Texto publicado por Zarathustra Zoroastro

Paquetes de hilo, papel de agujas.

Fíjese nomás como están las cosas, señor. Todavía no Acabamos de salir de la pandemia, cuando ya los rusos se metieron a la revuelta con los del norte, mientras acá nuestros hijos se mueren de hambre. Y no es que sea llorón, nada de eso. Pero es que, con tanta masacre, que si la contaminación, que si van a vender el avión presidencial, que si ya viene una nueva cepa del condenado virus, uno ya no haya la puerta.
Lo único cierto es que mientras nuestro mandamás se llena la boca echando discurso, nuestra gente pierde el pan de cada día, vaya cosa. Por eso, y aunque nos digan inorantes, uno no puede evitar preguntarse; si la situación del país es tan precaria, si no tenemos recursos médicos, ni infraestructuras, ni buena política, por qué a don López le ha dado por ser tan generoso con los de afuera. Y no es que quiera pasarme de listo, pero oiga nomás esto pa ver si no siente coraje.
Allá en el hospital, por ejemplo, mi compadre Abundio se petateó porque no alcanzó a recebir oxigenación, disque porque los tanques esos que se conectan a la nariz no alcanzan pa todos. Pero luego uno llega a su casa, con el ánimo caldeado, prende la tele como pa ponerse a descansar un rato, y resulta que ya regalaron no sé cuántas vacunas por allá, otras por maracuyá. ¿cree usted que eso está bien?
Mire nomás a la comadre Chanita, ayer todavía me la jallé re preocupada, no cabe duda de que a uno no le alcanza la vida pa entrarle a los problemas. hace como 5 meses que enterraron al dijunto, y todavía se debe la misa, la caja, el café, el cambio de ropa a medio usar de los chamacos y hasta la luz. Es que no alcanza el dinero, usted ha de comprender; más en lugar de mandarnos a la labor, todo el mundo sale con la cantaleta esa de quédate en casa, ¡la virgen nos ampare!
Vea si la cosa no se ha puesto como para morirse de un susto, que el otro día nos la hizo la niña Lola: de repente se puso pálida, se le achicaron los ojos, hasta parecía estar perdiendo el resuello; Palabra, ya estábamos creyendo que se nos iba a reunir con su tata. Yo le dije a la comadre, llévate a esa criatura pa la suidá, a ver si le jallan algo los médicos. Pero como la cosa está al rojo blanco, nomás alcanzó pa llevarla con don Melquiades el curandero, que rapidito sacó sus menjurjes y nos la puso bien, sea por dios.
El punto es que Hace más de un año que estamos como esa canción de chava Flórez, con 2 pesos esperamos pagar renta, teléfano y luz. Mientras por allá en la suidá, hay personas muy valiosas que con todo y pandemia viven felices con un sueldito de 40 o 50000 pesos, a según declaran las malas lenguas. ¿qué le vamos a hacer? Aquí le chingamos duro, a como nos dan las posibilidades; allá administran los dineros, y por otro ladito se rascan la panza, de manera que como dicen allá en mi tierra cuando se los anda llevando la tía de los muchachos. Paquetes de hilo, papel de agujas; ¿si no me mercas, pa qué me estrujas?
En fin. Mejor vamos a seguirle dando, al rato se mete el sol y necesitamos devolver el mueble a su sitio. ¿ya ve que no es exageración? Aquí, si no nos mata el virus, nos chinga el hambre, o un plomo perdido, mire que violencia, eso ni existe; y si me tira a lurias, échele nomás un vistazo a lo que dice el periódico, justo en este encabezado. ¡abrazos, no balazos!
FIN
J.R. García.