Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Aviación sin barreras del 15 de abril.

Buenos días estimados amigos:  Adjunto el enlace de Aviación sin barreras, con información de medios de comunicación de Ecuador, Perú, Argentina, Uruguay,
Colombia, Venezuela, Panamá, México, España, internacional, artículos de actualidad sobre aviación, tecnología, cultura, ecología, salud, cinco cuentos
a texto completo y la Guía de aeropuertos del Ecuador accesible para PCD.

Saludos cordiales y les deseo un excelente fin de semana.

Luis Cueva.

Aviación sin barreras, Viernes 15 de mayo de 2020..
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Viernes, 15 de mayo de 2020.

Buenos días estimados amigos:  Donde quiera que tú estés, que por distópicas circunstancias hoy da lo mismo cuarentena o confinamiento, simplemente lugar
y tiempo perfecto para hacerse de un buen amigo:  El libro; y qué mejor si este es “Puerto escondido”.

Lo tomas, preparas ese lugar exclusivo de calma, silencio y tranquilidad, muelle o embarcadero a medio camino entre penumbra y mucha paz.  Te relajas entre
las páginas del primer capítulo y como por arte de magia, en realidad abstraído por el arte de pintar con palabras cada detalle, vas por la investigación
de un primer delito, y por la vívida descripción de un paisaje exclusivo, el mundo a tu alrededor desaparece entre emocionantes relatos y acciones de esta
novela negra, por lo que no vale la pena adelantar algo de lo que allí pasa más allá de la misma nota de contraportada, hasta que al final te sorprenderás
desde de los métodos usados para finalizar con la vida de otros seres humanos.  El amor… el amor es el condimento siempre presente, pimienta o picante
para idear un crimen no resuelto, que es donde heroínas, héroes y más de un villano juegan una decisiva mano.

Título:  Puerto escondido.

Autora:  María Oruña.

Nota de contraportada:  Oliver, un joven londinense con una peculiar condición familiar y una triste pérdida a sus espaldas, hereda una casona colonial,
Villa Marina, a pie de playa en el pueblecito de Suances en Cantabria. 

Durante las obras de remodelación, se descubre en el sótano el cadáver emparedado de un bebé, al que acompaña un objeto completamente anacrónico..

Tras este descubrimiento, comienzan a sucederse de forma vertiginosa, diversos asesinatos en distintas ciudades de Cantabria, que unidos a los insólitos
resultados forenses de las  víctimas, ponen en jaque a la sección de investigación de la guardia civil y al propio Oliver, que iniciará un denso viaje
personal y una carrera contra reloj para descubrir al asesino.

¿Dónde se encuentra el escondite perfecto, el bastión intocable donde respirar la calma absoluta y el abandono de todo lo que impone la edad, el entorno
y el tiempo? 

¿Hacia dónde habrá que dirigirse para encontrar el refugio donde atesoramos sin saberlo, la más pura felicidad?

Sólo siguiendo el curso de la marea se esquiva el miedo, cuando llegues a Puerto Escondido, descubrirás que el camino afilado, aterrador, vivo, había estado
antes en tus ojos desde el principio.

Acerca de la autora:  María Oruña, Vigo 1976, vive en Galicia aunque es de padre cántabro, y desde pequeña visita con frecuencia Cantabria donde ha ambientado
Puerto escondido.

Tras trabajar como abogada durante diez años, se tomó un respiro para ser madre y escribir “La mano del arquero”, Bubok 1993; una novela sobre el acoso
laboral repleta de contenido jurídico.  Ahora ha vuelto a ejercer la abogacía, esta vez por su cuenta, y está trabajando en su tercera novela, que contará
con los mismos personajes que “Puerto escondido”.

Cita 1.

“Si algo tienen en común los psicópatas, es una habilidad consumada para hacerse pasar por gente normal y corriente, mientras detrás de la fachada de ese
disfraz brutal y brillante, late el corazón refrigerado de un predador implacable y glacial”..

Cita 2..

“Tú y yo sabemos, ella suspiraba  casi en un resoplido, cansada, mirándolo directamente a los ojos.  Oliver, había repetido, la felicidad completa, la
real es compartida, no me hagas esto.  ¿Qué no te…?  Pero él ya la había interrumpido, no te despidas”.

Cita 3.

“Oliver empezaba a enfadarse.  Pero, ¿Se puede saber qué demonios habéis encontrado emparedado en el sótano?  Si son ánforas romanas nos las quedamos, 
replicó burlón, ¿O está dormitando por ahí un primo de Drácula? Preguntó irónico enarcando las cejas.  Eh, no, el jefe de obra pareció hacer caso omiso
al sarcasmo de Oliver.  Nuevo silencio al otro lado de la línea, sólo reventado por el repiqueteo incesante de un martillo, es el cadáver de un bebé, señor
Gordon, el jodido cadáver de un bebé”.

Cita 4.

“En cuyo muro exterior de piedra pudo observar un cartel diminuto que la bautizaba como Villa Marina.  Era curioso que justamente allí hubiese aparecido
un cadáver, una casa de la cual de forma necesaria e inevitable pasaban diariamente decenas de personas para ir al faro de Suances  o a la Playa de los
Locos entre otros destinos de aquel brazo de tierra”.

Cita 5.

“Martha, cuéntame lo que tenemos, solicitó Riveiro acercándose al cabo.  Lo que le dije por radio mi sargento, el cadáver de lo que parece un bebé, envuelto
en sábanas amarillas y viejas como las de una momia, eso debe tener más años que Matusalén.  Ya, asintió Riveiro con un gesto de cabeza, habrás hecho que
no toquen nada  y limitado la zona, entiendo inquirió a Maza mirándole a los ojos, por supuesto, al mismo tiempo que informaba a la comandancia de Santander,
ya solicité que nos mandasen a los del SECRIM”.

Cita 6.

“Voy fuera a hablar con el dueño de la casa.  ¿Lo conoces o te suena de por aquí del pueblo?  No, creo que viene de fuera, menudo figurín, ropa de marca,
guaperillas, con el corte de pelo ese que parece un modelo italiano… ¿Y ha visto el coche?  ¿Cuál, el Fiat negro que hay aparcado afuera?  Sí, ese mismo,
con ese coche y esa plata… marica seguro”.

Cita 7.

“Él no sé dónde está ahora mismo.  Él, ¿Quién, su hermano?  Si, Guillermo está desaparecido.  Preguntó Riveiros sorprendido, a lo mejor aquello se ponía
más interesante.  No exactamente, desaparece por temporadas, algunas muy largas.  Desde que estuvo en la Operación Telic quedó un poco trastornado, aclaró
bajando la cabeza, como si no lograse encontrar las palabras adecuadas.  ¿Operación Telic? Preguntó el sargento asombrado y levantando la vista, al tiempo
que tomaba notas”.

Cita 8.

“Comenzó el delicado y minucioso teatro de toma de fotografías, grabación de videos, rescate de huellas dactilares, toma de muestras, estudio y primeras
impresiones sobre aquel cuerpo diminuto y frío.  Riveiro no se despegó de la forense, quería saber si al menos a primera vista, la antigüedad que ella
creía que tenía el cadáver.  El sargento tenía la extraña e inquietante sensación, de que aquel resto humano tenía oculta una gran historia, envuelta dentro
de aquellas sábanas acartonadas y raídas por el tiempo, que solo destilaban soledad”.

Cita 9.

“Es verano, y es y estás en el año 1936, una playa en el norte de España que por entonces se llamaba Provincia de Santander, se deja bañar por las olas
que la peinan sin descanso.  El sol quema la arena, con la que juegan felices un par de docenas de niños.  La Playa de la Concha del pueblo marinero de
Suances, acoge maternal familias enteras, las abraza al abrigo de las olas cantábricas, poderosas y titánicas, amparándose en un enorme brazo de tierra
y roca que la separa del mar abierto”.

Cita 10.

“Suances se dibuja en el paisaje como dos pueblos en uno, en la loma de la meseta que desciende hasta la costa, crece el pueblo compacto, su ayuntamiento,
su plaza de mercado, su puesto de la guardia civil, sin embargo, allá abajo, bordeando el puerto, a lado de la enorme Plaza de la Concha, en la desembocadura
de la ría y donde hay otras playas menores, crece otra vida, más estival y estacional, que empieza a salpicarse de hoteles nuevos y casonas de verano,
cercanas a la lonja, a los barcos pesqueros y a la arena”.

Cita 11.

“Suances se dibuja en el paisaje como dos pueblos en uno, en la loma  de la meseta que desciende hacia la costa crece su pueblo compacto, su ayuntamiento,
su plaza de mercado, su puesto de la guardia civil; sin embargo,  allá abajo, bordeando el puerto, alado de la Playa de la concha, en la desembocadura
de la ría y donde hay otras playas menores, crece otra vida”.

Cita 12.

“Sabrás quién es ella por su forma de moverse y de mirar, tiene casi ocho años, es tan insignificante, tan diminuta, tan delgada.  Cabello castaño ondulado,
largo y brillante, los demás la siguen siempre con la mirada, como si portase algo más que su presencia física por donde pasa”.

Cita 13.

“Él es su padre, ha remado casi una hora por la Vía de San Martín de la Arena, que recoge las aguas de los ríos Saja y Besaya para llevarlos a la Playa
de la Concha.  En unas horas tendrán que regresar a Hinojedo y retomar el sudor y el trabajo de la rutina campesina y obrera, pero ha sucedido algo inesperado,
un revuelo entre las gentes se propaga y lo invade todo.  Un soplo de palabras que convertirá la playa en un desierto, lleno de horas muertas que esperarán
pacientes mejores tiempos”.

Cita 14.

“Papá, qué pasa, ¿Qué hemos hecho? Pregunta David el mayor, saliendo ya del agua, corriendo hacia su padre atemorizado.  Nada, no habéis hecho nada, para
casa y punto en boca.  ¡Pero papá! Se atreve a intervenir Hanna, si acabamos de llegar.  Vamos, andando, el padre termina la conversación tomando del brazo
con urgencia a Antonio y a Hanna y ordenando con una mirada glacial a David y Clara que los sigan”.

Cita 15.

“Ha habido un golpe de estado, ha caído la República, estamos en guerra, ¿Entendéis?  En guerra, una puta guerra civil, me cago en Dios y en toda la corte
celestial, y el hombre terminó la frase absorbiendo un gruñido lleno de desasosiego”.

Cita 16.

“Clara Mújica, como médico forense especializada en antropología, estaba literalmente encantada con el hallazgo del pequeño cadáver encontrado en Suances,
no es que hubiese perdido en sentido de empatía por las víctimas de crímenes y de sucesos más o menos truculentos, pero hacía ya tiempo que había ensayado
y aprendido la práctica de discernir la práctica de los sentimientos.  Normalmente, no podía hacer mucho uso de sus conocimientos de antropología, ya que
los restos humanos que tenía que estudiar solían ser recientes, con orígenes poco literarios como violencia doméstica, drogas o peleas callejeras.  Ahora
por fin y a pesar de que tendría que enviar casi todas las muestras al instituto nacional de toxicología y ciencias forenses de Madrid, podría examinar
de primera mano  lo que a simple vista parecía un resto humano antiguo”.

Cita 17.

  “¿Cuánto tiempo lleva ahí, y no cuestionan quién es, qué podría ser, cuál es su historia?  Es curioso.  Talabera meditó un par de segundos, es que eso
viene después.  Ya, pues precisamente estaba pensando en los apuntes que tomé cuando fui a la granja de cadáveres en Tennessee el año pasado.  ¿A dónde,
has dicho granja de cadáveres?  No me lo habías contado, ¿Es eso lo que haces en vacaciones?  ¡Joder! No sé cómo Lucas te aguanta”.

Cita 18.

“Sí, pasamos un par de días en Tennessee, y la granja es un centro de investigación antropológico, orientado a determinar el proceso de deterioro y descomposición
del cuerpo humano en las más variadas situaciones.  Situaciones como cuáles, haciendo el pino, bajo tierra, tomándose el café de media mañana.  Estás muy
graciosillo hoy.  Pues no vas desencaminado, ya ves, los cuerpos se colocan en toda clase de posturas y posiciones, dentro de chacras, de vehículos, desnudos,
vestidos, enterrados, al aire, supone una fuente de datos increíble”.

Cita 19.

“Sus ayudantes de aquella tarde, pedro Migues y Almudena Cardona la esperaban.  Ulloa, un agente de la guardia civil del laboratorio de criminalística
había estado presente, como una sombra quieta y callada, acostumbrado a hablar poco y a intervenir menos, y a pasar prácticamente desapercibido, de manera
que en la sala de autopsias a menudo, se trabajaba como si él no estuviese delante, como si fuese un fantasma tangible y necesario para preservar la cadena
de custodia del cadáver”.

Cita 20.

“Mújica ayudada por Cardona, comenzó a deshacer el paquete amarillento, acartonado y raído que eran aquellas sábanas sobre el diminuto cuerpecito.  Tras
retirar el primer gran trozo de tela y comenzar a abrir el segundo, ambas forenses se quedaron literalmente congeladas y ancladas en sus movimientos, sencillamente
no se lo esperaban.  La primera en reaccionar fue Cardona, Mújica, ¿Estás viendo lo que yo?  No me lo puedo creer”.

Muy atentamente.

Luis Eduardo Cueva Serrano.

Aviación sin barreras..

Quito, Ecuador, Sudamérica.