Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Antología narrativa: provincia de Buenos Aires.

Antología Narrativa: Provincias Argentinas

Buenos Aires

Una Plaza que Habla
(Fragmento).

María Hortensia Lacau

La autora nació en Buenos Aires, estudió el Profesorado de Letras, y
se dedicó a la enseñanza y la investigación acerca de los temas
lingüísticos.
Es co-autora de libros de Castellano para el Nivel Secundario. Se dedicó
a la investigación de la gramática estructural.
Incursionó en la labor periodística.
Entre sus obras literarias se pueden citar: "Elegía para la hermana
menor", "Prisma de siete colores", "Yo y Hornerín" (Libro para niños que
obtuvo el
Premio del Fondo Nacional de Las Artes), "Chingola y Hornerín", "País
de Silvia", y "Entre el ángel y el duende" (que mereció en 1976 la Faja
de la Sociedad
Argentina de Escritores - SADE).

* Una Plaza que Habla (Fragmento)

¿Saben una cosa? Yo ahora me llamo Plaza de Mayo. Plaza es mi nombre y
de Mayo mi apellido. Pero no siempre me llamé así. Porque yo he cambiado
bastante y también he cambiado de nombres.

Escuchen. Hace mucho, mucho tiempo, cuando un señor que se llamaba Juan
de Garay, y que era vizcaíno, de Vizcaya, llegó por tierra a estos
lugares, con
hombres, caballos y muchas cosas, dijo que iba a fundar una ciudad y que
la ciudad tenía que tener una plaza. Era un caballero, Garay, cómo no
iba a tener
una plaza la ciudad. Entonces fundó Buenos Aires por segunda vez y me
fundó a mí. Sí. A mí. Fundarme quiere decir que Garay buscó un lugar,
este lugar,
y dijo:

- Aquí vamos a hacer una plaza.

Y marcó los limites, y bueno, aparecía yo. Mucho no me acuerdo porque
era muy chiquita. Empiezo a acordarme desde más o menos 1650. ¿Saben
cómo me llamaba entonces? Me da un poco de risa porque yo era chica,
pero me llamaba... Plaza Mayor. Plaza era el nombre y Mayor el apellido.
Y un día ...estaba medio dormida al solcito, cuando, de repente, un
ruido raro que se acercaba cada vez más me despabiló.

- ¿Qué pasa? -le pregunté al señor Fuerte - (no tenía nombre y apellido,
se llamaba así), que estaba ahí parado, solo, cerca del río, el río de
la Plata.
Pero el señor Fuerte no podía darse vuelta, y el ruido venía de detrás
de él, así que me contestó:

- No sé... viene del lado del río...

Entonces yo, que estaba estiradita al sol -para variar- casi me levanté,
y miré, y vi, por un lado, el río, furioso, todo encrespado.... ¡Qué
miedo! Parecía
un león, muchos leones juntos dispuestos a saltar encima de nosotros...
y por el otro lado había mucha gente que rezaba y le pedía a Dios que el
río se
volviera a su cauce, que no se enfureciera más, que no inundara la
ciudad. Bueno, al final todo pasó, y el río se quedó tranquilo y sólo
dejó agua para
los aguateros y para que yo me mirara de vez en cuando, como en un
espejo... era bastante fea. Me da un poco de vergüenza decirlo. No era
linda como ahora...
Era bastante pelada. Tenía alrededor pocas casas, con sombreritos viejos
de paja. Los techos son los sombreritos de las casas. Y a veces no se me
veía
de la tierra que se levantaba. Después siguieron pasando los años y una
mañana ¡qué sorpresa! me despierto, miro para el lado del río, y veo un
edificio
hermoso, que estaba allí plantado, creo que fue más o menos por 1718.
Era el nuevo Fuerte y se llamaba Real Fortaleza. Fortaleza era el nombre
y Real el
apellido. Sólo que el nuevo Fuerte era caprichoso y se puso el nombre al
revés. Sigo contando... cada vez había más casas y un día, más o menos a
mediados
del siglo, me despierta un barullo tremendo. ¡Pero barullo de alegría!
¡Salvas, cañonazos! - ¿Qué pasa? -pregunto yo. Y la Real Fortaleza,
medio enojada,
me dice: -¿Pero no te acuerdas que hoy es San Martín (de Tours), patrono
de la ciudad? ¡Y hay corridas de toros!

Entonces había corridas de toros. Después no hubo más, no sé qué pasó.
Sigo contando. ¡Y veo que también hay una catedral con dos torres y un
nuevo Cabildo!
Podría contarles mil cosas: las invasiones inglesas. ¡Qué miedo!, pero
cómo les ganamos a los ingleses. ¡Y el 25 de Mayo! ¡Qué alegría!

¡Yo vi el Cabildo Abierto! ¡Abierto de veras! Yo entonces me llamaba
Plaza de la Victoria y a partir de ese día pasé a llamarme como hoy,
Plaza de Mayo.

Después... siguió pasando el tiempo, y yo, modestia aparte, estaba cada
vez más linda. Y un día siento una alegría muy grande, me crece en pleno
corazón,
blanca y fina, como una oración que sube al cielo, una oración llenita
de recuerdos, la Pirámide de Mayo. Justo donde está mi corazón de Plaza,
mi corazón
lleno de voces de chicos y vuelos de palomas. Y claro, más tarde, por
suerte, tiran abajo la fea recova que me atraviesa y delante de mí abren
y tienden
la alfombra gris de la Avenida de Mayo que me comunica con el resto de
la ciudad. Sí... una parienta mía, pero yo soy más importante. Con 1900,
el nuevo
siglo había llegado y yo me propuse descansar de tantas fatigas... y ya
me ven, aquí estoy...

La vieja Plaza sonríe y saluda con sus palomas y con las campanas que
le presta la Catedral

* Datos Regionales:

La ciudad de Buenos Aires fue fundada a orillas del Río de La Plata por
Pedro de Mendoza en 1536, con el nombre de Puerto de Nuestra Señora
Santa María
del Buen Aire. Luego tomó el nombre de Puerto de Buenos Aires. La
población posteriormente se trasladó a Asunción. Y más adelante, Juan de
Garay decidió
fundar definitivamente la ciudad en 1580.

El Fuerte fue construido en 1594. La Real Fortaleza fue demolida en 1853
y ocupaba el lugar en que se construyó la Casa Rosada (La Casa de
Gobierno, sede
del Poder Ejecutivo Nacional). El Cabildo se encuentra ubicado frente a
la Plaza de Mayo y fue construido alrededor de 1727; con la construcción
de la
Avenida de Mayo, se demolió una parte, por lo que el actual Monumento
Histórico del Cabildo, es mucho más pequeño que el original. La Pirámide
de Mayo
fue inaugurada el 25 de Mayo de 1811 (a un año de la Libertad de la
Patria, y en 1856 , sobre ella se construyó la actual Pirámide de Mayo,
Monumento Histórico
Nacional, que en su parte superior tiene colocada la Estatua de la
Libertad, también llamada de la República, y que perteneció al primitivo
Teatro Colón.
La Recova, construida en la época todavía virreinal(1803), que
atravesaba la Plaza de Mayo, y donde se instalaban locales de ventas,
fue demolida en 1883.