Texto publicado por Manuel Emilio Ballista Caro

Texto, b´´iblico de hoy.

¿Necesitas fuerzas para continuar?

Hay momentos en los que en nuestro andar diario necesitamos renovar
fuerzas para continuar.
Las responsabilidades y diferentes situaciones hacen que nos
debilitemos, por ello debemos buscar una fuente que nos renueve.

La fuerza que levanta.

La fuerza que necesitamos no solamente es la fuerza física del cuerpo,
sino es la fuerza interior, para ser renovados a pesar del cansancio
físico y es Dios mismo quien, a través de su Santo Espíritu que habita
en nuestros corazones, nos la da sin medida.

84:5 Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo
corazón están tus caminos.
84:6 Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la
lluvia llena los estanques.
84:7 Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.
Salmos 84:5-7 (RVR 1960)

Cuando caminas solo hacia una montaña será más difícil que si lo haces
en compañía.
Así es imprescindible que nuestra vida sea acompañada por la presencia
del Espíritu Santo, porque Él es nuestra fuerza.

8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
8:27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del
Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los
santos.
Romanos 8:26-27 (RVR 1960)

Continúa confiando en Dios.

Es probable que te sientas cansado y sin fuerzas en este momento,
quizás te quedaste en medio camino y no puedes avanzar; no te rindas y
retoma fuerzas en Dios, continúa creyendo que el valle de lágrimas se
volverá en fuente de poder.
Pon tu esperanza en Dios y ten presente que si nuestras fuerzas
provienen de Él, aun la situación más difícil se llega a transformar
en bendición.

6 Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual
que Dios te dio cuando te impuse mis manos.
7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de
poder, amor y autodisciplina.
2 Timoteo 1:6-7 (NTV)

1:6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que
está en ti por la imposición de mis manos.
1:7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio.
2 Timoteo 1:6-7 (RVR 1960)

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A Cristo Jesús le interesas más de lo que te puedas imaginar, quiere
que tengas vida eterna y una vida feliz y productiva, y que seas una
influencia positiva en las vidas de las personas a tu alrededor.

Pide a Cristo Jesús que entre en tu corazón a través de esta oración:

Jehová Creador del cielo y de la tierra, Dios Todopoderoso:
yo sé que soy pecador (a).
Yo creo que Cristo Jesús me sustituyó en mis pecados cuando murió en
la cruz del calvario.
Yo creo que su sangre, muerte y resurrección fueron para mí.
En el nombre de Cristo Jesús le pido que me perdone de mis errores y
pecados y recibo a Cristo Jesús como mi Señor y Salvador.
Yo entrego mi corazón y vida a ti Padre Creador, y deseo hacer tu voluntad.
Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.

3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna.
Juan 3:16 (RVR 1960)

14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:6 (RVR 1960)

10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación.
Romanos 10:10 (RVR 1960)

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¡Que Dios te bendiga y hasta la próxima meditación!

EVANGELIO DEL DÍA
Miércoles 1 de diciembre de 2021.
Evangelio según San Mateo 15, 29-37.
Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?
Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen? Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.