Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Texto del día lunes 25 de marzo del año 2024.

“Examinando las escrituras”.
Texto del día lunes 25 de marzo del año 2024.

Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo unigénito para que todos los que demuestren tener fe en él tengan vida eterna (Juan 3:16).

Al dar a su Hijo como rescate para que tengamos el perdón de nuestros pecados, Dios nos da la oportunidad de conseguir la vida eterna (Mat. 20:28).
El apóstol Pablo explicó: “Como la muerte vino mediante un hombre, la resurrección de los muertos también viene mediante un hombre. Porque, así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos recibirán vida” (1 Cor. 15:21, 22).
Jesús les enseñó a sus discípulos a pedir en oración que venga el Reino de Dios y que se haga en la Tierra la voluntad de su Padre (Mat. 6:9, 10).
Parte de ese propósito es que los seres humanos vivan para siempre en la Tierra. Con ese fin, Jehová nombró a su Hijo Rey del Reino mesiánico y ha estado reuniendo a 144.000 personas para que colaboren con Jesús en hacer realidad su voluntad (Apoc. 5:9, 10).
w22.12 5 párrs. 11, 12

Lectura bíblica para la Conmemoración: (durante el día: 14 de nisán) Marcos 15:1-47

La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo.

Juan 3:16.
”Porque Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo unigénito para que nadie que demuestre tener fe en él sea destruido, sino que tenga vida eterna.

Mateo 20:28.
Eso fue lo que hizo el Hijo del Hombre. Él no vino para que le sirvieran, sino para servir a los demás y para dar su vida como rescate a cambio de muchas personas”.

1 Corintios 15:21, 22.
Como la muerte vino mediante un hombre, la resurrección de los muertos también viene mediante un hombre. 22 Porque, así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos recibirán vida.

Mateo 6:9, 10.
”Ustedes deben orar de esta manera: ”‘Padre nuestro que estás en los cielos, que tu nombre sea santificado. 10 Que venga tu Reino. Que se haga tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

Apocalipsis 5:9, 10.
Y cantan una canción nueva que dice: “Mereces tomar el rollo y abrir sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu, lengua, pueblo y nación. 10 Tú hiciste que fueran un reino y sacerdotes al servicio de nuestro Dios. Y ellos reinarán sobre la tierra”.

Marcos 15:1-47.
Apenas amaneció, los sacerdotes principales, los ancianos y los escribas —es decir, todo el Sanedrín— se reunieron para decidir qué hacer; y, después de atar a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato. 2 Y Pilato le hizo esta pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Él le contestó: “Sí, tú mismo lo estás diciendo”. 3 Pero los sacerdotes principales lo acusaban de muchas cosas. 4 Entonces Pilato se puso de nuevo a interrogarlo. Le dijo: “¿No respondes nada? Mira de todo lo que te acusan”. 5 Pero Jesús ya no le respondió nada más, y eso dejó asombrado a Pilato. 6 Ahora bien, en cada fiesta, Pilato solía poner en libertad al preso que la gente pidiera. 7 En ese entonces estaba en prisión un hombre llamado Barrabás, a quien habían encarcelado con los rebeldes que habían cometido asesinato en su rebelión contra las autoridades. 8 Así que la multitud se acercó y empezó a pedirle a Pilato que hiciera por ellos lo que solía hacer.
9 Él les contestó: “¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judíos?”. 10 Y es que Pilato se daba cuenta de que los sacerdotes principales lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sacerdotes principales incitaron a la multitud a que más bien pidiera la libertad para Barrabás. 12 Pilato, dirigiéndose a ellos de nuevo, les dijo: “Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman el rey de los judíos?”. 13 Ellos volvieron a gritar: “¡Al madero con él!”. 14 Y Pilato les decía: “Pero ¿por qué? ¿Qué mal ha hecho?”. Con todo, ellos gritaron más alto todavía: “¡Al madero con él!”. 15 Así que Pilato, como quería complacer a la multitud, les puso en libertad a Barrabás. Y, después de ordenar que le dieran latigazos a Jesús, lo entregó para que lo ejecutaran en el madero. 16 Entonces los soldados lo llevaron al patio, el que está dentro de la residencia del gobernador, y convocaron a toda la tropa. 17 Lo vistieron de púrpura y trenzaron una corona de espinas y se la pusieron.
18 Y comenzaron a gritarle: “¡Viva el rey de los judíos!”. 19 Además, le pegaban en la cabeza con una caña y le escupían. También se ponían de rodillas y se inclinaban ante él. 20 Finalmente, cuando terminaron de burlarse de él, le quitaron la ropa púrpura y volvieron a ponerle su ropa. Y luego lo llevaron afuera para clavarlo al madero. 21 Pasaba por allí un hombre que venía del campo —un tal Simón de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo—, y lo obligaron a prestar el servicio de cargar con el madero de tormento. 22 Y llevaron a Jesús al lugar llamado Gólgota, que traducido significa “lugar de la calavera”. 23 Allí intentaron darle vino mezclado con mirra, pero él no quiso tomarlo. 24 Y lo clavaron al madero y echaron suertes para repartirse su ropa, para decidir quién se quedaba con qué. 25 Era la hora tercera cuando lo clavaron al madero. 26 El letrero con la causa de su condena decía: “El rey de los judíos”. 27 Además, junto a él fijaron en maderos a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda.
28 -- 29 Y los que pasaban por allí lo insultaban meneando la cabeza y diciendo: “¡Bah! Tú, el que iba a derribar el templo y a construirlo en tres días, 30 bájate del madero de tormento y sálvate”. 31 Los sacerdotes principales junto con los escribas se burlaban de él de la misma manera. Decían entre ellos: “¡Salvó a otros, pero a sí mismo no se puede salvar! 32 Que el Cristo, el rey de Israel, baje ahora del madero de tormento. Cuando lo veamos, creeremos”. Y hasta los que estaban al lado suyo en los maderos lo insultaban. 33 Cuando llegó la hora sexta, toda aquella tierra se cubrió de una oscuridad que duró hasta la hora novena. 34 Y, a la hora novena, Jesús gritó con fuerza: “Éli, Éli, ¿láma sabakhtháni?”, que traducido significa “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. 35 Algunos de los que estaban por allí cerca, al oírlo, se pusieron a decir: “¡Escuchen, está llamando a Elías!”.
36 Entonces alguien fue corriendo a empapar una esponja en vino agrio, la puso en una caña y se la acercó para que bebiera. Decía: “¡Déjenlo! A ver si viene Elías a bajarlo”. 37 Pero Jesús lanzó un fuerte grito y murió. 38 Y la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. 39 Ahora bien, cuando el oficial del ejército que estaba de pie delante de él vio que había muerto en estas circunstancias, dijo: “Está claro que este hombre era el Hijo de Dios”. 40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de Josés, y Salomé. 41 Estas mujeres lo acompañaban y lo atendían cuando estaba en Galilea. También había allí muchas otras mujeres que habían subido con él a Jerusalén.
42 Como ya era el final de la tarde y era el día de la preparación, es decir, la víspera del sábado, 43 José de Arimatea —un miembro respetado del Consejo, quien también esperaba el Reino de Dios— se armó de valor, se presentó delante de Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pero Pilato se preguntaba si Jesús ya estaría muerto, así que mandó llamar al oficial del ejército y se lo preguntó. 45 Una vez que el oficial del ejército se lo confirmó, él le dio permiso a José para llevarse el cuerpo. 46 José compró tela de lino de calidad y bajó el cuerpo de Jesús. Después lo envolvió en la tela y lo puso en una tumba excavada en la roca; entonces hizo rodar una piedra a la entrada de la tumba. 47 Pero María Magdalena y María la madre de Josés se quedaron mirando el lugar donde lo habían puesto.

O “en su sedición”.
O “levantarle”.
O quizás “era un hijo de Dios”, “era hijo de un dios”.

Fuente de consulta:
BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower.
jw.org