Texto publicado por Marian Rosario Abreu

La mejor carta que puedes recibir.
A ti que lees quiero preguntarte algo, pero por favor no dejes de leer
¿A qué le temes?
vencí la muerte, di mi vida por ti de la manera más cruel que un humano pecador puede perderla aún siendo yo puro y sin pecado, no levanté yo muertos de su tumba, no soy yo acaso quien permite la lluvia y que deje de caer la misma, no cree yo el mar y su infinitas y profundas aguas cristalinas, no cree yo el sol y todo lo que ves por tus ojos, , no acaso camine yo sobre las aguas. Entonces porqué tienes tanto miedo?
Contigo he estado ahí cuando maldecías la lentitud del tráfico sin saber que más adelante algo para tu mal podía pasar, contigo he estado ahí cuando palabras te partieron el alma en mi nombre, pero créeme no las dije yo, pues si yo para salvarte di mi vida, ¿A caso voy a querer destruir la tuya?
He estado ahí sosteniendo tu mano cuando creíste interminable el camino, cuando miraste imposible las soluciones a tus problemas, cuando tus lágrimas caían por la noche sin calor alguno que las secara, cuando caían por el día a luz del sol, ahí he estado cuando miraste al cielo y me gritaste que te había olvidado, aunque equivocado estabas, ahí he estado cuando te hicieron sentir que no vales nada que no eras nadie, pero recuerda si no fueras nadie no estuviera aquí, si no valieras nada no hubiese dado mi vida por ti, "Tú, vales mi sangre".
Cuando pierdas la confianza en ti y en todos, cuando nadie lo haga en ti, solo no dejes de confiar en mí.
Solo no creas en lo que ven tus ojos, Confía en mí.
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¿Porqué no crees? ¿Porque no me ves?
Recuerda que lo esencial no puede ser visto por ojos humanos, el amor no se ve, se siente, un te amo no se ve, se escucha, la sinceridad de un abrazo no se ve se siente, el viento, el aire que hace que aún sigas leyendo esto, que tengas vida, no se ve se siente.
Por tu parte solo confía, te ama Jesús.