que era rey de Navarra y Argón Garcia Iñiguez, el desgraciado hijo de Iñigo que debió ser un hombretón duro como el hierro y por eso le pusieron de apodo de Arista que en el bascon que se hablaba entonces en nuestra tierra significa nada menos que " El Roble "
Pues bien, entonces Garcia Iñiguez andaba entonces en Navarra a la greña con sus gentes ya que le estaban dando mas quebraderos de cabeza que Argón. Mientras había enviado a su esposa doña Urraca a refugiarse en el convento de Santa Cruz en el valle de Xistau.
Aparentemente era una monja mas, llegada hacia unos meses para profesar aparentemente ya que nadie salvo la superiora sabia su identidad.
Allí vivía pues, en el coro, haciendo bordados igual que las demás disfrutando de la paz del convento.
Un día se acerco a la abadesa y le dijo reverenda madre tengo salir de inmediato de viaje , Pero Señora en estos tiempos es peligroso hacerlo.
Ya lo se Madre, pero Dios me ayudara como siempre estoy esperando un hijo y quiero decírselo personalmente al rey, eso le ayudara en estos momentos tan difíciles para el trono, se que lo esta deseando quiero darle este apoyo moral, mañana a primera hora me pondré en camino
Desoyendo los buenos consejos a otro día se puso en camino siguiendo los consejos de su corazón donde en Selles la esperaba el fiel Pedro de Sesse el la acompañaría en su viaje a Navarra.
Lo malo era el sendero por donde tenia que pasar ya que bordeaba el paredón de la roca que caía de plomo hasta Plandescun centenares de metros mas abajo y precisamente en el punto mas critico del camino debido a su estado se mareo. Pero no llego a rodar montaña abajo la roca se reblandeció y le sujeto el pie de manera que no podía moverse fue como si estuviera dentro de una horma. No sabemos cuanto tiempo estuvo así . Cuando volvió de su desmayo el sol estaba muy alto y parecía contagiar su alegría todo el bello paisaje.
.Tardo en reaccionar, no comprendía como no cayó al vació. Entonces noto que alguien le sujetaba el pie con fuerza, pero no era ninguna persona: era la misma roca que se lo aprisionaba salvándole la vida , ella entonces comprendió que le había salvado también al hijo, entonces despacito saco el pie de la oquedad y vio que se había quedado perfectamente grabado, igual como si le hubieran echo un molde de escayola.
Ella lo interpreto como una señal de que Dios protegía a su hijo y encaro el camino de Señes a donde llego sana y salva. La sorpresa que se llevo el buen y incondicional Pedro de Sese al ver llegar a doña Urraca y su alegría fue mas cuando le dio la buena noticia. La acomodo en su casa al cuidado de su mujer y sus hijas y el marcho a Navarra con la buena noticia a decírselo al rey, no permitió que la reina lo acompañara por lo duro del viaje así que partió con un escudero para reunirse con don Garcia Iñiguez.
Al rey le falto tiempo para acudir presuroso a recoger a su esposa y llevarla a Navarra con todos las comodidades que los medios de aquella época permitían.
En Tabernas se quedaron un tiempo hasta que las obligaciones de la corona les obligaron a emprender la marcha a Navarra, rehuían los caminos mas frecuentados ya que el rey no quería exponer a la reina y a su hijo en esos momentos en que la levantisca nobleza Navarra estaba especialmente crispada.
Dividieron la comitiva un pequeño grupo, destacado a manera de vanguardia, mas atrás iban los reyes con una pequeña escolta, y cerrando comitiva Pedro de Sese y Antonguillen. Todo fue normal hasta llegar a Lecumberri, en cuanto la vanguardia salio del pueblo, una emboscada de los enemigos reales se cerro sobre el grupo central, de nada sirvió los esfuerzos y el valor los atacantes eran muchos y en pocos momentos pasaron a cuchillo a todos y allí murieron el rey la reina y toda su comitiva solo se salvo para contarlo el navarro Fortun de Garde, gravemente herido.
Al llegar los aragonés solo pudieron constatar desolados la muerte de todos al comprobar la muerte de doña Urraca, Pedro de Sese y Antonguillen no lo dudaron ni un momento: le abrieron el vientre y sacaron al niño que todavía estaba vivo.
Con mil cuidados se lo llevaron a Señes y en casa de Sese se crió como un chistavino mas, con la compañía de los muchachos del pueblo, los barrancos, los osos y los lobos lo endurecieron para siempre. Resultaba un autentico príncipe montañés.
Cuando el chico cumplió los 14 años se reunieron las cortes a fin de elegir un nuevo rey para Argón, Sese y Antonguillen se presentaron con el alegando sus derechos, era espigado, ágil, y fuerte como un jabalí. Llamaban sobre todo la atención sus ojos brillantes, igual que los de su padre y sus ágiles pies calzados con rusticas abarcas.
Las pruebas que aportaron la honradez de los dos aragoneses convencieron a las cortes y allí mismo quedo consagrado rey el joven Sancho Garces al que cariñosamente apodaron " Abarca " por su calzado.
Esta es la leyenda con algunos desajustes históricos. Pero la firma "el pie de la monja" sigue grabado en la roca de San Martín.
Así me lo contaron en el valle de Xistau.
Otra versión de la misma leyenda recoje en un romance mas tardío atribuye la muerte de los reyes a una celda de los moros. La reina muere de una lanzada en el vientre y un caballero llamado Guevara es el que ayuda al príncipe:
a la reina se llegara
y vio la mano del niño
salida por la lanzada
que pugnava por nacer
que natura le esforzaba:
sintiendo su madre muerta
por nacer se trabajaba "
Es el mismo noble quien esconde al niño en su casa y lo cría en secreto.
...el ayo lo trae vestido
de vestidura muy basta
y en lugar de los zapatos
con abarcas le calzaba
para no dar a conocer
el gran león que criara.
Por esa razón al nombrarlo rey fue llamado Sancho Abarca y al noble que lo arranco de su madre hurtándolo a la muerte se le llamó en adelante, Ladrón de Guevara.