Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Aviación sin barreras del 15 de julio.

Buenos días estimados amigos:  Adjunto el enlace de Aviación sin barreras, con información de medios de comunicación de Ecuador, Perú, Chile, Argentina,
Uruguay, Colombia, España, Internacional, artículos de actualidad sobre aviación, tecnología, cultura, ecología, salud, cinco cuentos a texto completo
y la Guía de aeropuertos del Ecuador accesible para PCD.

Saludos cordiales.

El Viejo Aviador.

Aviación sin barreras, Miércoles 15 de julio de 2020.
https://www.sendspace.com/file/durssz

Miércoles, 15 de julio de 2020.

Buenos días estimados amigos:  Pena, frustración y resignación tal vez sean las primeras y dolorosas palabras que nos visitan ante un diagnóstico insoslayable,
como en el caso de una enfermedad inevitable y degenerativa; y de pronto una colorida vida entra en caos, en pérdida de sustentación y barrena… en la oscuridad
suprema, la ceguera. 

Así, cortada las alas y apagada la luz en nervio óptico, mácula y retina parecería no tener sentido la vida, pero en “Cien pasos para volar”, un caso de
la vida real plasmado en tinta y papel vemos o percibimos que no es lo mismo pero da igual, cuán viable es adaptarse a una nueva realidad potenciando los
demás sentidos, y dándole verdadero sentido, profundidad, tridimensionalidad, acción, paisaje y vida de la naturaleza que nos acaricia y rodea.

Para ello y aunque parezca increíble, más allá de toda técnica   o valor monetario lo que se requiere es actitud, valor y perseverancia a diario, entonces,
sólo entonces sabrás que haz recorrido 98, 99 y finalmente cien pasos para volar, y perro guía o bastón en mano emprenderás nado, carrera o vuelo hasta
alcanzar el más anhelado y caro de tus sueños.

Este libro a criterio del Viejo Aviador, es mandatorio, imperdible, insustituible para quienes llevamos en el corazón los seis puntos del signo generador:
El Braille.

Título:  Cien pasos para volar.

Autor:  Giuseppe Festa.

Nota de contraportada:  Imagínate vivir la montaña con los ojos cerrados.  Lucas perdió la vista de niño, ama la montaña, donde sus agudos sentidos le
muestran un mundo desconocido para los demás. 

El viento trae perfumes, rumores que apenas percibimos, pero Lucas los conoce casi mejor que a sí mismo.  El camino de Lucas se cruza con el de Céfiro,
un águila secuestrada por unos cazadores furtivos.  Todo parece perdido, pero la naturaleza está llena de pistas y es capaz de revelar la verdad, a aquellos
que saben escuchar y ver con otros ojos. Una novela para leer con todos los sentidos.

Acerca del autor:  Giuseppe Festa es licenciado en biología, educador medioambiental y escritor de literatura infantil y juvenil; además es autor de reportajes
sobre naturaleza emitidos en la TV pública italiana y protagonista del premiado documental “Oltre la frontera”.

Combina su amor por la naturaleza y los libros con su faceta de músico o cantante del Grupo Lingalad.  “Cien pasos para volar” es su cuarta novela, una
obra que nace después del encuentro del autor con un joven invidente, apasionado de la montaña y los animales, capaz de vivir la naturaleza con una gran
intensidad.

Cita 1.

“A poca distancia vigilante al borde del precipicio, una presencia familiar escudriñaba insomne las tinieblas del bosque.  El pequeño se preguntó:  ¿Qué
era lo que turbaba el sueño de su padre?  Quizá la sombra de un oscuro presentimiento, se pegó al cálido cuerpo de su madre y entre sus suaves plumas se
abandonó a un sueño inquieto”.

Cita 2.

“La montaña dio al muchacho una bienvenida de resina, no fue un saludo repentino, Lucas había captado la esencia de los abetos desde el sendero que más
abajo atravesaba los senderos bañados por el sol, el olor de las coníferas se había hecho cada vez más intenso”.

Cita 3.

“Los troncos de los árboles eran una caja de resonancia perfecta.  Si tuviera la flauta… se lamentó.  El abetal habría respondido a sus notas con una resonancia
única, muy distinta de la de los bosques de robles jóvenes que crecían cerca de su casa.  La próxima vez me la traigo y grabo, así mando un pequeño recuerdo
al profesor de música”.

Cita 4.

“¿Qué es este canto?  ¿Qué canto? Preguntó Lucas, hay tantos.  Ese que proviene de aquí arriba, respondió Bea.  Un pinzón sentenció el chico y allá un
carbonero, y también un piquituerto me parece, dijo apuntando con el dedo hacia arriba.  En ese momento un pájaro carpintero repiqueteó un tronco vacío,
mientras el inconfundible canto del cuco, emergía  dentro del murmullo rítmico de los grillos más abajo en los prados.  Lucas catalogó y memorizó cada
sonido, luego cogió con la mano izquierda el pañuelo de su tía y dándole algunos giros se lo enrolló en la muñeca”.

Cita 5.

“De repente un chillido partió el cielo en dos, Lucas se estremeció, el corazón le latía con fuerza:  ¡Un águila! Exclamó.  Bea intentó mirar por entre
las ramas… ¿Un águila, estás seguro?  Shh, Lucas se llevó el dedo índice a la boca, un segundo silbido más débil resonó entre las montañas, se está alejando,
observó.  Se quedaron en silencio unos minutos, pero ya no oyeron nada más”.

Cita 6.

“Lo primero que hizo Lucas fue quitarse las botas, no dijo nada, sólo soltó un gran suspiro de alivio; luego exploró la habitación con la ayuda del bastón
de excursionistas, siempre había rechazado el bastón para ciegos.  Es tan cómodo este bastón, decía mientras manejaba con habilidad el bastón de trecking
como si fuera el florete de un esgrimista”.

Cita 7.

“cuando tenía algo más de dos años, a Lucas le diagnosticaron una enfermedad degenerativa del nervio óptico.  Sus padres no se resignaron, y con la intención
de encontrar una cura iniciaron un largo peregrinaje de un hospital a otro.  Cuando al papá de Lucas se le acabaron los permisos en el trabajo, su hermana
Bea  se ofreció para acompañar a la cuñada y al sobrino.  Así fue como la tía, se convirtió en una presencia constante en la vida de Lucas”.

Cita 8.

“De niña Bea había sido boy scout, y el placer que sentía al caminar por las alturas no lo había olvidado nunca.  Ahora que ya era una mujer adulta, adoraba
la idea de calzarse las botas y de poder lograr un objetivo.  Daba igual que fuera un lugar en concreto o un recorrido por senderos y valles, y también
daba igual que fuera difícil, lograrlo con el propio esfuerzo le proporcionaba una sensación intensa, era como retroceder a aquellos tiempos  en los que
la tecnología y las máquinas aún no habían privado al hombre de contar sólo consigo mismo”.

Cita 9.

“Para Lucas los paseos por la montaña fueron todo un descubrimiento, delante de él se abrió la posibilidad de estimular sus sentidos de otra manera.  Se
sentía como una antena parabólica que tras haber recibido durante años mensajes del planeta Tierra, de repente, empieza a captar oleadas de señales de
otro mundo, un mundo que por razones muy distintas a las de su tía, le ofrecía otra oportunidad para ponerse a prueba”.

Cita 10.

“La chica no era muy habladora, pero había algo más, se sentía incómoda, nunca había hablado con una persona invidente.  Seguro que meto la pata, se quejó
para encontrar una justificación al malestar que sentía y que le encogía el estómago.  Con el tiempo entendería el verdadero motivo de esa extraña sensación. 
Lucas comprendió que era mejor dejarlo, no preguntó nada más, dio otro bocado al trozo de pastel pensativo”.

Cita 11.

“Este es Tristán, un buen amigo que se quedará un par de días aquí en el refugio.  El hombre extendió la mano derecha para saludar a Lucas, pero este no
percibió el gesto… y el brazo del guía quedó suspendido en el aire, cuando reparó que no podía verlo, se puso rojo como un tomate y apartó la mano apresuradamente. 
Mañana por la mañana Tristán me llevará a mi nieta Clara de excursión, dijo Héctor.  Yo también iría, aclaró, pero en esta época del año con todos los
turistas que pasan por aquí, no puedo alejarme mucho.  La muchacha sonrió por compromiso, en realidad salir de excursión no le apetecía en absoluto, preferiría
pasarme todo el día aquí secando vasos y tomando el fresco, pensó, que sudar como un pollo caminando por un sendero asfixiante”.

Cita 12.

“¿Y a dónde la llevarás? Preguntó Bea mirando a Tristán.  La idea es llegar al Pico del diablo.  Es un lugar precioso, explicó Héctor, sí, las vistas desde
allí son preciosas, confirmó Tristán, además quiero enseñarte el “Nido de Mistral y Levante, añadió mirando a Clara. La chica frunció el ceño.  ¿Quiénes
son?  Una pareja de águilas, las llamamos así, ¿Verdad Héctor? Con el nombre de los vientos.  A Lucas se le iluminó la cara y se enderezó en el banco”.

Cita 13.

“Nunca he estado en el Pico del diablo, intervino Bea, fingiendo no haber notado la mirada perpleja del guía, pero si no hay tramos excesivamente peligrosos,
estaremos encantados de acompañaros.  No hay ningún tramo peligroso, la tranquilizó Héctor, y además con Tristán de guía… El hombre forzó una sonrisa,
yo sabía que la subida al Pico del diablo no era tan fácil que como la estaba describiendo, pero sentía que esa aventura les vendría bien a todos”.

Cita 14.

“Estoy segura de que le harás cambiar de opinión, contestó de inmediato la tía.  Y Clara, ¿Qué tiene de malo ella?  Es maja.  Pero… me ha contestado con
monosílabos, suspiró.  Bueno, quizá es que es sólo tímida, o quizá es que yo no he entendido nada, pensó al instante, pero  no lo dijo en voz alta.  ¿Qué
te parece si ahora nos olvidamos de todo y nos zambullimos en un buen libro?  Es la primera cosa sensata que has dicho hoy”.

Cita 15.

“Le gustaba el deporte y con frecuencia salía a pasear en tándem con Tito.  Desde hacía tiempo asistía a clases de tenis, y rápidamente había ganado una
gran habilidad.  Es muy fácil, le había dicho a su tía, escucho el sonido de la pelota sonora y deduzco la trayectoria.  Ella había arqueado las cejas
sorprendida, ¡Ya, muy fácil!”.

Cita 16.

“Bea estaba muy orgullosa de su sobrino, pero también estaba preocupada, se hacía mayor y como todos los chicos de su edad, poco a poco se iba alejando
de la protección familiar.  Pero él en su camino, también se iba encontrando con los prejuicios de la gente, y como es natural, no le gustaban.  Lucas
era un adolescente exactamente igual que sus compañeros, consideraba la ceguera como algo secundario; sin embargo, cada vez más los otros veían primero
al ciego y luego al muchacho, incluso Bea se había dado cuenta de ello hacía un tiempo”.

Cita 17.

“Bea temía que esa búsqueda obstinada de autonomía a toda costa, podía convertirse en un arma de doble filo.  En septiembre empezaría a ir a un nuevo instituto,
nuevo colegio, nuevos compañeros… ¿Cómo se orientaría en un entorno desconocido, habría concesiones?  Bea soltó otro suspiro, algo le decía que no.  La
palabra concesión, no formaba parte del diccionario de su sobrino, y aún así su incapacidad por reconocer los propios límites, corría el riesgo de convertirse
en su mayor límite”.

Cita 18.

“Al final el túnel vegetal se abrió, giró sobre sí mismo y el aire silbó a su alrededor.  Poco a poco fue distinguiendo algo, su memoria visual una vez
más, le proporcionaba imágenes vívidas y concretas.  Vio que se encontraba en una especie de balcón cubierto de hierba, tenía adelante un precipicio que
caía vertical a un extenso valle boscoso.  Se giró de nuevo a la maraña de espinas de la que acababa de salir, el sonido de los pasos se acercaban cada
vez más, retrocedió hasta que con los talones alcanzó el borde del precipicio, el corazón se le aceleró”.

Cita 19.

“Una suave brisa le hizo llegar a su pico un perfume de flores de verano y resina, mucho más abajo el bosque besaba los pies de la pared rocosa.  Su vista
aguda distinguió el movimiento rápido de una ardilla que saltaba de una rama a otra, se estremeció.  El instinto de depredador, intentó distinguirla de
nuevo entre la espesa vegetación, estaba a punto de retroceder hasta la pared de roca, cuando al parecer vio otro movimiento, asomó la cabeza, había algo
allí abajo entre los árboles, dos sombras silenciosas salieron del bosque”.

Cita 20.

“En marcha pues, los exhortó el guía, para llegar al  aire del Pico del diablo normalmente hay que caminar un par de horas.  A Lucas le cambió la cara,
la palabra “normalmente” parecía subrayar la anormalidad de la situación.  A Tristán no se le escapó la expresión contrariada del muchacho y se mordió
la lengua.  Bea acercó al sobrino un extremo del pañuelo de seda y le tocó ligeramente la mano izquierda.  De verdad es necesario, susurró el chico.  Sí,
lo es, respondió ella con decisión”.

Muy atentamente.

Luis Eduardo Cueva Serrano.

Aviación sin barreras.

Quito, Ecuador, Sudamérica.