Texto publicado por Manuel Emilio Ballista Caro

Texto, biblico de hoy.

"Ponle atención a las cosas humildes"

Todo siervo de Dios debe esforzarse por alcanzar el máximo nivel de
desarrollo dentro de la dotación que ha recibido de parte de Dios.
Lo expreso de esta manera porque el Apóstol Pablo dice que debemos
ministrar 'conforme a la medida de la fe' recibida.

Cada persona tiene un nivel diferente de potencialidad en las cosas
del Espíritu.
Podríamos hablar de “dotación espiritual”.
El Señor da a treinta, a sesenta, al ciento por uno.
Cada persona recibe un don, un nivel específico de dotación conforme
al llamado y la soberanía de Dios.
Ahora, dentro de esa dotación, y dentro de su área específica de
ministerio el siervo de Dios, la sierva de Dios, debe hacer un gran
esfuerzo por adquirir competencia, un nivel básico de capacidad y
desempeño dentro de las áreas que caracterízan su servicio.

En el caso del pastor, por ejemplo, se requiere un cierto nivel de
destreza en las áreas de la predicación, la administración, el
evangelismo, el cuidado de almas, el entrenamiento de líderes, y otras
destrezas similares que podríamos señalar.
Estas son cosas básicas, las herramientas fundamentales y aun
imprescindibles de la persona que sirve en una capacidad pastoral.
Si el pastor no desarrolla una competencia mínima en estas áreas, su
ministerio se verá limitado y no progresará a su máximo nivel de
potencial.

Si usted dirige por ejemplo, la adoración en su iglesia, debe darle
atención al desarrollo de su voz, a su apariencia física, su
conocimiento de los coros y los himnos que pueden bendecir a la
iglesia, desarrollar su conocimiento de la música, aunque sea teoría
básica o un instrumento, y cosas similares.
Debe practicar cómo desarrollar un devocional efectivo, coherente, que
lleve al pueblo a la presencia de Dios.
Debe aprender a orar públicamente, en una manera efectiva e inspiradora.

Hay un aspecto muy básico, muy mecánico, del ministerio, que no es muy
romántico, pero que tenemos que esforzarnos por dominar.
Es precisamente ahí donde muchos ministros y siervas del Señor fracasamos.
Nos suscribimos simplemente a una espiritualidad vana y escapista que
subestima la importancia de desarrollar ese dominio de las destrezas
básicas.

Tenemos que dedicarle tiempo a esos aspectos mecánicos y rudimentarios
de nuestros ministerios.
Debemos evitar en todo lo posible un ministerio súper espiritual,
místico, que se rehúse a considerar los aspectos prácticos y concretos
del quehacer ministerial.

Me viene a la mente la imagen del maratonista, corriendo milla tras
milla, monótonamente, practicando paciente y persistentemente su
deporte, perfeccionando su cuerpo y elevando su capacidad de
resistencia en preparación para la carrera.

La capacidad de tolerar la monotonía, de darle atención a los aspectos
humildes y no muy atractivos del ministerio, es lo que frecuentemente
separa la excelencia ministerial de la mediocridad.
Esa atención constante a las herramientas humildes pero fundamentales
del ministerio, cualquiera que sea, es la base para la verdadera
grandeza ministerial.

Había una pequeña ciudad con pocos hombres en ella. Llegó un gran rey,
la cercó y construyó contra ella grandes baluartes. Pero en ella se
hallaba un hombre pobre y sabio; y él con su sabiduría libró la
ciudad.
Eclesiastés 9:14

La verdad es que los miembros del cuerpo que parecen ser los más
débiles, son los más necesarios.
1 Corintios 12:22

En la multitud del pueblo está la gloria del rey, Pero en la falta de
pueblo está la ruina del príncipe.
Proverbios 14:28

Pero aconteció que después de esto, Ben Adad, rey de Aram, reunió a
todo su ejército, y subió y sitió a Samaria.
2 Reyes 6:24

Llegaron los de Joab y lo sitiaron en Abel Bet Maaca, y levantaron un
terraplén contra la ciudad, y éste estaba junto al baluarte. Todo el
pueblo que iba con Joab se puso a socavar el muro para derribarlo.
2 Samuel 20:15

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A Cristo Jesús le interesas más de lo que te puedas imaginar, quiere
que tengas vida eterna y una vida feliz y productiva, y que seas una
influencia positiva en las vidas de las personas a tu alrededor.

Pide a Jesús que entre en tu corazón a través de esta oración:
“ Jesús, deseo los dones que Tú nos ofreces: la vida eterna, el amor y
un sentido a la vida.
Te abro mi vida y mi corazón ahora y acepto Tu don de salvación.
Te ruego que me perdones todas mis malas acciones, que me ayudes a
volver a empezar, a llegar a conocerte íntimamente y a sentir tu amor.
Amén ”.

14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:6 RVR 1960

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EVANGELIO DEL DÍA
Jueves 24 de junio de 2021.
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Evangelio según San Lucas 1, 57-66 .80.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan". Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
¡Que Dios te bendiga y hasta la próxima meditación!