Texto publicado por Urria Gorria

La tradición antitaurina en #Xixon #Asturias

La tradición antitaurina en Xixón

El domingo 12 de agosto tuvo lugar la tradicional manifestación antitaurina de Xixón, coincidiendo con la Feria de Begoña, pero no es mi intención tratar de convencer a nadie de que la llamada fiesta nacional es moralmente inadmisible, dado que cualquier tradición que se base en el maltrato animal debería estar desterrada de toda sociedad que se llame desarrollada. Considero que no hay peor sordo que el que no quiere oír, y si vuelvo a escuchar que los toros no sufren dolor porque lo dice la prestigiosa y reconocidísima revista científica “6toros6” no respondo de mí.

Mi intención es otra, más modesta, simplemente hacer unos apuntes sobre el inicio de la tradición taurina y de la tradición antitaurina en Asturies en general y en Xixón en particular, para poner de manifiesto que la tradición antitaurina en nuestra tierra tiene una implantación y una historia mayor que la supuesta tradición taurina que en Xixón es muy pequeña y en el resto de Asturies casi inexistente.

Y como en tantos otros temas que suponen un poco de luz en Asturies, tenemos que acudir a Jovellanos, nombre con el que se llenan la boca la mayoría de nuestro políticos, pero al cual casi todos ignoran, y quien en 1.796 presentó de forma definitiva su “Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas, y sobre su origen en España”, donde comentaba que “La lucha de toros no ha sido jamás una diversión, ni cotidiana, ni muy frecuentada, ni de todos los pueblos de España, ni generalmente buscada y aplaudida. En muchas provincias no se conoció jamás; en otras se circunscribió a las capitales”, y añadía “Se puede, por tanto, calcular que de todo el pueblo de España, apenas la centésima parte habrá visto alguna vez este espectáculo. ¿Cómo, pues, se ha pretendido darle el título de diversión nacional?”

Parece que la Ilustración, representada en Asturies por Jovellanos entre otros, ya rechazaba los toros, no sólo por cuestiones morales sino también por su escasa implantación y por el escaso interés que despertaban. Parece lógico suponer una ausencia de tradición taurina en una villa como Xixón, que no tiene documentada una afición a los toros digna de mención anterior a 1.888, año de inauguración de la Plaza de El Bibio. Así, casi 100 años antes de la inauguración de nuestra “tradicional” plaza de toros, encontramos perfectamente documentados tanto el rechazo de los sectores ilustrados como el desinterés que despertaba una diversión, ni cotidiana ni buscada, por la mayoría social.

No obstante, una tradición que nace en 1.888 pudiera haber sido el origen de un fuerte arraigo, si desde la construcción de la Plaza de El Bibio se hubiera dado una identificación de la ciudad con ese hito en nuestra pequeña historia como xixonesas y xixoneses. Pero cuando uno indaga mínimamente y observa que la propia construcción de la plaza se justifica como un reclamo para turistas, difícilmente podemos afirmar que algo que se construye pensando en el turismo tenga un fuerte arraigo donde se implanta. Parece pues, que en 1.888 tampoco podemos fechar el origen de una fuerte y estable tradición taurina, sin embargo sí podemos afirmar que antes de los actuales antitaurinos podemos encontrar movimientos de rechazo a esta práctica con un importante apoyo.

A principios del siglo XX aparece la Sociedad Antiflamenquista Cultural y Protectora de Animales y Plantas, al frente de cuyas actividades se encontraban algunas de las personas más conocidas y respetadas socialmente, que destacaba por su rechazo a la fiesta de los toros. Así, una de sus actividades más sonadas fue la jira celebrada el 15 de julio de 1914, donde se reunieron miles de personas en El Coto en contra de estos festejos, encabezados por el rector de la Universidad de Uviéu, Aniceto Sela, según recogía un periódico de la época, El Noroeste.

Entre los convocantes de la mencionada jira encontrábamos desde los reformistas de Melquiades Álvarez a la CNT, pasando por el PSOE y los partidos republicanos. Podemos afirmar por lo tanto que a inicios del siglo XX los toros no contaban con un gran apoyo popular en la ciudad, pero sí encontramos un vivo movimiento antitaurino, como un continuum desde el mencionado Jovellanos.

Llegamos al siglo XXI y seguimos viendo que los toros sólo subsisten en Xixón con un apoyo institucional indisimulado, ya que no aguantarían sólo con los ingresos que genera la propia plaza de El Bibio, como se empeñan en recordar las empresas que consiguen su gestión y que siempre se quejan de que da pérdidas, pero se vuelven a presentar a los concursos para seguir gestionándolas, lo que es difícilmente explicable sin la existencia de unos apoyos, que los políticos de Xixón siempre se empeñan en negar a pesar de lo tozuda que es la realidad.

Sin embargo todas las encuestas realizadas sobre la aceptación de los toros demuestran que Asturies es la zona del Estado donde más se rechaza esta práctica, por lo que parece que la tradición antitaurina se mantiene viva más allá de los que nos manifestamos el 12 de agosto contra esta fiesta cruel y salvaje, que es como la consideran la mayoría de las asturianas y asturianos desde el siglo XIX. Déjenme acabar como empecé, con Jovellanos, quien señalaba que “Es, pues, claro que el Gobierno ha prohibido justamente este espectáculo y que cuando acabe de perfeccionar tan saludable designio, aboliendo las excepciones que aún se toleran, será muy acreedor a la estimación y a los elogios de los buenos y sensatos patricios”, gracias Maestro.

Fuente: Espacio Asturianista; 2012-IX-7
http://espaciuasturianista.wordpress.com/2012/09/07/la-tradicion-antitau...