Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Aviación sin barreras del 18 de junio.

Buenos días estimados amigos:  Adjunto el enlace de Aviación sin barreras, con información de medios de comunicación de Ecuador, Perú, Chile, Argentina,
Uruguay, Colombia, España, internacional, artículos de actualidad sobre aviación, tecnología, cultura, ecología, salud, cinco cuentos a texto completo
y la Guía de aeropuertos del Ecuador accesible para PCD.

Saludos cordiales.

El Viejo Aviador.

Aviación sin barreras, Jueves 18 de junio de 2020.
https://www.sendspace.com/file/z6cqcu

Jueves, 18 de junio de 2020.

Buenos días estimados amigos:  En la segunda investigación de la protagonista de esta obra, la Inspectora Amaia Salazar, titulada “Baztán 2 Legado en los
huesos”, el lector pasará de simple espectador a verse arrastrado al círculo vicioso de una serie de crímenes que expondrán la seguridad y estabilidad
física y mental de la investigadora, pues en su herencia genética cuenta con un legado imposible de evitar… ¿Cómo solucionar entonces lo irrevocable e
increíble? 

“Tártalo” es la palabra clave que finalmente abre el camino deseado o no a una posible solución que quizá si, tal vez no, abrirá un pandemonio a riveras
del Baztán que pronto vendrá en la saga final de esta trepidante novela negra.  Así pues… ¿Por qué quedarse con la inquietud, con respuestas a medias? 
A por la tercera saga de esta emocionante novela.

Título:  Baztán 2, Legado en los huesos.

Autora:  Dolores Redondo.

Nota de contraportada:  El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la
inspectora de la policía foral que un año atrás había resuelto los crímenes del llamado basajaun, que sembraron de terror el valle del Baztán. Amaia también
había reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana,
la adolescente hija de su mujer. De pronto, el juez anuncia que el juicio debe cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante
la expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es reclamada por la policía: el acusado ha dejado una nota suicida dirigida
a la inspectora, una nota que contiene un escueto e inquietante mensaje: “Tarttalo”. Con una sola palabra, se destapará una trama sobrecogedora que envuelve
a la inspectora hasta un trepidante final. Segunda parte de la Trilogía del Baztán.

Acerca de la autora:  Dolores Redondo, Donostia, San Sebastián 1969, estudió derecho y restauración económica y durante algunos años se dedicó a distintos
negocios.  Comenzó escribiendo relatos cortos y cuentos infantiles y la novela “Los privilegios del ángel”.  Vive en la Rivera Navarra, donde ya está escribiendo
la próxima obra con la inspectora Amaia Salazar como protagonista, y que es la tercera entrega de su trilogía del Baztán.  “El guardián invisible” y “El
legado en los huesos” son ya un fenómeno editorial con su próxima publicación en diez lenguas, y la venta de los derechos cinematográficos al mismo productor
que apostó por la trilogía “Milenium” de Stieg Larson.

Cita 1.

“Inspectora, me alegro de verla. ¿Cómo se encuentra?  No estaba seguro de que pudiera estar aquí hoy, dijo, con un gesto hacia el abultado vientre.  Ella
se llevó una mano a la tripa, que evidenciaba el último tramo del embarazo.  Bueno, parece que de momento aguantará. ¿Ha visto a la madre de Johana? Sí,
está bastante nerviosa. Espera dentro acompañada por su familia”.

Cita 2.

“Amaia intentó sonreír, sin conseguirlo, mientras apreciaba la apariencia lavada del rostro de aquella madre atormentada por la certeza de no haber podido
proteger a su hija del monstruo que ella misma había llevado a casa. El secretario procedió a leer en voz alta los nombres de los citados”.

Cita 3.

“Un policía de uniforme entró corriendo en la sala, se acercó al secretario y le susurró algo al oído. A su vez se inclinó para hablar con el juez, que
escuchó sus palabras, asintió, llamó al fiscal y a la defensa, les habló brevemente y se puso en pie, Se suspende la sesión, serán citados nuevamente si
así procede.  Y sin decir más, salió de la sala”.

Cita 4.

“Padua miraba hacia el interior del cubículo, apostado en el borde del charco de sangre que se derramaba por debajo de la estructura que separaba los retretes
y que aún no había comenzado a coagularse. Al ver entrar a la inspectora se hizo a un lado. Le dijo al guardia que tenía que entrar al baño. Ya ve que
está esposado, aun así logró rebanarse el cuello. Todo fue muy rápido, el policía no se movió de aquí, le oyó toser y entró, no pudo hacer nada.  Amaia
dio un paso adelante para ver el cuadro. Jasón Medina aparecía sentado en el retrete con la cabeza echada hacia atrás. Un corte oscuro y profundo surcaba
su cuello”.

Cita 5.

“¿Cómo pudo meter eso aquí? Es de metal, el arco tuvo que detectarlo.  No lo introdujo él, inspectora. Mire dijo señalando, si se fija verá que el mango
del cúter lleva pegado un trozo de cinta americana. Alguien se tomó muchas molestias para dejar el cúter aquí, seguramente tras la cisterna, él no tuvo
más que despegarlo de su escondite.  Amaia suspiró. Y eso no es todo dijo Padua, disgustado. Esto asomaba del bolsillo de la chaqueta de Medina dijo levantando
con una mano enguantada un sobre blanco.

Cita 6.

“Un Tarttalo es un ser mitológico, ¿no?  Pues… sí, hasta donde yo sé es un cíclope de la mitología grecorromana, y también de la vasca. ¿Adónde quiere
llegar?  Usted trabajó en el caso del basajaun, que también era un ser mitológico, y ahora el asesino confeso de Johana Márquez, que casualmente intentó
imitar un crimen del basajaun para esconder el suyo, se suicida y le deja una nota a usted, una nota en la que pone “Tarttalo”. No irá a decirme que no
es por lo menos curioso.  Sí, lo admito suspiró Amaia”.

Cita 7.

“Oh, lo siento, cariño, no lo hace con mala intención, es que ella es así, serán sólo unos días más. Sé que estás teniendo mucha paciencia, Amaia, y te
prometo que en cuanto se vayan nos desharemos de todo lo que no te guste.  Había aceptado, por James y porque no tenía fuerzas para discutir con Clarice.
James tenía razón, estaba teniendo mucha paciencia, algo que no iba con su carácter. Sería la primera vez que permitía que alguien la manejase, pero en
esta última fase del embarazo algo había cambiado en ella”.

Cita 8.

“Era feliz, o al menos creía que debía serlo y eso la confundía aún más. Hasta hacía poco se había sentido plena, contenta y segura como hacía años que
no se sentía, y sin embargo, en las últimas semanas, nuevos temores, que eran en realidad tan viejos como el mundo, habían regresado furtivamente, colándose
en sus sueños mientras dormía y susurrándole palabras que conocía y que no quería reconocer”.

Cita 9.

“Amaia tiró de la funda sacando el voluminoso bulto del armario, lo puso sobre una de las camas y abrió la cremallera. El penetrante olor a lejía inundó
la habitación. Con una mano enguantada tiró de uno de los extremos desdoblando la pieza y dejando visible en el centro del edredón una mancha amarillenta
donde la lejía había devorado el color..  Lo ve, agente, discordancia —dijo volviéndose hacia el policía, que asentía, asombrado.  Nuestro asesino ha visto
suficientes pelis de forenses como para saber que la sangre se limpia con lejía, pero ha resultado ser un desastre como amo de casa y no calculó que aquí
se comería el color. Que vengan los de la científica y que busquen sangre, la mancha es enorme.  Tras una minuciosa búsqueda por parte de la policía científica,
se habían hallado restos, que pese a haber sido limpiados revelaban la presencia de una cantidad de sangre incompatible con la vida”.

Cita 10.

“¿Quién va a interrogarle?  El inspector Fernández, ellos llevaron el caso desde el principio…  Creía que lo haríamos nosotros, ahora es un homicidio,
si no llega a ser por usted todavía están esperando a que la señora mande una postal desde Cancún.  Cortesía, Jonan, además yo no estoy para interrogatorios,
dijo señalando su vientre”.

Cita 11.

“Y dígame, inspectora Salazar, ¿se le aparecen las víctimas asesinadas a los pies de su cama?  Amaia había abierto los ojos, sorprendida.  No disimule,
Salazar, sé distinguir a un policía que ve fantasmas de uno que no.  Amaia le miró en silencio tratando de averiguar si estaba bromeando, pero él continuó
hablando mientras en su boca se dibujaba una sonrisa que no lograba ir más allá.  Y lo sé porque a mí hace años que las víctimas me visitan.  Amaia sonrió,
pero el agente Aloisius Dupree la miraba a los ojos y supo que hablaba en serio.  Se refiere… Me refiero, inspectora, a despertarse en mitad de la noche
y ver junto a tu cama a la víctima del caso que intentas resolver. Dupree ya no sonreía. Ella le miraba un poco alarmada.  No me defraude, Salazar, ¿me
va a decir que me equivoco, que usted no ve fantasmas?… Sería una decepción.  Ella estaba desconcertada pero no tanto como para arriesgarse a quedar en
ridículo”.

Cita 12.

“No debe avergonzarse, inspectora… ¿Prefiere el término “soñar” con las víctimas?  Amaia suspiró.

Me temo que resulta igual de inquietante, igual de incorrecto e insano.  Ahí estriba el problema, inspectora, en calificarlo como algo insano.  Explíquele
eso al loquero del FBI o a su homónimo en la Policía Foral replicó ella.  ¡Venga, Salazar!, ni usted ni yo somos tan tontos como para exponernos al escrutinio
del loquero cuando ambos sabemos que es algo que escaparía a su entendimiento. La mayoría de la gente pensaría que un policía que tiene pesadillas con
un caso está, como poco, estresado y, si me apura, demasiado implicado emocionalmente.  Hizo una pausa mientras tomaba el último trago de su jarra y levantó
la mano para pedir otras dos”.

Cita 13.

“Un buen detective de homicidios no tiene una mente simple, y sus procesos mentales no pueden serlo. Pasas horas intentando comprender la mente de un asesino,
cómo piensa, qué desea, cómo siente. Después vas al depósito y esperas frente a su obra, aguardando a que el cadáver te cuente por qué, porque sabes que
en el momento en que sepas cuál es su motivación tendrás una oportunidad de atraparle. Pero la mayoría de las veces el cadáver no es suficiente, porque
un cadáver es sólo un envoltorio roto y quizá durante demasiado tiempo las investigaciones criminalísticas se han centrado más en intentar descifrar la
mente criminal que en la propia víctima. Durante años, se ha considerado al asesinado poco menos que el producto final de una obra siniestra, pero la victimología
se abre paso demostrando que la elección de la víctima nunca es casual; hasta cuando pretende ser aleatoria, eso mismo marca una pauta. Soñar con las víctimas
es sólo tener acceso a una visión proyectada de nuestra mente subconsciente, pero no por eso menos importante, porque es sólo otra forma de proceso mental”.

Cita 14.

“En una ocasión, mientras llevábamos a cabo una tediosa vigilancia de varias horas, desperté de pronto de una de esas pesadillas. “Ni que hubieras visto
un fantasma”, me dijo mi compañero. Yo me quedé helado. “Quizá sí”, le contesté. ¿Así que ves fantasmas? Pues la próxima vez harías bien en no gritar,
en no resistirte tanto y en prestar más atención a lo que digan. Fue un buen consejo. Con los años he aprendido que cuando sueño con una víctima, una parte
de mi mente está proyectando información que está ahí, pero que no he sido capaz de ver”.

Cita 15..

“¿En serio no sabíais que era un chico? se sorprendió la matrona. Pues yo creía que sí, no has dejado de decir su nombre durante el parto, Ibai, Ibai.
¿Es así como le vais a llamar? Ibai…, el río susurró Amaia.  Miró a James, que sonreía, y después miró a su hijo.  Sí, sí afirmó—, Ibai, ése es su nombre.
—Y después se echó a reír a carcajadas.

James la miró divertido, sonriendo ante su felicidad.  ¿De qué te ríes?

Atropellada por su propia risa, no conseguía parar.  De…, de la cara que va a poner tu madre cuando se dé cuenta de que tiene que devolverlo todo”.

Cita 16.

“Se asomó a la puerta de la sala y vio que James dormía, apoyado de lado mientras en la TV, una sucesión de anuncios iluminaba la estancia en que la luz
natural se había extinguido hacía rato.  Observó su rostro relajado desde la pantalla, avanzó hacia él y de pronto se detuvo, siempre había envidiado la
facilidad para dormirse en cualquier momento, en cualquier lugar, pero de pronto, el hecho de que lo hubiera hecho cuando se suponía que debería estar
preocupado al menos tanto como ella… ¡Qué demonios! Habían tenido una bronca, seguramente la más grave desde que se conocían”.

Cita 17.

“La profanación a una iglesia no era la clase de suceso por el que solía abandonar su cama de madrugada para conducir cincuenta kilómetros hacia el norte,
pero la voz apremiante del inspector Iriarte no le había dejado opción.  Inspectora Salazar, siento despertarla, pero creo que debería ver lo que tenemos
aquí.  ¿Un cadáver?  No exactamente. Se ha producido una profanación en una iglesia, pero…, bueno, creo que es mejor que venga y lo vea usted misma.  ¿Elizondo? 
No, a cinco kilómetros, en Arizkun.  Colgó el teléfono y consultó la hora. Las cuatro y un minuto. Esperó conteniendo el aliento y unos segundos después
percibió el suave movimiento, el imperceptible roce y el suspiro pequeño y tan amado ya con que su hijo despertaba, puntual, para cada toma”.

Cita 18..

“Txarau era el lugar donde quería vivir cuando era pequeña, la carretera guarecida de árboles que custodiaban la avenida, las elegantes casas en primera
línea junto al mar, su agradable parte vieja con sus tiendas y sus bares, la gente en la calle aunque lloviese, el aroma del mar bravo, salvaje, atomizando
el aire con agua en suspensión y la luz, que frente al mar es tan distinta de la de un valle entre montes como los ojos azules lo son de unos negros. 
Ahora no estaba tan segura, porque aunque hasta hacía muy poco estuvo convencida de no amar a su pueblo, de no querer volver  a Elizondo, en el último
año las tornas habían realizado un giro completo, y nada de lo que había creído a pies juntillas, nada de lo que creía estar segura permanecía igual”.

Cita 19.

“Flora se puso en pie y caminó hacia el ventanal impidiéndole ver su rostro.  No sé que importancia podría tener en el caso de ser así, Amaia también se
puso en pie aunque no se movió.  Flora, Ana Ardizu murió violentamente, Ana Ardizu mantenía una relación con tu cuñado Fredy, Ana Ardizu era la causante
de todo el dolor que sufría Rose, Ana Ardizu mantenía  algún tipo de relación contigo tan amistosa como para despedirse con besos y abrazos, Ana Adizu
murió en el río a manos de tu exesposo, tú Flora, mataste al hombre que había sido tu marido por más de 20 años, y yo independientemente de tu declaración
no me creo que lo hiciste en legítima defensa”.

Cita 20.

“¿Qué sugiere?  Nosotros le proporcionaremos tratamiento a su enfermedad mental y tratamiento para su alma, contamos con un equipo compuesto por los mejores
expertos del mundo. ¿No irán a practicar exorcismo? Preguntó.  El padre Salas sonrió divertido, me temo que no serviría de nada, su madre no está poseída,
es malvada, su alma es tan oscura como la noche.  Amaia perdió un latido y el pecho le oprimió tras la angustia encerrada allí durante años se liberaba,
escuchando a aquel sacerdote decir lo que ella sabía desde que tenía uso de razón”.

Muy atentamente.

Luis Eduardo Cueva Serrano.

Aviación sin barreras.

Quito, Ecuador, Sudamérica.