Fichero publicado por Jose Ignacio BW

Saber que se puede, como dice la canción "Color Esperanza"

Queridos amigos, alguien me ha mandado un mensaje precioso que deseo compartir con todos vosotros...

Y es que dicen que soñar no cuesta nada, pero yo no estoy de acuerdo. Tener los sueños a punto es una labor dura. Ha de ir uno sorteando en la vida miles de meteoritos desorientados que a veces se llaman a sí mismos bien intencionados y no producen otra cosa que daño, sangre y lágrimas. Los sueños, por otra parte, están hechos de esa materia frágil, como el pan de oro, que se deshace entre los dedos, son transparentes como la gasa y crean reflejos imposibles antes de desaparecer por completo. Por conservar un sueño muchos hemos luchado a brazo partido, navegando contra corriente y ganándonos ese apodo tan gratificante (“descarriado”) que en algunas familias se pronuncia a media voz, como una desgracia compartida, ocurrida a toda una comunidad de gente, un bloque humano homogéneo, sin grietas. Sin grietas… Que levante la mano quien no ha sentido nunca unos segundos de pérdida inexplicable, una melancolía desconocida, un no caber dentro de la piel, la necesidad de soltar amarras con todo y comenzar de nuevo.A veces no es necesario comprobar que la antena de televisión que se ha estrellado frente a nuestros pies no nos ha matado, sino que es suficiente aferrarse a un impulso, coger el próximo tren hacia ningún sitio, simplemente desconectar momentáneamente de todo y de todos y sumergirse en uno mismo para reparar el casco de nuestro inconformismo y ver por dónde se escapa esa vida que cada día está menos presente en los ojos, en la piel, en la forma de caminar, de enfrentarse a cada misil con nuestro nombre, esos que a veces despegan de una base cercana, familiar, a pocos centímetros de nuestra resistencia