Texto publicado por Brenda Stéfani

puerto

¿Alguna vez sentiste lo que es tener deseos irrefrenables de que eso que tanto anhelas, sea real?
Yo sí, y deseé que se cumpla, y saber como se siente cuando eso pase, y darme cuenta de que se sucedió.
Así que esperé tanto para que ese segundo se vaya como llega, , para que al final, , el deseo, el anhelo, los sentimientos más fuertes que resuenan , queden.
Eso es lo que siento por ti, es lo que cada vez que te pienso, o mejor dicho. Cada vez que te invoco, cada vez que pido que regreses, surge con más intensidad-.
Hoy me encuentro maravillosa, como ese día que tenía una copa en la mano y mil vueltas en la cabeza. Ese día en que te dije que era la primera vez.
Más de 10 años después, me siento de la misma manera, yo que hablé sin saber que sería una de tantas personas que nunca olvidan.
Y yo te amo, sosteniendo esa sensación como una flama en la oscuridad, porque estas palabras son un golpe de piedras en el agua.
Entiende, no puedo dejarte ir. No quiero dejarte ir, pero eso es inevitable.
Tengo el anhelo de besarte hasta que pierdas la consciencia, pero no es el momento, nunca lo será.
No quiero que seas mío, no quiero vivir contigo, no quiero que me conviertas en la sombra que te persigue.
Prefiero ser la neblina, ser transparente y desaparecer al amanecer.
No me importará si tardas en volver, llegarás a mí, y te veré dormir, aunque sepa que mañana te tendrás que ir.
Quiero ser tu punto de partida, tu puerto seguro, tu hogar al que siempre quieras regresar.
Y te abriré la puerta, me verás reír, te contaré un secreto, beberé de ti.
Al día siguiente, vas a partir y me quedaré con algo tuyo en mí.