Texto publicado por Marian Rosario Abreu

Un poema para expresarse

Ella es aquella sigua de blancas plumas, alas libres con plumas brillantes y pico dorado, que vuela por el cielo cada vez más alto mientras siente y disfruta el inefable soplo de una cálida hija del viento llamada brisa. Bajando a posarse en aquella flor hermosa plantada en un hermoso jardín, y recostando sus blancas plumitas para esperar el nuevo día, en el que el cielo será su límite, el cálido sol su regalo y la suave brisa su abrazo.
Esto solo hasta que una lluvia escondió la luz y el calor del amable sol, hasta que una tormenta arrancó de raíz la flor en la que recostaba su diminuto cuerpo e iluminadas plumitas, y destruyó sin piedad el jardín de la hermosa flor, hasta que un huracán cambió la suave brisa por vientos fuertes que a pesar de que no la destruían hacían que se tambalease su vuelo, ella y su esperanza, hasta que un tornado de hielo y su nieve, arrojaron al suelo aquel cuerpecito y congeló sus brillantes alas, matando así el brillo de sus plumas, el brillo y la alegría de sus ojos, junto con su esperanza.