Texto publicado por Miguel Ángel Rodríguez Sánchez

Una ola de votantes con rabia y miedo acudirá a las urnas

Ecuador llega a la cita electoral sangrando por todos lados. El reciente asesinato del presidenciable Fernando Villavicencio, acribillado a la salida de un mitin político, ha generado temor entre los votantes.
La idea de que en los recintos electorales se produzcan atentados contra la gente, contra los candidatos o los miembros de juntas no es descabellada, pese a que el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha anunciado que duplicará la seguridad con personal de las Fuerzas Armadas.
Una decena de atentados a políticos ecuatorianos se ha presentado en los últimos meses, como un paso más hacia la degradación de la seguridad.
“Todos tenemos miedo. No solo es ir a votar, sino también de caminar en la calle, de conducir en la noche, de abrir un negocio”, dice Andrés Ortiz Lemos, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Central del Ecuador.
Su criterio es que tras el asesinato del candidato Villavicencio “hay más temor de participar en la política”. “En este momento, los ecuatorianos solo tienen el voto. Es el único pedacito de participación política, es el único espacio donde se puede ejercer algo de la democracia, pero a pesar del miedo la gente irá con más rabia, por más bronca de querer cambiar las cosas”, agrega.
Para Amanda Neira, profesora oriunda de Guayaquil, después de los últimos acontecimientos decidió quedarse en Quito. “Iba a ir en bus, porque mi domicilio electoral está en Guayaquil. Pero ya decidí quedarme. Prefiero pagar la multa, pero me da mucho miedo”.
Las expresiones de ese medio también se hacen evidentes en las redes sociales. Una escena: una ciudadana propone ir a votar vestidos de negro, “porque el Ecuador está de luto”. La iniciativa tiene acogida, pero acto seguido un usuario de Twitter responde: “y si te identifican y de disparan”.
Ya las elecciones seccionales de febrero se desarrollaron en un inédito contexto de violencia. Hubo atentados, ataques, amenazas y hasta asesinatos. Y no solo se dirigieron contra los candidatos a las dignidades locales, sino también contra sus equipos y familiares.
Francisco Crespo, consultor en comunicación política de Poliétika y docente de la Universidad Internacional del Ecuador, dice que hay un antes y un después de la muerte de Fernando Villavicencio. “Una campaña política siempre es manejada por factores emocionales. Estamos ante una carga emocional tremenda, y el que mejor ha sabido manejar es Yaku Pérez”.
Crespo dice que esos sentimientos por el atroz crimen harán que la gente vaya a votar con más interés. “Ha crecido el espíritu democrático. No habrá miedo, la gente va a votar con rabia, con sentimiento por lo que está pasando, y quien reemplace a Villavicencio siempre que sea alguien valiente, pero no violento, incluso puede dar la sorpresa”.
Koya Shugulí, doctora en Política Pública, opina que la gente irá “obligada” a votar, sin las garantías suficientes de seguridad. Dice que la percepción en la gente es que nadie está seguro, ni siquiera un candidato a la Presidencia con escolta policial. “Siento lastimosamente que hoy los votantes tienen miedo. Muchos pensamos si esto va a seguir igual y cuál es la posible solución. Desde las organizaciones civiles vamos a lanzar un comunicado para pedirles a los candidatos que hagan un pacto social”.
El atentado contra Fernando Villavicencio no solo fue contra él. Otras nueve personas resultaron heridas: simpatizantes y policías. “Me parece altamente irresponsable que el CNE, encabezado por Diana Atamaint, decida exponernos. La gente que estamos en medio de los que tienen las balas. Se debe postergar esto para no poner en riesgo a los ciudadanos”.
Su criterio es que la muerte de los candidatos es solo una evidencia de que el Estado está penetrado por el narcotráfico.
México: un espejo al que mirarse
Entre 2018 y 2022, la Armed Conflict Location & Event Data Project contabilizó alrededor de 1.000 sucesos de violencia dirigidos contra funcionarios locales en México. En Ecuador, expertos coinciden en que el país atraviesa una fase de violencia similar a la que ha vivido México en 20 años.
Colombia: Violencia armada imparable
La Misión de Observación Electoral (MOE) de Colombia apuntó en 2022 al aumento de los riesgos en una geografía todavía marcada por el conflicto armado. A más de cinco años de la firma de ese histórico pacto de paz con las FARC, otros actores armados que amenazan a los funcionarios, líderes y las electores de ese país.