Fichero publicado por Miguel Ángel Rodríguez Sánchez

Un hombre contra la locura

Sinopsis:
Jack Ferguson es médico de profesión, doctor en medicina, y su especialidad es la de tratar de curar a los enfermos mentales. Pero él se considera simplemente médico general, médico de familia, lo que realmente era hace sólo seis años. En 1950, Ferguson se hallaba encerrado en un manicomio y su caso parecía no tener remedio. Pero luego —y la explicación médica concreta de este acontecimiento aún no me resulta clara— se restableció. Volvió, no a lo que se considera como normalidad, sino a una nueva especie de cordura; ya no padecía confusión y se sentía juicioso y tranquilo, estado que nunca había experimentado hasta entonces. Habiendo aprendido en carne propia lo que es ser un psicótico, se lanzó a la aventura de luchar contra la locura de los demás. Con los nuevos medicamentos neuroquímicos trata ahora a numerosos enfermos a quienes se creía locos desahuciados, y los resultados obtenidos son notables. Algunos consideran a Jack Ferguson como un médico de ese nuevo tipo, el clínico químico, personaje futurista que cree que la enfermedad es química y más o menos químicamente transformable, corregible y quizá curable. Pero el clínico químico es sólo una parte de ese hombre. Une a su intuición clínica, que es aguda, otra característica contraria a la ciencia: el amor. Es un sacerdote de la atención tierna y cariñosa. La prodiga imparcialmente, a quienes no pueden vivir consigo mismo o con otros, a los pecadores y criminales, a los que se hallan en dificultades o angustiados. Para él no hay gente mala, sino sólo personas enfermas. Por lo tanto, Jack Ferguson pertenece a un nuevo tipo de médicos, es un médico químico de familia.