Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Aviación sin barreras del 17 de julio.

Buenos días estimados amigos:  Adjunto el enlace de Aviación sin barreras con información de medios de comunicación de Ecuador, Perú, Chile, Argentina,
Uruguay, Colombia, España, Internacional, artículos de actualidad sobre aviación, tecnología, cultura, ecología, salud, cinco cuentos a texto completo
y la Guía de aeropuertos del Ecuador accesible para PCD.

Saludos cordiales y les deseo un muy buen fin de semana.

El Viejo Aviador.

Aviación sin barreras, Viernes 17 de julio de 2020.
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Viernes, 17 de julio de 2020.

Buenos días estimados amigos:  La inmediata explosión y posterior aceleración que sufre una bala, un proyectil al pasar de velocidad cero a mil, es idéntica
al incremento que se experimenta en los primeros eventos de esta novela negra.  Que no te agarre acomodándote en tu rincón de lectura aún con la mente
puesta en otra preocupación que no sea la casi inverosímil acción que da el pistoletazo de salida a esta “Danza de tulipanes”, donde cada uno de sus personajes
tiene algo que ocultar, algo que sobrellevar para no sucumbir o desequilibrarse ante sucesos tan abyectos a los que reta el criminal, orgulloso de su crimen
perfecto.   

Título:  La danza de los tulipanes.

Autor:  Ibon Martín.

Nota de contraportada:  LA FLOR MÁS BELLA PUEDE INSPIRAR LOS CRÍMENES MÁS ATROCES

La periodista más popular de Gernika es arrollada por el tren que cubre la línea de Urdaibai. La víctima ha sido fijada a la vía con un delicado tulipán
entre sus manos. La flor, de un intenso y brillante rojo, es tan hermosa como difícil de encontrar en pleno otoño. La escena, cuidadosamente preparada,
ha sido retransmitida en directo a través de Facebook.

La danza de los tulipanes nos sumerge en la ría de Urdaibai, un lugar mágico donde el mar y la tierra se abrazan al compás de las mareas que mecen las
tranquilas vidas de sus habitantes, que se ven repentinamente sacudidas por la brutal irrupción de un asesino complejo e inteligente, capaz de rivalizar
con los ritmos de la naturaleza que desde siempre han gobernado la comarca.

Un thriller magnífico que consagra a Ibon Martín como el maestro vasco del suspense.

Cita 1.

“Un pescador, de cesto de mimbre al hombro y puro en los labios, aguarda a que se abra la barrera de un paso a nivel para continuar su camino. Santi hace
silbar suavemente la locomotora para saludarlo y el hombre le corresponde alzando la mano. Poco más allá es una mujer de caderas anchas quien alza la vista
desde un huerto bien cuidado para mirar el tren. El maquinista se la imagina recorriendo los vagones con la mirada a la caza de algún rostro familiar.
Seguro que lo encuentra, allí se conocen todos.  Gracias murmura Santi casi para sus adentros.

Tras veintidós años como maquinista del metro de Bilbao la compañía le ha premiado destinándolo a la línea de Urdaibai. No hay ninguna más hermosa en toda
la red, ni tampoco más tranquila.

Cita 2.

“Santi respira hondo. Siente que la vida le sonríe.  Le gusta este mundo, un territorio que todavía se rige al ritmo de la naturaleza. En pleno siglo XXI
las mareas siguen siendo quienes mandan en Urdaibai. Son ellas quienes trazan los perfiles de un mapa donde el mar y la tierra se abrazan en armonía”.

Cita 3.

“A Natalia le gustaría todo aquello. Por un momento, Santi la imagina sentada junto a él en la locomotora. Va contra las normas, pero tampoco pasará nada
por hacerlo un día. Su mujer lo merece; él también lo merece tras veintidós años bajo la gran ciudad. ¿Cómo explicarle si no la belleza que contempla cada
día al mando del tren regional?”.

Cita 4.

“Su rostro se le aparece al otro lado del cristal, fundido con el paisaje. Le sonríe, claro. A ella también le gustan sus planes.  Es tan real la visión
que el maquinista se obliga a parpadear para regresar a la realidad.  Al abrirlos Natalia sigue allí, sentada en una silla en mitad de la vía.  Cuando
vuelve a fijarse en sus labios, Santi comprende que no sonríe. Solo grita. Lo hace con todas sus fuerzas y, a pesar del traqueteo metálico, el maquinista
alcanza a oírla”.

Cita 5.

“¡No! ¡Natalia, no! ¡Aparta de ahí! aúlla el maquinista mientras acciona el freno de emergencia.  Un penetrante chirrido acompaña a la sacudida que mueve
violentamente el convoy. A través de la puerta de seguridad se cuela el quejido de algún viajero, sorprendido por la frenada.  Santi clava los ojos en
los de su mujer y lee en ellos un terror como jamás antes ha visto. Si pudiera ver los suyos propios tampoco encontraría un mensaje más reconfortante.
Es demasiado tarde. Un tren no puede detenerse en seco. Natalia está condenada”.

Cita 6.

“¿Estás listo? No será muy agradable, advierte Julia tirando del freno de mano. En el asiento del copiloto, Raúl asiente con gesto de circunstancias. Los
atropellos ferroviarios resultan especialmente crudos. Los trenes son implacables con el cuerpo humano cuando se lo encuentran en su camino.  Las gotas
que se acumulan en el parabrisas se tiñen de los tonos azules de las luces del coche patrulla que protege la escena de posibles curiosos. Los dos ertzainas
cruzan una última mirada resignada antes de salir del vehículo. Saben lo que les espera: recorrer la vía en busca de pruebas y restos biológicos”.

Cita 7.

“Ahí tenéis al marido. Está hundido, les indica el agente uniformado que custodia el cordón policial.  ¿El marido? inquiere Julia arrugando la frente.
¿Quién le ha avisado?  Nadie. Estaba aquí cuando hemos llegado. Es el maquinista.  Julia y Raúl, ambos vestidos de paisano, como es habitual en los agentes
destinados a Investigación, se miran sin ocultar su extrañeza. ¿Por qué elegir el tren que conduce tu marido para quitarte la vida?”.

Cita 8.

“Natalia… ¿Por qué ella? Natalia… balbucea el maquinista. El tren, un regional de vía estrecha en el que predomina el color blanco, asiste mudo a sus lamentos
apenas unos pasos más allá. En el ambiente flota el aroma inconfundible a hierro y óxido que envuelve los accidentes ferroviarios”.

Cita 9.

“La habían atado a una silla, anuncia llevándose la mano derecha a la otra muñeca. Por aquí y por los tobillos.  Julia siente que la noticia despierta
de golpe todos sus sentidos. Eso lo cambia todo.  Ya no están hablando de un suicidio.  Asesinato, sisea entre dientes antes de buscar a su compañero con
la mirada.  Raúl está tomando fotos de la locomotora. Desde donde se encuentra, Julia no puede ver el frontal, pero no le cuesta imaginarse la mancha de
sangre”.

Cita 10.

“Julia frunce el ceño al fijarse en la flor que la víctima sostiene en su mano derecha. Ha perdido algún pétalo, pero no tantos como para no poder reconocerla.
Es un tulipán. Un hermoso tulipán rojo que apenas destaca entre la sangre que cubre la chaqueta vaquera de la mujer asesinada.  Qué extraño, murmura. Sujetaba
esta flor con tanta fuerza que ni siquiera el impacto del tren ha podido arrancársela de la mano.  Julia aguarda a que Raúl fotografíe el tulipán antes
de tirar de su tallo. Hay que embolsarlo. Podría tratarse de una prueba.  Está pegado. Joder, por eso no lo soltó… Se lo han pegado a la mano. Jamás ha
visto algo así”.

Cita 11.

“ Una melodía la saca de su trance. La reconoce. Es su móvil. Introduce mecánicamente la mano en el bolsillo y se lo lleva a la oreja.  ¿Qué pasa?  Tenemos
novedades. Es de comisaría.  El crimen se ha retransmitido en directo por Facebook. Gernika entera está conmocionada.  Julia asiente lentamente. Estira
la mano y pulsa la tecla de detener la emisión. Después retira la cinta adhesiva e introduce el aparato en una bolsa de pruebas. Nunca ha visto algo así.
El tulipán, la silla en medio de la vía, la retransmisión… Todo aquello es maquiavélico”.

Cita 12.

“Natalia Etxano no es una vecina más de la comarca, es la periodista estrella, la conductora del programa matinal líder de audiencia en Gernika y sus alrededores.
Julia resopla angustiada. Imagina a la prensa pendiente de todos sus movimientos y preguntando constantemente por los avances en la investigación. Aquello
no va a ser nada fácil.  ¡Mierda! exclama dándose una palmada en la frente. Acaba de darse cuenta de un detalle que va a complicarlo todo más. Mucho más”.

Cita 13.

“Madrazo está sentado en su despacho. Cestero cierra la puerta y se sienta en una de las dos sillas situadas frente a su mesa. No hay besos de bienvenida.
Son compañeros, jefe y subordinada, lo demás es pasado.  Bueno, cuéntame. ¿No me habrás hecho venir para hablarme de mis amigas?  dispara Cestero, tratando
de sacudirse de encima las ganas de levantarse de la silla y pasar al otro lado de la mesa.  No es la primera vez que tiene que refrenar el impulso. Madrazo
sigue atrayéndola. Y sabe que él siente lo mismo por ella. Fueron casi dos años intensos. Lástima que aunque empezaron como en un juego, al final no esperaban
lo mismo. Tal vez la culpable fuera la diferencia de edad. Cestero tenía veintiocho años cuando dejaron de verse, su jefe, casi cuarenta.  Ella se sentía
cómoda sin compromiso. Sexo, conciertos, confidencias… Lo pasaba muy bien con el oficial hasta que él empezó a pedir más”.

Cita 14.

“¿Qué es esto? ¿Qué hace aquí mi nombre?  Desde hoy formas parte de la Unidad Especial de Homicidios de Impacto. Bueno, no solo formas parte… La diriges.
Cestero observa a su jefe con gesto incrédulo. Hace unas semanas que su superior le había hablado de ello. Una unidad formada por agentes especializados
en la resolución de crímenes múltiples o de fuerte repercusión mediática. No era más que un proyecto cuando lo comentaron, pero parece haber subido de
golpe varios escalones, y el crimen de Gernika es nuestro primer caso…”.

Cita 15.

“¿Quién ha elegido el equipo? inquiere Cestero.  Yo. Dos de Bizkaia y dos de Gipuzkoa, para no herir sensibilidades, ya sabes cómo es esto. La suboficial
asiente. Siempre los malditos equilibrios geográficos… Nadie de Vitoria, observa. Madrazo se encoge de hombros. No responde. Cestero conoce la respuesta.
Los de allí nunca se quejan”.

Cita 16.

“Ane, la llama cuando está abandonando el despacho. Ella se gira hacia él, la mano en la manilla.. Demuéstrales que eres la mejor. Ya está bien de que
tengas que estar siempre bajo la lupa por haber salido con tu jefe. Tendrás que oír que te he regalado el puesto… Que les den. No hay ningún ertzaina mejor
capacitado que tú para este trabajo. Es tu oportunidad de demostrarlo. Aprovéchala”.

Cita 18.

“Txema estudia a Cestero con la mirada. El tatuaje del cuello y los piercings en la nariz y la ceja parecen reclamar especialmente su atención.  Eres muy
joven para tu graduación, ¿no?  Ella se da cuenta en el acto de que no es un cumplido. Señal de que soy buena, sentencia, decidida a no darle la más mínima
opción a desacreditarla. ¿Por qué no se plantean que tal vez sea Madrazo quien le deba a ella el puesto? ¿Quién sería hoy su superior de no haber sido
por la pericia de Cestero en la resolución de los casos más complicados?”.

Cita 19.

“¿Pudo el marido colocarla en la vía y regresar al tren?  ¿El marido? Julia parece realmente descolocada. Estuve con él en el escenario. Estaba hundido.
El tren no tuvo tiempo de detenerse. Ese hombre nunca se quitará de la cabeza lo sucedido la víspera ante sus propios ojos.  Cestero no tira la toalla:
Hay rumores, parece que bastante consistentes, de que Natalia le era infiel.. No podemos descartar que el marido quisiera vengarse. Desde luego que la
coartada preparada sería inmejorable. Habría que investigar qué hizo en los minutos previos al accidente. ¿Hubo alguna parada extraña? Eso debe de quedar
registrado en algún lugar”.

Cita 20.

“La secuencia comienza con una imagen de la víctima sentada en medio de la vía. En un primer momento Natalia aparece adormilada, seguramente bajo los efectos
de alguna droga. Apenas son unos segundos. Después comienza un forcejeo para tratar de liberarse. La silla baila sobre las traviesas y la boca de la periodista
se abre en un grito gutural que obliga a Julia a bajar el volumen de los altavoces. La ría de Mundaka, corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai,
cuela sus intensos azules entre los árboles que enmarcan la escena. Un cuidado decorado que maravillaría a cualquier director de cine. Cestero siente su
propio pulso acelerarse con cada nuevo grito angustiado. Igual que en las películas, confía en que algún imprevisto desbarate un crimen planificado al
milímetro: que la silla se mueva lo suficiente para apartarla de la trayectoria de la locomotora o que Natalia pueda liberarse de las ligaduras que la
mantienen inmovilizada. Es brutal, murmura”.

Muy atentamente.

Luis Eduardo Cueva Serrano.

Aviación sin barreras.

Quito, Ecuador, Sudamérica.