Texto publicado por Miguel Ángel Rodríguez Sánchez

Por estas razones Israel es el país que mejor enfrenta la pandemia.

Ya no obliga a usar mascarillas en espacios abiertos y quiere alcanzar una protección de "rebaño" en el futuro cercano.
19 de abril, 2021 - 15h36
La gente se ejercita en una calle de la ciudad costera israelí de Tel Aviv, el domingo. Foto: AFP
Israel ha tenido cuatro elecciones generales en dos años y medio, la última en pandemia, y posiblemente haya otra por falta de acuerdos. Sin embargo, esta falta de gobernabilidad óptima no ha sido impedimento para que se convierta en ejemplo de la lucha contra el coronavirus.
Desde el domingo ya no se obliga a sus habitantes a usar mascarilla en espacios abiertos, gracias a que más de la mitad de su población (son 9,2 millones de habitantes) ya ha recibido dos dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech, según el Ministerio de Salud.
Aun así, Ash advirtió que todavía no se puede cantar victoria: aún falta llegar “al 75% de población inoculada y/o recuperada” para conseguir la anhelada “inmunización de rebaño”.
Esto puede ser un problema, porque dentro del porcentaje que falta están los que se resisten a vacunarse, que se calculan en un millón.
En tanto, los negocios de todo tipo se van llenando luego de vivir tres cierres en los últimos doce meses.
También se espera que en mayo puedan ya entrar grupos de turistas al país.
De acuerdo con el Instituto Tecnológico Technion en Israel, el avance se da porque la vacuna no solo ayuda a los vacunados sino también a los que no la tienen, una especie de protección cruzada. Además, están estudiando los infrecuentes casos en vacunados con una dosis que se han contagiado y han visto que la carga viral de estos es cuatro veces menor que la de un no inmunizado. También indican que el vacunar a los adultos implica una protección indirecta a los niños, que aún no son parte del plan de vacunación.
Colaboración con Pfizer
Israel fue uno de los primeros países en probar la vacuna de Pfizer, y su nivel económico también le permitió comprometer grandes lotes de vacunas. También la capacidad de logística para los más de 400 puntos de vacunación y el tener un sistema de salud que registra electrónicamente los datos de cada persona han sido factores para el rápido avance.
Mientras, el pasado viernes Israel detectó siete casos de la cepa del virus detectada inicialmente en India, de la que aún se tiene poco conocimiento. Las autoridades investigan ahora si la mutación es resistente o no a la vacuna y el grado de contagio que podría suponer.
“Si no nos enfrentamos a una sorpresa con variantes (de coronavirus) que la vacuna no combate, estamos en condiciones de vacunar a toda la población, tanto adultos como niños”, afirmó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Esto luego de conocerse que Israel firmó este lunes un contrato con el gigante farmacéutico estadounidense Pfizer que le permite obtener, una vez más, millones de dosis de su vacuna contra el COVID-19.
El país y la empresa han digitalizado los datos sanitarios de toda su población; proporcionan al laboratorio información sobre los efectos de la inoculación. Además, según el director de Sanidad de Israel, Hezi Levy, el mundo sí necesitará una tercera dosis para la protección de nuevas variantes, haciendo eco de lo dicho por el director de Pfizer, Albert Bourla.
En general, Israel ha registrado 837.199 infecciones y 6.340 muertes, y ha visto una disminución de la epidemia desde hace varias semanas, con menos de 200 nuevos casos cotidianos, contra los más de 10.000 en el momento mas difícil de la crisis sanitaria. (I)