Texto publicado por Manuel Emilio Ballista Caro

Texto, bíblico de hoy.

¡No necesitas ser el/la más fuerte para vencer!

Nos cuesta creer que no necesariamente los/las más fuertes son los/las
vencedores(as) pero lo cierto es que para vencer se necesita más que
fuerza.

Ora cuando eres débil.

Una noche, uno de los huéspedes de la Casa Blanca tenía dificultad en
conciliar el sueño.
Era durante los días más difíciles de la guerra civil, la víspera de
la batalla de Bull Run.
Su cuarto estaba cerca de la habitación del presidente Linconl.

El huésped oyó una voz fuerte y angustiada, era la voz del presidente
Lincoln, que estaba arrodillado orando:
“¡Oh Dios, que escuchaste a Salomón la noche que oró pidiéndote
sabiduría, escúchame!
Necesito tu ayuda para gobernar esta nación.
Soy pobre, débil y pecador.
¡Oh Dios, salva esta nación!”
En una de las declaraciones que hizo después, Lincoln dijo:
“No dependo de mis generales, del ejército o de la flota, sino del
Dios de nuestros antepasados, que formó esta nación y no permitirá que
perezca”
Efectivamente, Dios contestó esta oración, y la guerra civil, fue
ganada por los ejércitos del Norte sobre los confederados del Sur,
dando libertad a los esclavos de la época.

No tienes que ser el/la más fuerte, Dios es tu fuerza.

No está mal pedir ayuda y mucho menos a Dios.
Es más, al reconocer nuestra debilidad y depender de Él es cuando más
fuertes somos.

12:9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona
en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
2 Corintios 12:9 (RVR1960)

No dejes que las circunstancias te intimiden, Dios es más fuerte que
cualquier problema y Él puede cambiar las cosas a tu favor.

¿Te sientes débil?

No te des por vencido/a, deja de pelear con tus fuerzas y empieza a
depender de Dios.

14:1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
14:2 Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de
Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él
acamparéis junto al mar.
14:3 Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la
tierra, el desierto los ha encerrado.
14:4 Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré
glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que
yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así.
14:5 Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el
corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y
dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que
no nos sirva?
14:6 Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo;
14:7 y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de
Egipto, y los capitanes sobre ellos.
14:8 Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él
siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido
con mano poderosa.
14:9 Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros
de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron
acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón.
14:10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron
sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los
hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová.
14:11 Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has
sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con
nosotros, que nos has sacado de Egipto?
14:12 ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos
servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios,
que morir nosotros en el desierto.
14:13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la
salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que
hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.
14:14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.
14:15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los
hijos de Israel que marchen.
14:16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo,
y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.
14:17 Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los
sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus
carros y en su caballería;
14:18 y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en
Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.
14:19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se
apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba
delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas,
14:20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de
Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de
noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los
otros.
14:21 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar
se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el
mar en seco, y las aguas quedaron divididas.
14:22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en
seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda.
14:23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad
del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a
caballo.
14:24 Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el
campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y
trastornó el campamento de los egipcios,
14:25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente.
Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque
Jehová pelea por ellos contra los egipcios.
14:26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que
las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su
caballería.
14:27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando
amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir
se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio
del mar.
14:28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y
todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no
quedó de ellos ni uno.
14:29 Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco,
teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda.
14:30 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e
Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar.
14:31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los
egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés
su siervo.
Éxodo 14 (RVR 1960)

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A Cristo Jesús le interesas más de lo que te puedas imaginar, quiere
que tengas vida eterna y una vida feliz y productiva, y que seas una
influencia positiva en las vidas de las personas a tu alrededor.

Pide a Cristo Jesús que entre en tu corazón a través de esta oración:

SEÑOR Jehová Creador del cielo y de la tierra:
yo sé que soy pecador (a).
Yo creo que Cristo Jesús el Mesías, me sustituyó en mis pecados cuando
murió en la cruz del calvario.
Yo creo que su sangre, muerte y resurrección fueron para mí.
En el nombre de Cristo Jesús le pido que me perdone de mis errores y
pecados y recibo a Cristo Jesús como mi Señor y Salvador.
Yo entrego mi corazón y vida a ti Padre Creador, y deseo hacer tu voluntad.
Lo pido en el nombre de Cristo Jesús.

3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna.
Juan 3:16 (RVR 1960)

14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:6 (RVR 1960)

10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación.
Romanos 10:10 (RVR 1960)

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¡Que Dios te bendiga y hasta la próxima meditación! EVANGELIO DEL DÍA
Viernes 17 de septiembre de 2021.
Evangelio según San Lucas 8, 1-3.
Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.