Texto publicado por SUEÑOS;

Nota: esta publicación fue revisada hace un año. Antes se titulaba Colombia,-cuento..

Colombia,-cuento. PATRICIALINDA Andrés Caicedo

PATRICIALINDA

Andrés Caicedo

Papá Patricio, riquísimo azucarero vallecaucano, fue uno de los seis que gestionó y organizó la muerte de Gaitán. Esto ya lo sabe todo el mundo en mi familia y nadie lo oculta nunca, mano, es tema de reuniones y paseos en la finca, tienen hasta un trabalenguas con la ge de Gaitán, si era que en la finca estaba papá Patricio el día que mataron a Gaitán. Dicen que apenas le dieron la noticia, mano, papá Patricio enmudeció, mordió uno de esos tabacos que le traían de La Habana y se levantó de la silla de mimbre a contemplar el atardecer. Estuvo una hora allí mirando el atardecer. Y a las siete de la noche se sentó con la familia a comer, y dicen también que en los ojos se le veía que había llorado, que no lloraba desde hacía cuánto quién lo sabe, que esta vez lloró por el futuro de la patria. Muerto Gaitán, las vacaciones terminaron más o menos en calma. Dicen que por acá nadie alcanzó a armar escándalo por el aguacero que cayó, que fue uno de esos que se arrancan cuando aquí le da por llover, que aquí la cosa sí es de verdad mano. En Bogotá sí, allá sí hubo cosas, cómo no, con esa mierdita de lluvia que cae en Bogotá. Despedazaron entonces a Juan Roa Sierra, el que mató a Gaitán. Papá Patricio ya se había entrevistado varias veces con Juan, hizo viajes a Bogotá y siempre volvía al Valle con las piernas adoloridas, renegando de esa ciudad de mierda. A Juan le pagaron seis mil pesos en ese entonces, pero lo mataron, quién cogería la plata, ¿su familia? Varios de los que lo agarraron en la calle también eran empleados de papá Patricio, Ramón, el mayordomo de la finca, que ya está viejito y no hace sino contar cuentos de espantos todo el día. Al pobre Juan no le funcionaron ni los que le iban a hacer el cordón pa que se escapara ni los que dizque ya le tenían cupo en el avión de Avianca de las dos de la tarde pal Canadá. En Cali llovió ese día pero en la finca no, allá tuvieron sol. Allá siempre tienen sol. Entonces papá Patricio lloró de cara al sol más grande y más rojo de esas vacaciones, ¿qué vacaciones eran esas? Entonces a quién es que le creo, si mi papá dice que en esos tiempos no había ni vacaciones, que cuando llegaba el verano papá Patricio los clavaba en la finca a camellar, mano, mi papá dice que empezó a camellar a los diez años, desde que estaba en cuarto de primaria en el San Juan Berchmans, que en esa época ya existía y todo. Lo primero que hizo mi papá fue cortar caña, esos dizque eran tiempos mucho más difíciles, ahora los tiempos han cambiado, ahora todo el mundo se está volviendo marica, eso es lo que dice mi papá siempre que se emborracha y se pone a hablar mal de todo el mundo, hasta de los curas, pero solamente cuando está borracho. Dicen que papá Patricio era igualitico, qué lástima no haberlo conocido. Mejor dicho no es que no lo haya conocido sino que estaba muy chiquito y no me acuerdo de nada.
Mi papá me dice que si no gano cuarto me manda a camellar a la finca que tenemos en los Llanos, y yo de puro bataniarlo le digo que ojalá, pero qué va, qué va a ser capaz mi papá de mandarme pa los Llanos. Pero pa qué es que pienso en esto si sé que no pierdo cuarto. Este viernes entregan notas y puede que saque un cuatro en álgebra porque en el examen me le pegué a Gutiérrez. De ahora en adelante no voy a poder seguir bataniando más a Gutiérrez que ya me sopló en álgebra, pobre Gutiérrez que es chiquito, ¿yo seré tan chiquito como Gutiérrez? Pobre Gutiérrez que tiene gafas y tiene un problema que no puede pronunciar las eses y todo el mundo lo batanea por eso, y cuando el padre Mateo pregunta la calificación del examen, Gutiérrez, como siempre saca cinco tiene que decir sshhinco y ya todo el mundo se ha dado cuenta que a Gutiérrez la palabra que más trabajo le cuesta decir es cinco, y el pobre la tiene que decir cada vez que Mateo pregunta la nota, y lo malo es que la pregunta todos los días, mano, porque todos los días hace examen. Lo que yo haría si fuera Gutiérrez sería no sacar cinco en todos los exámenes, ¿o no? ¿Qué más le da un cuatro o un cuatro ocho, pero no cinco, sobre todo no cinco si uno no puede decir cinco sino sshhinco, qué problema mano, pobre Gutiérrez, y eso que con todo que es bombillo y callado y hasta sapo de vez en cuando, no es ni mala persona a la hora del té, y me da pena cuando recuerdo que yo fui de los primeros que empezó a bataniarlo con el cinco, yo y Caldas, que le tiene odio, y pensar ahora que en el examen del martes me pasó dos puntos, a lo mejor era que se estaba vengando, sí, claro, era por eso. Pero entonces ¿a quién me le pego? Por el otro lado tengo a Toro, que es un animal. Y adelante Loaiza, a Loaiza también lo jode todo el mundo, pero únicamente en los recreos cuando dejan tranquilo a Gutiérrez, verdad, ¿qué se hace Gutiérrez en los recreos? ¿Será que se esconde? Pobre Gutiérrez. Pobre papá Patricio, que lo cogieron los liberales en un día de sol y después de hacerlo caminar dos días enteros por lomas y montañas lo volvieron mierda: lo metieron en un costal con un gallo y un perro, y lo tiraron al río Cauca.
Álgebra la tengo en dos seis, anatomía en dos ocho, pero no es que sea malo pa anatomía, sino que Martínez me tiene bronca, no he conocido un profesor que me quiera menos que Martínez: al mes de comenzar el año me sacó de clase tres veces seguidas, así quién va a poder ganar una materia, yo no le he dicho nada a mi papá porque no me gusta enredar a la familia en mis asuntos, pero ¿y si este mes pierdo anatomía? ¿Y si no llego a dos? ¿Si mi papá me manda a que camelle en los Llanos mano? Si me voy pa los Llanos y no vuelvo nunca más, o vuelvo sin una pierna, sin un ojo, pobrecito, qué diría Patricialinda. Pero el viernes entregan notas: yo espero ganar anatomía, miren que pal examen me clavé estudiando. Miren que ni el domingo fui al club ni nada, el sábado tampoco a cine, que sacara un cuatro dos pa subirla a tres, y que en septiembre también sacara cuatro y arreglaba anatomía.
El único problema es álgebra, siquiera que Martínez no da álgebra, siquiera que no es como en primaria que un solo profesor nos daba todo, si uno no le caía bien al profesor cómo hacía uno. Pero en ese tiempo nadie perdía año, yo me acuerdo que ni Franco, ni el Varilla que tenía como quince años y estaba en cuarto de primaria, ni siquiera esos perdían año, me acuerdo sobre todo de Varilla que llevó a toda la clase a la casa de una vieja que vivía por Sears, los llevó a todos menos a mí, hasta a Ramiro y Marino que eran mi barra, pero a mí sí nunca me dijeron nada, mano. ¿Seguro era que no me tenían confianza, mano? Seguro nadie me ha tenido confianza nunca mano. Ramiro y Marino nunca me contaron, fueron inseparables conmigo hasta que empezaron a ir donde la vieja, mano, y era que después yo los buscaba en los recreos y nada, hasta los cogía contándole a todo el mundo cosas de la vieja, pero llegaba yo y cambiaban el tema, mano, se ponían a hablar de fútbol, de cualquier cosa, que si el sábado había partido yo iba a jugar de media, y yo decía qué bien, siempre decía qué bien. Ahora todavía digo qué bien pa todo, cuando alguien me insulta o me da una mala noticia yo digo qué bien. Cuando Patricialinda me dijo que ya no me quería más, que me dejaba, yo le dije qué bien.
Decían que tenía cuarenta años, ¿ya lo dije, mano? Y que los hacía esperar en la sala y que les ponía música. Omar el crespo decía que rancheras, Antonio Aguilar y Miguel Aceves Mejía. Nunca iban más de cinco, yo sé. Un día que me entró la desesperación, ¿el cucarrón?, fui a tratar de encontrar la casa. Fue un miércoles, un miércoles y en el San Juan Berchmans en ese tiempo era que había tarde deportiva. Me recorrí Sears de arriba abajo, mirando por las ventanas, decían que era una casa verde, que tal que me la hubiera encontrado, que hubiera mirado por una ventana y la hubiera visto a ella. ¿Sonriéndome? ¿Invitándome? Una mano en un seno invitándome a que chupara, eso era lo que yo pensaba todas las noches, todas las mañanas, o sobre todo cuando tapaba, cuando pasaban las horas y nadie atacaba mi portería y yo podía pensar a gusto en ella. ¿Marcela? No, Marcela no, mano, otra cosa. En la clase nadie sabía su nombre mano, todo el mundo le decía la Vieja. Que me la hubiera encontrado esa tarde, que hubiera sabido que yo venía a buscarla, que hubiera mirado por la ventana, que estuviera sentada en el sofá, ¿desnuda? No, sentada nada más en el sofá, con ropa y todo pero invitándome a que chupara, diciéndome nunca te he visto. ¿Le hubiera contado que yo también era del San Juan Berchmans? Sí, pero no le hubiera dicho que estaba en la misma clase del Varilla ni de ninguno de ellos. ¿Qué estaba en cuarto B? No, qué vergüenza mezclarse con los de cuarto B. Que estaba en quinto, en primero de bachillerato, pa que me creyera menos pelado, más hombre, más inteligente. Si la hubiera encontrado, mano. Recorrí tantas veces una misma cuadra que ya hasta la gente se estaba dando cuenta, las muchachas me miraban y se reían. ¿Les hubiera preguntado? ¿Dónde vive una señora como de cuarenta años que es amiga de los manes de cuarto A de primaria del San Juan Berchmans? ¿Me hubieran dicho usted tan chiquito? Yo en cuarto era muy chiquito, sí, más chiquito que Gutiérrez. ¿Usted de diez años y buscando mujeres de cuarenta? Entonces todos los de mi clase ¿qué, ellos sí pueden? Si yo toco a su puerta ella me dice entre y yo entro pero no la veo por ninguna parte, Miguel Aceves Mejía que canta «Se escuchan ayes de amor en el río, sálganse de la corriente que pueden morirse, morirse de frío», y apenas oigo esa ranchera yo, como no la veo a ella por ninguna parte le digo que dónde está señora, y ella me dice acá (la voz viene como del fondo de la casa, en una casa más o menos), y yo me voy al fondo hasta que doy con la voz, ella estaba allí, sentada en el piso pa que yo vaya y chupe, te llegó tu turno, mano. ¿Hubiera contado al otro día en la clase? Claro. ¿Me hubieran creído? Me hubieran rodeado en el recreo a preguntarme cosas.
Todas las hembras chéveres que he conocido viven por Sears, hasta hace poquitico no era sino pasar por allí y tráquete, se me paraba. Ahora no. Ahora ya no se puede andar por allí fresco, ahora que han puesto tanto policía. Qué vaina, mano, no es que uno haga nada malo, uno nunca hace nada malo, sólo que no puedo con tanto policía, me jodieron rodeando a Sears de policía, yo hasta hace poquito salía del colegio por las tardes y me iba por Sears a recorrer calles, a recordar, a que se me parara. Ahora no se puede. Y qué tal que se metieran con uno, qué tal, como con la gente del Sur que son pobres y no es sino verlos y saber que son del Sur y entonces pararlos y pedirles papeles y encanarlos porai derecho. ¿Pero por Sears? ¿Será por lo grande que es? ¿Será por lo fácil que debe ser robar en Sears? Yo una vez estuve que me robaba un carrito de bomberos, pero me dio miedo, yo no sirvo pa eso. Tatico sí. Tatico me estuvo contando la otra vez que se robó un balón pivoteándolo con un amigo, haciendo treinta y una, cómo harían pa hacer eso. Yo ya no puedo pasar por Sears, ni siquiera por donde vive Patricialinda, que queda como a las seis cuadras. Hasta allá llega la policía. ¿Será que quieren poner alguna bomba en Sears? ¿Será por tanto gringo que hay en Sears? Yo no entiendo de esas cosas, mi papá sí, mi papá dice que la culpa de todo la tuvo Gaitán, de que ahora pongan tantas bombas y haya tanto policía, que Gaitán fue el que se cagó en este país. Seguro por eso fue que papá Patricio tuvo que matarlo. Yo veo a papá Patricio a cada rato porque en la casa hay como diez fotos de papá Patricio cuando joven a caballo, a pie, en la silla de mimbre, almorzando, etcétera. Dicen que yo soy muy parecido a él cuando muchacho: los mismos ojos, los mismos dientes míos, entonces él también sufría, no podía respirar bien. ¿Bombas de oxígeno al lado de la cama? Pobre papá Patricio. Si yo hubiera sido mi papá, ¿hubiera hecho lo mismo con los liberales que mataron a papá Patricio? ¿Los hubiera buscado junto a tío Argemiro y tío Pedro Pablo durante cinco años y medio por toda Colombia como en película del Oeste? Como en Los depravados que la vi cuando estaba chiquito en un matinal del Bolívar viejo, y mi hermana mayor que me quería sacar cuando uno de los bandidos agarra a la hembra y casicito la empelota, mejor dicho la empelota no, entra a la cabaña a toda y le arranca la blusa de una, pero no se le alcanzan a ver las tetas, mano, ¿tiene algo de malo eso? La pinga de Bolívar si me iba a salir de la película, y mi hermana que fue y contó en la casa, y allá me dijeron que entonces me estaba una semana sin ir a cine. Yo en esa época iba a cine los miércoles a las seis con mi abuelita y los domingos por la mañana solo o con la barra si es que tenía barra, y el otro domingo daban una con Gary Cooper en matinales. Yo fui y me le arrodillé a mi mamá pa que me dejara ver la película, el sábado por la noche, mano me le arrodillé, le supliqué mano, le prometí manejarme bien toda la semana. Ella se compadeció de mí y me dejó ir a cine, y ahora es que me acuerdo que cuando salía de matinales me ponía todo el domingo de mal genio. Mal genio no, mano, ¿sería angustia? ¿Angustia? Hombre, no creo que eso le comience a uno desde esa edad, a los cuántos, ¿a los once años? Salía del teatro y lo primero era el sol, ese sol a la una de la tarde después del cine, y en domingo. Caminar toda la Sexta y nadie conocido, pero pa qué conocidos. Nadie sale a la calle a la una de la tarde después de cine, y en domingo. Caminar toda la Sexta y nadie conocido, pero pa qué conocidos. ¿Cómo, fue que ya lo dije? Si me perdonan, mano, pero es que las cosas se me están olvidando, mano, el habla se complica. De lo que me acuerdo es que nadie sale a la calle a la una de la tarde, con ese sol quién mano, y menos los domingos. Que un domingo de esos encontraron muerto a Floresnegras, uno del Sur, en el Parque de María y que tenía balazos todos en la cara, y uno sabe que fueron los policías que le cuidan la casa al papá de Angelita, pero los periódicos dijeron que fue encontrado muerto por el sol del domingo, nadie pudo ver el cadáver y fue que el sol lo enloqueció, que se dio contra las paredes, mano, yo me acuerdo de Floresnegras, que cuando dieron Rebelde sin causa dijo que viajaba a los Estados Unidos pa conocer a James Dean, que se murió cuando apenas Floresnegras conseguía la plata bajando gente, él y su gallada se iban a la esquina de la 15 con Quinta a bajar personas de última hora, que lo mató Segundo el policía porque le contó a Miguel Ángel y todo el mundo lo sabe pero eso sí lo ocultan mano, que eso se puso feo, que yo puedo decir fresco que a Gaitán lo mató papá Patricio porque Gaitán ya está muerto mano, pero Floresnegras resulta que era estudiante del Santa Librada y los de Santa Librada siempre han sido tesos. Entonces cuando pienso en Floresnegras pienso que sí, que ya sentía eso desde los once años, a lo mejor es lo mismo que siento ahora, este mismo cucarroncito. Como ahora que me despierto y lo siento. Todas las mañanas mano, no importa que no sea día de colegio, todas las mañanas. ¿Tal vez por haber soñado toda la noche con papá Patricio? Papá Patricio que se parece al jinete sin cabeza, la película esa de Disneylandia que dieron un domingo, negro sobre un caballo blanco y sin cabeza. Desde que vi los cortos dije no la veo. Cada domingo daban los cortos de la película que iban a dar el otro domingo. Mickey Mouse o en La tierra de las aventuras, pero ese domingo anunciaron El jinete sin cabeza, y yo dije el otro domingo no me quedo a verla, me acuesto antes de Disneylandia, qué te pasa, que ni siquiera podés dormir después de ver el corto cómo será viendo la película completa, mano. Y cuando llegó el domingo de Disneylandia ¿yo qué hubiera hecho?, ¿me hubiera escondido en el armario? Le hubiera pegado a mi hermana cuando abrió el armario y me encontró acurrucado adentro y me dijo ¿te estás escondiendo, ja ja, del jinete sin cabeza? ¿La hubiera descabezado allí mismo? Le hubiera tirado el armario encima. Que sea cualquier cosa con tal de que nadie se dé cuenta que estoy con miedo, mano. Así que bajé a la televisión, y mi hermana que me seguía detrás, con una vela, escalón tras escalón, a ver El jinete sin cabeza. Y mi hermana era que se reía. Se reía cuando yo me pasaba a su cama y le decía hermanita, tengo miedo, ¿me puedo acostar aquí hermanita? Una noche nada más, dijo, ella se reía. No, a lo mejor no se reía porque a lo mejor tenía su miedo, a quién no le va a dar miedo del Barón Jiménez que anda por allí rondando detrás de cada puerta, que desde que los conservadores le quemaron la finca y le mataron la mujer, no descansa un solo momento, no descansa hasta que no se haya robado hasta el último hijo de conservadores y los haya asado vivos en el monte, hasta que no acabe con todos el Barón Jiménez no descansa. Y uno después de ver al jinete sin cabeza, negro y sin cabeza, pero si sólo eran dibujos animados, ni que fuera Frankestein o Drácula en persona, el Drácula ese que vi en la primera comunión de Luis Gerardo, a quién se le ocurre llevar un Drácula a una primera comunión. Pero ¿quién tiene la culpa? Mi papá dice que Gaitán. Y si en lugar de estar pensando en política que no se puede, ¿por qué mejor no estudio álgebra? La pinga de Bolívar si mi papá me manda pa los Llanos, ¿será capaz de mandar a su único hijo lejos de sus amigos, de todo el mundo? ¿Será capaz? ¿Y si me mandara? ¿Y si me fuera? ¿Qué más da, dejaría a alguien en esta ciudad? Que uno no es que la pase tan chévere después de todo, qué chévere va a ser con tanto policía, y con ese cucarroncito con que me levanto todas las mañanas, ¿ah? Un día de estos le voy a preguntar a mi papá que si alguna vez sintió eso que yo sentía desde que estaba así de grande, cuando salía de cine, ¿ah? Que mejor no pienso en eso, que mejor pienso en Patricialinda. Que cuando conocí a Patricialinda me acostaba bien temprano sólo pa tener más tiempo de pensar en ella, antes de que me diera sueño y me durmiera. Si me fuera pa los Llanos, ¿lloraría Patricialinda? Qué rico que me acuerdo que en la finca le enseñé a montar a caballo, tan mal que montaba antes y tan bien que le enseñé yo, qué soda que era dormirse y soñar después con ella, qué soda que sería poder volver a pensar así en alguien digo yo, que si ella hubiera sabido que al dejarme me iba a dejar sin saber pensar más en la gente mejor no me hubiera dejado, hubiera hecho un último esfuerzo, ¿cogerme de la mano? Ahora ya me puso bien romántico en lugar de irme a estudiar álgebra, pero es que si Patricialinda me hubiera cogido de la mano antes de dejarme, seguro que no me hubiera dejado, porque yo le hubiera dicho un montón de cosas con la mano, tan fácil que debe ser decirles a las personas cosas con la mano, que mejor tampoco pienso en eso pa no ponerme triste, que si me pongo triste no hay quien me saque de esta onda y no estudio álgebra ni estudio nada y por derecho pierdo cuarto, y mi papá es hasta capaz de mandarme pa los Llanos, y con qué objeto se va uno pa los Llanos si no hay nadie que se quede aquí pensando en uno.
Pero si no pierdo ninguna este mes más bien le pido a mi papá que me compre una escopeta de verdad, ¿qué tal?
O qué tal tener una metralleta de verdad, como la que me le he estado viendo al policía que le cuida la puerta del cuarto a Miguel Ángel, qué tal esa onda de tener policías hasta adentro de la casa, siquiera que mi papá no tiene tanta plata como el papá de Miguel Ángel.
Si tuviera al menos una escopeta de cartuchos, si no pierdo ninguna este mes, claro.
Si Gutiérrez no me ha pasado mal los dos problemas, que si me los ha pasado mal lo casco delante de todo el mundo, pero si no, entonces ya tengo la escopeta de cartuchos.
¿Cuánto vale una escopeta de cartuchos?
¿Qué puede uno hacer con una escopeta de cartuchos?
¿Matar a Patricialinda?
Irme de cacería el sábado con los amigos, invitaría a todo el mundo a la finca, mínimo a cuatro, a Richard, que acaba de venir de EE uu y me dice que allá vio pistolas Luger en Sears.
¿Cuánto costará una Luger?
¿Podrá uno matar a un man con una escopeta de cartuchos?
Darle entre ceja y ceja como en Nacidos para perder.
Nada, mano. Entre ceja y ceja uno tiene puro hueso, allí sólo entran las balas.
Una Luger.
¿Pero si Gutiérrez…? Si me ha soplado mal le doy un cartuchazo entre ceja y ceja, aunque mi papá jamás me compre una escopeta, que le pido prestada la metralleta al policía de Miguel Ángel, que le digo que es pa darle a uno del Sur, y ahora que calculo Gutiérrez debe tener eso blanditico entre ceja y ceja, tan blanquito que es diciendo sshhinco, pobre Gutiérrez que la otra vez se atrevió a pelear con Toro y Toro casi que lo vuelve mierda.
O casi.
A uno sólo lo vuelven mierda cuando lo meten en un costal con un perro y un gato y lo tiran al Cauca.
Bueno mano, ya mañana es sábado y Alicia la flaca cumple quince años. O los va a cumplir el lunes, o los cumplió este lunes, pero de todos modos la fiesta es mañana sábado. Yo casi no voy a fiestas desde que me dejó Patricialinda, pero a mí no es que me gusten tanto las fiestas como a mis amigos, como a Felipe que no se pierde una, será por lo que baila tan soda, mano, un día de estos le voy a decir que me enseñe tantas ondas que sabe hacer, que hasta las hembras pelean pa que las haga lucir. Pero cómo no voy a poder yo, qué man tan bobo, con estos dientes míos que no me dejan respirar, y el asma. Así que qué hago yo en la fiesta de Alicia la flaca, ¿toser toda la noche? Qué tal si fuera Patricialinda, qué chévere que fuera y que me viera amacizado con otra pelada, Dios quiera, pero qué tal que hubiera bronca, que un man del Sur saque a bailar a una hembra del Norte y cómo hace pa responder uno sabiendo lo tesos que son los del Sur, tal vez teniendo una Luger, o que todos los amigos se armaran de escopetas de cartuchos, que los que tengan policía en la casa que los traigan, así sí. Entonces me da miedo ir a la fiesta de Alicia la flaca. Y aunque no haya bronca yo ya me sé el cucarroncito con el que uno sale de las fiestas, y las calles solas y que si no paran taxis irse a pie por esas calles solas, ¿será capaz la policía de defenderlo a uno del Barón Jiménez?, y ese frío que se levanta de noche cuando la ciudad se queda sola, de dónde será que sale ese frío, mano. ¿Entonces no voy a la fiesta de Alicia la flaca? Qué, me quedo otra vez aquí en mi casa después de que el sábado en el club, por la mañana, me voy a encontrar a todo el mundo, con Alicia la flaca que me va a decir ¿lo espero?
¿Será?
Bueno, si ella me recuerda, si me dice que me espera, voy a ir con una corbata nueva, decirle a mi mamá que me compre una corbata de flores verdes.
Y que si hay una pelada desconocida y buena le caigo de una, la saco al patio, caminamos al lado de la piscina, le digo después que por qué no mejor vamos a un grill, ¿a usted sí lo dejan entrar a un grill? Como me dijo Graciela la bizca en la fiesta de hace veinte días, que por qué no la insultaría delante de todo el mundo, que si esta hembra me dice eso en la fiesta de mañana, por esta cruz que la tiro a la piscina, y qué tal si me fuera de una a un grill de esos donde hay hembras, conseguirme una tarjeta prestada que diga que tengo dieciocho años, que los porteros de los grilles no deben ser lo mismo que los de los teatros, no como el portero del Calima, que intenté ver tantas veces Rebelde sin causa que ya al final me dijo que me jodía de por vida, porque de ahora en adelante no me dejaba entrar ni pa catorce. Así qué va a poder vivir uno, apuesto a que esto nunca le pasó a mi papá, que él más bien tenía que estar persiguiendo a los liberales que volvieron mierda a papá Patricio en vez de uno que tiene que levantarse todos los días con un cucarrón de angustia aquí en el pecho, ¿angustia, mano? Angustia de qué, digo yo. No sé nada, mano. Lo que sé es que se trata de un cucarrón negro, ¿cómo será eso?; tener un cucarrón negro en el pecho que uno siente que se le va comiendo el hueso, primero el hueso ese y después el corazón, ¿cómo será eso, peor que tener un cucarrón en el cerebro? No, dicen que lo peor que hay es tener un cucarrón en el cerebro, sentir cómo le va royendo el cerebro, el oído. Pero yo en lugar de que se me coman el corazón prefiero que se me coman el cerebro. Si Patricialinda hubiera sabido que al dejarme me condenó a amanecer todos los días con un cucarrón metido dentro del pecho, apuesto a que no me hubiera dejado. Ni por nada del mundo, mano.

FIN