Texto publicado por Miguel Ángel Rodríguez Sánchez

Qué viene luego de la incorporación de los nuevos territorios a Rusia

Los resultados de los referéndums de adhesión a Rusia de las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporozhie y Jersón celebrados en las últimas semanas, donde la opción del "Sí" obtuvo una abrumadora mayoría superior a 90%, fueron ratificados el día de hoy por el presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, con la firma de los tratados de inclusión de estos territorios dentro de la soberanía del país euroasiático, un paso previo a la ratificación final por parte de la Duma, el Consejo de la Federación y la Corte Constitucional, que se espera ocurra el 4 de octubre.
Son varias las repercusiones internacionales de este hecho y también diversos los escenarios que pueden abrirse a partir de ahora, tanto para el curso de la geopolítica global (legislación internacional, ejercicio del poder geográfico) como para la evolución interna del conflicto en Ucrania y su entorno inmediato.
IMPLICACIONES DIRECTAS DEL ACONTECIMIENTO
Este paso del presidente Vladímir Putin implica un cambio táctico en el enfoque inicial dado a la Operación Militar Especial (OME), que va a mantener sus atributos principales. El objetivo sigue siendo la desnazificación y la desmilitarización de Ucrania.
Sin embargo, ahora la operación militar tendrá un carácter defensivo, de custodia de la seguridad nacional y la integridad territorial de la Federación, en tanto los combates y la ofensiva de Ucrania, respaldada por la OTAN, ahora quedará circunscrita dentro de sus fronteras.
El movimiento de Putin es un paso intermedio, manejable, entre la anticipación a una mayor escalada occidental y la declaración de guerra formal a Ucrania. Esto implica un cambio en la táctica para cristalizar la liberación del Dombás, uno de los ejes principales de la OME, que ya ha ocurrido de facto con las incorporaciones, pero sin pasar por el ruido adicional de declarar un estado de guerra.
La lectura militar hecha por Putin es que la combinación de milicias locales en el Dombás, combatientes chechenos, militares de compañías privadas de seguridad como el Grupo Wagner y un contingente reducido de tropas regulares de la Federación, se enfrentan a un flujo colosal de armas, herramientas de espionaje y unidades mercenarias de la OTAN que ha provocado un estancamiento de los avances en el frente.
Ante esto, las incorporaciones de los territorios le permiten a Rusia canalizar de una manera más efectiva la recientemente anunciada movilización parcial de las reservas de la Federación, bajo una nueva comprensión del escenario y el campo de batalla: no implica una guerra en el extranjero, sino una movilización para la defensa de la integridad y la dignidad del país.
Hay, también, un vuelco cualitativo en la narrativa rusa con la ratificación de los referéndums de las cuatro regiones. Este vuelco consiste en una mayor capacidad de movilización social y política en defensa de la Patria, una mayor conexión con la operación militar y sus objetivos, dado que, todo lo que ocurra en estas regiones a partir de ahora, será considerado como un ataque directo contra la Federación.
Una de las claves de este paso de Putin es que ha configurado las condiciones institucionales, políticas y militares para que el conflicto en Ucrania se resuelva en sus términos, bajo sus propias reglas. Rusia no se moverá de las posiciones alcanzadas hasta ahora, tanto militares como políticas, y las incorporaciones de estas regiones reflejan la intención de no dar marcha atrás en su voluntad de suprimir la hostilidad y el factor de amenaza que representa Ucrania, en la medida en que se trata de la plataforma proxy para que la OTAN (Estados Unidos) libre la guerra contra el "mundo ruso".
En el plano internacional, son predecibles las reacciones que vendrán, bajo el credo del "orden internacional basado en reglas", el uso y abuso de la Carta de Naciones Unidas y otras reinterpretaciones unilaterales sobre el "deber ser" de las relaciones internacionales que pregona Occidente; todas las acciones políticas y militares emprendidas por Rusia se basan en el artículo 51 de la Carta, sobre el derecho a la autodefensa.
Sin embargo, las incorporaciones de las regiones reflejan que Putin está operando bajo una lógica de desmontaje de ese entramado normativo e institucional, a razón de que el único beneficiario es Occidente y que fue justamente esa arquitectura de funcionamiento del orden internacional lo que llevó a Europa del Este a la situación actual.
Este hecho implica, además, el desprendimiento casi definitivo de Rusia del orden occidental atlántico, tanto a escala económica, financiera, energética y también institucional, y un mayor afianzamiento de la Federación en el eje euroasiático, con una pata en los BRICS y otra en la Organización de Cooperación de Shangái (OCS), en cuyo desarrollo también se vienen elevando las apuestas por una moneda alternativa al dólar, con todo lo que implica: nuevos sistemas de pagos y nuevos arreglos de intercambio comercial, inversiones y proyectos estratégicos.