Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Efemérides de la música latina del 17 de julio.Aviación sin barreras del 30 de julio.

Buenos días estimados amigos:  Adjunto el enlace de Aviación sin barreras, con información de medios de comunicación de Ecuador, Perú, Chile, Argentina,
Uruguay, Colombia, España, internacional, artículos de actualidad sobre aviación, tecnología, cultura, ecología, salud, cinco cuentos a texto completo
y la Guía de aeropuertos del Ecuador accesible para PCD.

Saludos cordiales y les deseo un excelente fin de semana.

El Viejo Aviador.

Aviación sin barreras, Viernes 31 de julio de 2020.
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Viernes, 31 de julio de 2020.

Buenos días estimados amigos:  Aquel romántico vuelo que tapa con su negro velo al astro rey en su recogida cubriendo así todo rastro del día, se vivía
y sentía de manera más extrema en el génesis de la aviación, pasándose a veces de la alegría a la suprema pena cuando se cortaba la comunicación.  Entonces
se encogía el corazón de torristas, pasajeros y de toda la tripulación, pues siendo el vuelo nocturno una aventura al límite del peligro al piloto hacía
perder la cordura y la muerte era un presagio latente. 

Aún así, era la noche una novia imposible de rechazar y por más de una razón obvia había que irla a buscar, allí la vida iba y venía encogiéndose  el corazón
de miedo, de emoción, mucho mejor que cualquier vuelo de día.

Gracias a tan extinto y afamado escritor del  “Principito” padre y autor, don Antoine de Saint Exupéry, por lograr con el genio  de su pluma hacernos recordar
experiencias tan lejanas de niebla, de noche, de bruma; de esperas insufribles, de angustias interminables, así como de explosiones de contento cuando
ya se anuncia a la torre, “lateral la estación en pierna con el viento”. 

Título:  Vuelo nocturno.

Autor: 
Antoine de Saint Exupéry
.

Nota de contraportada:  Para las Compañías de navegación aérea, se trataba de vencer en rapidez a los otros medios de transporte. Rivière, admirable figura
de jefe, lo explicará en este libro: «Para nosotros, es una cuestión de vida o muerte, puesto que perdemos, por la noche, el avance ganado, durante el
día, sobre los ferrocarriles y navíos.» Este servicio nocturno, muy criticado al principio, aceptado más adelante, y convertido luego en servicio práctico
después del riesgo de las primeras experiencias, era todavía, cuando se escribió este relato, sumamente arriesgado; al peligro impalpable de las rutas
aéreas, cuajadas de sorpresas, se añade en este caso el pérfido misterio de la noche. Por muy grandes que sean todavía los riesgos, me apresuro a decir
que van disminuyendo día a día, al facilitar y asegurar con cada nuevo viaje la ruta del siguiente. Mas para la aviación, como para la exploración de las
tierras desconocidas, existe una primera época heroica, y, Vuelo Nocturno, que nos describe la trágica aventura de uno de esos exploradores del aire, adquiere
con toda naturalidad un tono de epopeya.

Me gusta el primer libro de Saint Exupéry, pero éste de ahora, mucho más aún. En Courrier Sud, a los recuerdos del aviador, consignados con una precisión
sorprendente, se mezclaba una intriga sentimental que nos aproximaba al héroe: tan susceptible de ternura, que lo sentíamos humano, vulnerable. El héroe
de Vuelo nocturno, aunque no deshumanizado, se eleva.

Cita 1.

“Las flaquezas, los abandonos, las caídas de los hombres, las conocemos de sobra y la literatura de nuestros días es más que hábil en mostrarlos; pero
esa superación de sí mismo que obtiene la voluntad en tensión, es lo que, sobre todo, necesitamos que se nos enseñe”.

Cita 2.

“El hombre no encuentra la felicidad en la libertad, sino en la aceptación de un deber. Cada uno de los personajes de este libro está total y ardientemente
consagrado a lo que debe hacer, a esa tarea peligrosa en cuya ejecución tan sólo encontrará el descanso de la felicidad”.

Cita 3.

“Amad a los que mandáis, pero sin decírselo”.

Cita 4.

“¿No es en la aviación donde vemos desarrollarse más admirablemente y más útilmente el valor? Lo que sería una temeridad, deja de serlo en un servicio
mandado. El piloto, que arriesga su vida sin cesar, tiene cierto derecho a sonreír ante la idea que de ordinario nos forjamos del valor”.

Cita 5.

“Pero he comprendido, al mismo tiempo, lo que siempre me había sorprendido: por qué Platón ¿o Aristóteles? sitúa al valor en la última categoría de las
virtudes. Es que no está formado por muy hermosos sentimientos: algo de rabia, algo de vanidad, mucha testarudez y un vulgar placer deportivo. Sobre todo,
la exaltación de la propia fuerza física que, no obstante, no le atañe en nada”.

Cita 6.

“Los valientes ocultan sus hazañas como la gente de buen corazón sus limosnas. Las disfrazan o se excusan de ellas”.

Cita 7.

“Y se iluminaban los pueblos y las constelaciones de sus luces se contestaban unas a otras. Él también, haciendo parpadear con el dedo sus luces de posición,
respondía a los pueblos. La tierra estaba llena de llamadas luminosas; cada casa encendía su estrella, frente a la inmensa noche, del mismo modo que se
vuelve un faro hacia el mar”. 

Cita 8.

“Tras haber recorrido mil kilómetros, percibe cómo unas olas de fondo, profundas, elevan y hacen descender el avión, que respira, cuando ha atravesado
diez tormentas, cual países en guerra, y, entre ellas, algunos claros de luna; cuando alcanza esas luces, una después de otra, con la sensación de vencer”.

Cita 9.

“La llegada de los aviones no será nunca esa victoria que concluye una guerra, e inicia una era de paz venturosa. Jamás habrá, para él, otra cosa que un
paso hecho, precediendo a mil otros pasos semejantes”.

Cita 10.

“Sobre doscientos kilómetros de espesor, ni un hombre, ni un hálito de vida, ni un esfuerzo. Sólo aristas verticales, que se rozan a seis mil metros de
altura; sólo capas de piedras desplomándose verticalmente; sólo una formidable tranquilidad”.

Cita 11.


Rivière temía a ciertos admiradores: sus exclamaciones disminuían al hombre, falseaban el sentido de la aventura, cuyo carácter sagrado no comprendían.
Pero Pellerin guardaba aquí toda su grandeza de saber simplemente, mejor que nadie, lo que vale el mundo entrevisto bajo cierta luz, y de rechazar las
aprobaciones vulgares con un rudo desdén”.

Cita 12.

“Se ruega al inspector Robineau que no nos mande poemas, sino informes. El inspector Robineau utilizará felizmente su competencia, estimulando su celo
personal. Y así se lanzó desde entonces, como sobre su pan cotidiano, sobre las flaquezas humanas: sobre el mecánico que bebía, sobre el jefe de aeropuerto
que pasaba noches toledanas, sobre el piloto que rebotaba al aterrizar”.

Cita 13.

“El reglamento, pensaba Rivière, es como los ritos de una religión, que parecen absurdos pero forman a los hombres. Le era igual que lo tuviesen por justo
o por injusto”.

Cita 14.

“Rivière pensaba: ¿Justo o injusto, con respecto a ellos?; esto carece de sentido: ellos no existen. El hombre era, para él, cera virgen que se debía moldear.
Se debía dar un alma a esa materia, crearle una voluntad. No creía esclavizarlos con dureza, sino lanzarlos fuera de ellos mismos. Si castigaba todo retraso,
cometía una injusticia, pero dirigida hacia la salida, la voluntad de cada escala creaba esa voluntad. No permitiendo que los hombres se regocijasen por
un tiempo cerrado, como si fuera una invitación al reposo, los tenía pendientes de que clarease”.

Cita 15.

“¡Qué angustia en el canto menor de un correo lanzado, como dardo ciego, contra los obstáculos de la noche!”.

Cita 16.

“Rivière le había respondido con un exabrupto: Si eso os impide dormir, estimulará también vuestra actividad.  Era un exabrupto a medias, pues Rivière
acostumbraba a afirmar: Si el insomnio de un músico le hace crear hermosas obras, es un hermoso insomnio”.

Cita 17.

“Tal vez, la próxima noche, ordenará a ese piloto una salida peligrosa: tendrá que obedecer.  Sí...

Dispone usted casi de la vida de los hombres, de hombres que valen más que usted...

Pareció titubear.  Eso es grave...

Rivière, que continuaba andando lentamente, se detuvo algunos instantes.  Si le obedecen por amistad, les engaña. Por lo mismo, no tiene usted derecho
a ningún sacrificio”.

Cita 18.

“Pesadas nubes oscurecían las estrellas. Se inclinó hacia tierra: buscaba las luces de las ciudades, tan semejantes al brillo de las luciérnagas ocultas
en la hierba, pero nada relucía en aquella hierba negra.

Previendo una noche difícil, sintióse displicente: marchas, contramarchas, territorios ganados que es preciso luego ceder. No comprendía la táctica del
piloto; le parecía que iban a dar contra la espesura de la noche, como contra un muro”.

Cita 19.

“Sin duda, aquellas manos, cerradas sobre los mandos, gravitaban ya sobre la tempestad como sobre el cuello de una bestia, pero los hombros, cargados de
fuerza, continuaban inmóviles: en ellos se adivinaba una profunda reserva”.

Cita 20.

“En alguna parte para que la vida fuese continua, para que la voluntad fuese continua y, así, de escala en escala, para que jamás, de Toulouse a Buenos
Aires, se rompiera la cadena. Ese hombre desconoce su grandeza.  Los correos, en alguna parte, luchaban. El vuelo nocturno duraba como una enfermedad:
era preciso velar. Era preciso asistir a aquellos hombres que con las manos y con las rodillas, pecho contra pecho, afrontaban la oscuridad, y que no conocían
nada más, absolutamente nada más, que cosas movedizas, invisibles, de las que era necesario salirse, como de un mar, a fuerza de brazos ciegos”.

Cita 21.

“Pensó en el piloto:  Yo lo salvo del miedo. No es a él a quien atacaba, es, a través de él, a esa resistencia que paraliza a los hombres ante lo desconocido.
Si lo escucho, si lo compadezco, si tomo en serio su aventura, creerá volver del país del misterio, y sólo del misterio se tiene miedo.. Es preciso que
no haya más misterios. Es preciso que los hombres desciendan a ese pozo oscuro y, al remontarlo, digan que no han encontrado nada”.

Cita 22.

“Se temía, en los círculos oficiales, como a una maleza inexplorada, aquel territorio umbrío. Lanzar una tripulación, a doscientos kilómetros por hora,
hacia las tormentas, las brumas y los obstáculos materiales que la noche contiene sin mostrarlos, les parecía una aventura tolerable para la aviación militar;
se abandona un territorio en noche clara, se bombardea, se vuelve al mismo terreno. Pero los servicios regulares fracasarían en la noche. Para nosotros
había replicado Rivière— es una cuestión de vida o muerte, puesto que perdemos, por la noche, el avance ganado, durante el día, sobre los ferrocarriles
y navíos”.

Cita 23.

“Reclamaban soluciones perfectas, que descartasen todos los peligros: La experiencia es quien nos dará las leyes, respondía; el conocimiento de las leyes
no precede jamás a la experiencia”.

Cita 24.

“Para el piloto, esta noche no tenía ribera alguna, puesto que no conducía ni hacia un puerto (todos parecían inaccesibles), ni hacia el alba: el combustible
se agotaría antes de una hora cuarenta. Así que se vería obligado, más o menos pronto, a descender como un ciego, en esta espesura”.

Cita 25.

“Pensó primero eludirlos: las madres y las esposas no entran en las salas de operaciones.

Se manda callar también la emoción en los navíos en peligro. No ayuda a salvar a los hombres. No obstante, aceptó”.

Cita 26.

“Pero estaba solo.  Le pareció que también la materia se sublevaba. El motor, a cada inclinación, vibraba tan fuerte, que toda la masa del avión se agitaba
con un temblor furioso. Fabien, con la cabeza hundida en la carlinga, cara al horizonte del giróscopo, pues, afuera, no discernía ya la masa del cielo

de la tierra, consumía todas sus fuerzas en dominar el avión. Andaba perdido en una oscuridad donde todo se mezclaba: la oscuridad del origen del mundo.
Las agujas de los indicadores de posición oscilaban cada vez más aprisa, haciéndose imposibles de seguir”.

Cita 27.

“El piloto, al que engañaban, se debatía mal, perdía altura, se hundía poco a poco en esa oscuridad. Leyó la altura quinientos metros. Era el nivel de
las colinas. Sintió que sus olas vertiginosas corrían hacia él. Dióse cuenta también de que todas las masas del suelo eran como arrancadas de su sostén,
partidas a pedazos, y empezaban a dar vueltas, ebrias, a su alrededor. Empezaban a su alrededor una especie de danza que se estrechaba cada vez más”.

Cita 28.

“Y fue en este instante cuando lucieron en su cabeza, en un desgarrón de la tormenta, como cebo mortal en el fondo de una masa, algunas estrellas...

Juzgó que era una trampa: se ven tres estrellas por un agujero, se sube hacia ellas, y ya no se puede descender, se permanece allí, mordiendo las estrellas...

Sin embargo, era tal su hambre de luz, que remontó”.

Cita 29.

“Pero los acontecimientos de esta noche encontraban a Robineau desarmado. Su título de inspector no poseía ningún poder sobre las tormentas, ni sobre una
tripulación fantasma, que no se debatía en realidad por una prima de exactitud, sino para escapar a una sola sanción, que anulaba las de Robineau: la muerte”.

Cita 30..

“Esa tripulación, cuya posición es desconocida, se manifiesta ya a los vivos, fuera del espacio, fuera del tiempo; y sobre las hojas blancas de las estaciones
de radio son ya fantasmas que escriben.

¿Se ha agotado el combustible o el piloto juega su última carta: encontrar tierra sin estrellarse? La voz  de

Buenos Aires ordena a Trelew:  Pregúntenselo”.

Cita 31.

“La una cuarenta. Último límite del combustible: es imposible que aún siga volando.

Y la paz se hace.  Algo amargo y soso sube a los labios como en el término de un viaje. Algo se ha consumado de lo que nada se sabe, algo descorazonador”.

Muy atentamente.

Luis Eduardo Cueva Serrano.

Aviación sin barreras.

Quito, Ecuador, Sudamérica.