Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Texto del día martes 24 de marzo del año 2020.

“Examinando las escrituras”.
Texto del día martes 24 de marzo del año 2020.

Estén firmes teniendo puesta la coraza de la justicia
(Efes. 6:14).

En el siglo primero, uno de los tipos de coraza que llevaban los soldados romanos estaba hecho con bandas de hierro superpuestas. Esto impedía que las espadas y las flechas les hirieran el corazón u otros órganos vitales. Por eso era tan importante que el soldado revisara con frecuencia que las bandas estuvieran bien sujetas y colocadas.
La coraza representa muy bien la forma en que las justas normas de Dios protegen nuestro corazón simbólico
(Prov. 4:23).
Tal como un soldado no cambiaría una coraza de hierro por otra de menos calidad, nosotros tampoco cambiaremos las normas divinas por nuestras propias ideas. Nuestro criterio es muy limitado y no puede ofrecernos la protección necesaria
(Prov. 3:5, 6).
Por eso es tan importante que revisemos con frecuencia que las bandas de la coraza cristiana estén bien sujetas sobre nuestro corazón. Cuanto más amemos las verdades bíblicas, más fácil será llevar nuestra “coraza de la justicia”, es decir, vivir de acuerdo con las justas normas de Dios
(Sal. 111:7, 8; 1 Juan 5:3).
w18.05 28 párrs. 3, 4, 6, 7

Referencias a publicaciones

Jóvenes, estén firmes contra el Diablo
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová (estudio) 2018
3, 4. ¿En qué se parecen las verdades de la Biblia al cinturón de los soldados romanos?
3 (Lee Efesios 6:14). Cuando Pablo habló de tener “los lomos ceñidos con la verdad”, se refería al cinturón que llevaban los soldados romanos. Este tenía unas placas de metal que le protegían la cintura y estaba diseñado para ayudarlo a sostener el peso de la coraza. Además, algunos cinturones tenían unos enganches resistentes que servían para llevar una espada y un puñal. Llevar el cinturón bien ceñido contribuía a que el soldado se sintiera confiado al ir a la batalla.
4 De manera parecida, las verdades que aprendemos en la Palabra de Dios nos protegen de las heridas espirituales que provocan las enseñanzas falsas (Juan 8:31, 32; 1 Juan 4:1). Mientras más amemos estas verdades, más fácil será llevar nuestra “coraza de la justicia”, es decir, vivir de acuerdo con las justas normas de Dios (Sal. 111:7, 8;1 Juan 5:3). Además, si entendemos bien estas verdades, nos sentiremos confiados a la hora de defenderlas ante los opositores (1 Ped. 3:15).

Fuente de consulta:
BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
jw.org