Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Texto del día martes 1 de junio del año 2021.

“Examinando las escrituras”.
Texto del día martes 1 de junio del año 2021.

La otra esposa, su rival, siempre se burlaba de ella para hacerla sentir mal
(1 Sam. 1:6).

Ana, la madre del profeta Samuel, tuvo que soportar graves problemas. Durante muchos años, no pudo tener hijos
(1 Sam. 1:2).
En la cultura israelita, ser estéril se consideraba una maldición. Así que Ana se sentía humillada
(Gén. 30:1, 2).
Para empeorar las cosas, su marido tenía otra esposa, Peniná, que sí le dio hijos y siempre se burlaba de Ana. Esta situación le hizo mucho daño a Ana. Se sentía tan mal que “acababa llorando y no comía nada”. Llegó a estar “profundamente angustiada”
(1 Sam. 1:7, 10).
¿Cómo obtuvo consuelo? Ana le abrió su corazón a Jehová. Después de orar, le explicó al sumo sacerdote Elí lo que le pasaba. Él le dijo: “Vete en paz, y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido”. ¿Cuál fue el resultado? Ana “se fue y comió, y la tristeza desapareció de su cara”
(1 Sam. 1:17, 18).
La oración la ayudó a recuperar la paz.
w20.02 21 párrs. 4, 5

La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo.

1 Samuel 1:6.
6 Y la otra esposa, su rival, siempre se burlaba de ella para hacerla sentir mal porque Jehová no le había dado hijos.

1 Samuel 1:2.
2 Y tenía dos esposas. Una se llamaba Ana, y la otra, Peniná. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.

Génesis 30:1, 2.
30 Cuando Raquel vio que no le había dado hijos a Jacob, empezó a sentir celos de su hermana y a decirle a Jacob: “Dame hijos. Si no, me moriré”. 2 Jacob se enfureció con Raquel y le dijo: “¿Acaso estoy yo en el lugar de Dios? Él es el que no te ha dejado tener hijos”.

1 Samuel 1:7.
7 Así es como la trataba año tras año. Cada vez que Ana subía a la casa de Jehová, era tanto lo que su rival se burlaba de ella que Ana acababa llorando y no comía nada.

1 Samuel 1:10.
10 Ana, profundamente angustiada, se puso a orarle a Jehová y no podía dejar de llorar.

1 Samuel 1:17, 18.
17 Entonces Elí le dijo: “Vete en paz, y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido”. 18 Y ella le contestó: “Que esta sierva tuya tenga tu favor”. Entonces se fue y comió, y la tristeza desapareció de su cara.

Fuente de consulta:
BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
jw.org