Texto publicado por carlos marcelo

cuento . cacho

Cacho
Por
Carlos Aguilar

caminó con cuidado. Las calles del barrio estaban todas rotas. Subió a la acera, cruzó la 102, Faltaba solo una para llegar al asfalto. Un perro le ladró muy cerca, era el de doña miguelina, Los conocía por su ladrido. Con el bastón buscó el cordón, Lo encontró y sintió alivio. “prueba superada» su ceguera no era de nacimiento, eso en parte lo ayudaba a orientarse. Caminó las cuadras que lo separaban del bar. Sabía que era temprano pero no le molestaba madrugar.
Marta terminó de barrer la vereda. Faltaba limpiar el salón y tenía que dedicarse al desayuno. Ya tenía una clientela segura, pero de poco pagar.
El g.p.s de su teléfono le indicó que estaba en la puerta del bar. Buscó la puerta y entró. A marta le sorprendió un cliente tan temprano.
—hola, si me espera preparo el desayuno— dijo la mujer. Cacho se presentó y empezó a ofrecerle su trabajo.
—escribo en Braille los menús de los restaurantes. — marta lo miraba asombrada. Para que quería ella la carta de su bar en braille.
—Te lo agradezco, pero creo que no lo necesito— cacho estaba acostumbrado a esa situación y no se achicó. Le contó los beneficios de tener este sistema para las personas ciegas, facilitarles el pedido y por sobre todo no desviar a la mesera de su trabajo. Marta pensaba en la cantidad de personas ciegas que entraron a su bar en los últimos meses y realmente eran pocos. Creía que era una mala inversión. Cacho con la confianza que le daba los años de ciego y su gran verborragia empezó a marcar las cualidades y beneficios de su producto. Ella solo lo miraba.
—En este momento estoy sola, tengo que preparar los panes y facturas. ¿porque no te sientas y me esperas? —
—si quieres te doy una mano—. Marta era una mujer de 40 años bien llevados. Muchos clientes solo venían al bar a tratar de conquistarla, eso muchas veces le molestaba. Sintió en este hombre la seguridad que él no tenía esa intención. Además, era un hombre bien parecido. Luego de su evaluación decidió aceptarlo. cacho contó que sabía hacer pan y facturas, se arreglaba muy bien preparando comidas elaboradas, preparaba muy buenos tragos. Luego de la presentación formal. Ella lo condujo a la cocina. Le dio un delantal unos guantes y lo puso frente a una gran pileta llena de trastos sucios De la noche anterior.
—Si quieres trabajar necesito una persona que lave todos los platos y cubiertos—no se desalentó y estudiando el lugar acomodó todo para empezar la tarea. Llenó la pileta de agua caliente, puso detergente y empezó con la tarea. A la derecha los platos a la izquierda los vasos, al frente cubiertos Marta lo dejó hacer mientras ella preparaba la masa para las diferentes manjares por lo cual su negocio siempre estaba lleno. Concentrado en no romper nada y que todo saliera bien era un compañero de trabajo silencioso y muy aplicado. Trajinaron toda la media mañana con desayunos tortas y sándwiches. Marta llenaba cada 10 minutos la pileta con trastos sucios. Cacho trataba de llevarle el ritmo para que no se le amontonaran platos tasas, cucharas, tenedores y vasos. Empezó a preparar lo que serviría al medio día. estaba indecisa con respecto al plato principal. Le sugirió estofado que lo podía servir con diferentes pastas.
—Yo si me permites preparo el estofado— Marta desde que se quedara sola siempre las comidas las elaboraba ella. Con recetas de su abuela. Pero nunca tuvo mano para los estofados ni salsas. Y algo le decía que ese hombre ciego sabía lo que le decía. y como nunca en su vida decidió confiar en un hombre. Anotó todo lo que cacho necesitaba y fue a buscarlo. La mujer dejó solo al hombre y sabiendo que no estaba por su belleza ni por otro interés entregó su confianza y su negocio a esa nueva experiencia. A pesar de su belleza marta era una mujer muy tímida fue un obstáculo en el momento de entablar alguna charla con hombres. Los sabía manejar, pero del mostrador para atrás. De vez en cuando miraba a cacho trabajar y le gustaba esa imagen. el plato fue todo un éxito. Los muchachos de una obra en construcción felicitaban a la mujer. repetían la comida. Los dos terminaron agotados pero felices a cacho el ambiente le gustaba y charlaba con los parroquianos. Contaba chistes escuchaba anécdotas hablaba de todo un poco.
— ¿Cómo es que sabes de todo? — le pregunto en forma de chiste.
—Me gusta informarme, escucho las noticias y trato de escuchar a las personas, que siempre me cuentan sus vidas. — Marta y cacho empezaron a trabajar el tratando de aportar su experiencia de vida. Y ella con los años de atender gente el negocio siempre tenía clientes en un tiempo fueron las tortas de Marta, pero ahora la presencia de cacho hacía que el local entrara gente que nunca pudo captar marta. El menú en braille atrajo a muchas personas ciegas, el boca en boca dio muy buenos resultados. Y marta tubo que agrandar el local. Pasaron los meses y la amistad se fue acentuando marta sentía qué tenía un amigo y eso la ponía feliz. Empezó a usar nuevos perfumes y cacho que tenía una nariz especial siempre estaba atento a sus cambios. Ella no quería sentir esto nuevo, pero empezó a enamorarse y por más que intentaba negarlo su corazón estaba desbordado de amor a ese hombre que entró a su bar y a su corazón. Un día que fue por demás atareado al terminar la jornada cacho preparó una mesa con velas y mantel blanco llevó un par de copas de vino y la invitó
—hoy la invitada SOS vos, y quiero darte una sorpresa—. ella sonrió, tomó asiento y el empezó a cantar. Tenía una voz de soprano. Ella era hija de italianos y en su casa la ópera siempre estaba de fondo, marta empezó a llorar y tomando de la mano a este ser tan dulce lo besó. Ese impulso fue correspondido y se fundieron en un beso apasionado... lo que no sabía Marta y nunca él se lo contaría era que estaba perdidamente enamorado de ella y buscó la manera de llegar a s corazón, primero aprendiendo Braille, haciendo cursos de cocina, y tratando de conocer a esa mujer. Su vida nunca fue fácil. Pero siempre cacho buscaba la forma de llegar a su objetivo la razón de su vida era el amor de marta.