Texto publicado por Fer

Acá va mi regalito a un amigo muy especial para mí, con todo el afecto que merece: Para vos, Dani!

Eran las 8 de la mañana. Javier fue el primero en despertarse, despertando a su vez a Milena. Había que bajar a desayunar. Dekyo y Dani continuaban durmiendo, y éste último despertaría con una gran sorpresa, pues hoy era su cumpleaños. Naturalmente, como solo entre ellos, pasarían un día como en familia, colmándolo de regalos que él mismo, sospechaban, no podría creer. Se encontraban en el Reside Condominium Rana Chatan, un hotel en la isla de Okinawa. Habían tomado un vuelo con varias escalas desde Monstruocity los dos anteriores días. El cumpleañero lo ignoraba de momento, pero ellos no eran los únicos que habían viajado hasta Okinawa, donde predominaban el Shamisen o la Ocarina en la música tradicional de la isla. Iban a quedarse, en un principio, en la antigua casa de Dekyo, en Tokio, pero la misma era muy pequeña para que todos se acomodaran y por esta vez el pasaje a Okinawa pudo ser más costoso.
Se despertaron Dani y Dekyo, éste último con los ojos un tanto revueltos. Saludaron a Dani por el cumpleaños, quien no era tan dado a las demostraciones afectivas, y a quien sin embargo colmaron de abrazos y bendiciones. Bajaron de su habitación, siempre con Javier a la cabeza, hasta el comedor del hotel. A excepción de Dekyo que era un japonés nato, nuestros amigos tal vez tendrían no pocas delicias japonesas que probar, y así lo habían comprobado la noche anterior, en el restaurante del hotel.
En el comedor había una cantidad bastante tranquila de gente, casi todos orientales, pero sin duda turistas. No había latinos, caribeños. Desayunaban a cuál más variado.
Una joven camarera les atendió. Sin duda no hablaba más que en su tradicional lengua okinawense, por lo que ha sido Dekyo quien ha tenido que comunicarse, como buen conocedor del idioma y las restantes lenguas japónicas.
Javier y Dekyo, mientras Dani y Milena les esperaban en la mesa charlando más de circuitos integrados que de otra cosa, les trajeron una tortilla japonesa tamagoyaki, sopa de miso, algo de arroz blanco japonés, tofu, y aprovechando que había huevos revueltos y tostadas, nuestros amigos americanos probaron de todo un poco. La carita de disfrute en ellos era un poema al probar aquellas gruesas tortillas con un sabor tan dulce que al final han comido bastantes. Javier les ha dicho que iba a buscar la receta, para hacerlas él en Monstruocity.
-Mi mamá las sabe hacer -dijo Dekyo.
-Ah, ¡perfecto! Cuando puedas pedile la receta o que me la mande.
-Están buenísimas, mano -le dijo a Dani.
-Se, ojalá me salgan como a los japoneses…
Dekyo le dedicó una mirada como diciendo “no lo creo, pero inténtalo”.
- ¿Puedo aprender yo también? -preguntó Milena.
- ¡Claro! -dijo Javier feliz, mirando a Dekyo como diciendo “che, loco, dejá de no creer en mí, capaz que sí me salen”.
-Che, Dani, ahora volviendo a la habitación te doy tu primer regalo.
-Okey.
Habiendo terminado, subieron a la habitación. Una vez dentro, Javier sacó algo muy bien envuelto desde una de sus valijas.
-Mirá esto. -Le entregó el paquete a su amigo. El homenajeado lo abrió silenciosamente, aunque al tocar la dura superficie su rostro se iluminó. En el interior había una caja muy sugerente al tacto para él. Dekyo simplemente observaba todo, con una gran sonrisa. Dani abrió la caja, y un aparato desconocido para él, que parecía contener algunos interruptores, botones y orificios, salió a la vista.
- ¡Wow, ¡qué buenoooo! -chilló Milena. - ¿Qué es eso?
- ¡Qué bueno que está! -agregó Javier.
-Oye, ¿qué es? -dijo Dani tocándolo.
-Esto es un cazador de tiflobichos.
- ¿Qué? -Dani estaba sorprendido.
Javier guiñó un ojo a Dekyo, cómplice.
-Sí, te explico cómo funciona. Vas a poder detectar, incluso a distancia cuando haya un tiflobicho en tus cercanías, si sos el objetivo de un tiflobicho e incluso si estás en su rango.
- ¿Pero ¿cómo? ¿los puedo matar?
-Claro, si querés. -Javier, con toda la paciencia del mundo, comenzó a explicarle cómo operarlo, haciéndole tocar botones, mandos y censores. -ahora no porque no hay ningún tiflobicho por acá, a ver aguantá que traigo la Tablet y lo miramos con calma.
- ¿puedo cazarlos a distancia?
-sí, también. Dame un minuto.
Javier en cuestión de segundos fue a buscar su Tablet, la encendió. Mientras el sistema se cargaba, Dani les volvió a agradecer.
-Tienes mucho que descubrir -le dijo Dekyo, -vas a ser el primer usuario en usarlo.
Javier regresó con la Tablet encima, entrando a la sala de juegos.
-A ver, dame el TibiKiller un momento.
- ¿Así se llama?
-Sí. Dame. -Dicho y hecho.
Javier movió un interruptor al modo caza virtual. Entró a la sala de juegos. Suerte que tenía ya una cuenta, a pesar de que no solía frecuentarla, y entró. Le llevó la mano a Dani al aparato. Tan pronto como el sistema inició sesión, empezaron a sucederse vibraciones en constante intermitencia.
- ¿Eso qué sería?
-Que hay más tiflobichos que la mierda.
- ¿Cómo los cazo?
- ¿Ves que te está vibrando? -una voz sintética con un cierto ruido de aliashing comenzó a alertar localización y coordenadas de varios tiflobichos casi simultáneamente.
-A ver, dame un segundo. -Javier tomó el dispositivo, tecleó algo y se oyó un fuerte sonido de ruido blanco acompañado del típico chillido de tiflobicho.
- ¡Ala, los tengo! -Javier sintió una fuerte vibración a semejable a la respuesta forzada en los joysticks. Cuando fue a fijarse en la Tablet, había una cantidad muy pobre de usuarios conectados.
- ¿Qué sucedió, mano?
-Este coso les dio una hermosa descarga eléctrica, ¿escuchaste cómo gritaron varios?
-Sí, tal cual.
-Bien. A tu izquierda tenés el potenciómetro. Esto regula la intensidad de la descarga, de derecha a izquierda: Débil (un pequeño aturdimiento) descarga mediana, fuerte, muy poderosa, y fuego. Ojo con esta, porque puede quemar un servidor o un lugar, si cambiás el modo de detección.
-Perfecto… ¿Y cuál es?
-El interruptor que está más a la izquierda. Si lo corrés a la izquierda es detección local, si lo movés a la derecha es detección remota.
- ¿La detección local es para posibles tiflobichos de la zona?
-Exacto.
- ¿Y la voz que sonaba recién en qué casos habla?
-En todos, mirá.
“Frecuencia eléctrica en modo Fire” dijo una voz sintética. “Buscando tiflobicho… Aguarde, por favor. No se encuentra ningún tiflobicho en la zona actual”.
-Oye, ¿pero la síntesis cómo está generada?
-Mediante el circuito integrado que contiene -contestó Dekyo, orgulloso de su trabajo.
- ¡Suena excelente!
-Bueno, cuídalo y no lo rompas, que no hicimos más copias.
-Descuida.
Dani estaba chocho de la vida. Se sonreía, sabedor de que sería capaz de exterminar a tanto tiflobicho local y virtual como fuera necesario.
- ¿Saben algo? -dijo con un gran esfuerzo. -No sé cómo agradecerles, pero solo ustedes son capaces de hacerme feliz un día como hoy, aunque fuera un poco… Porque normalmente estaría melancólico…
Javier ya sabía que, en efecto, Dani no era precisamente feliz en sus cumpleaños.
-No hay de qué, bro, a mí me hace muy feliz hacerte feliz a vos.
Dani sin más se acercó a sus amigos y los abrazó con verdadera adoración, con sincera felicidad.
-Che, vos sabés que te quiero como si hubiéramos crecido juntos, como lo quiero al gil de Dekyo, aunque no me lo crea… Así que hacerte feliz para mí es muy importante. Pero no te relajes, eso no es todo…
- ¿Hay más?
-See…
-Pues venga…
-Esperá, más tarde.
Dani se ha dedicado a trastear con el TiBiKiller. Ha asesinado a varios tiflobichos de diferentes sectores, de momento siempre mediante conexión remota. Dekyo lo ha observado, mientras jugaba a Shadow Line en su ordenador, y por otro lado Milena estaba un rato con cada uno, únicamente con su celular y su computadora de juguete, único juguete que se trajo desde su casa en Monstruocity.
Javier, entre tanto en la cocina de la habitación que tenían reservada preparaba alguna comida.
Al mediodía salieron los 4 a comer a un restaurante de gastronomía variada que se encontraba a pocas cuadras del hotel. Javier estaba tentadísimo de irse de compras, pero no quería desbaratarle el cumpleaños a su amigo, así que después de comer ciertas carnes asadas y bastante pescado fuera de lo habitual para ellos, volvieron a la habitación. Javier había pensado tirarse una siestita, pero no. Ya no podría.
Mientras entre los 4 jugaban a los jueguitos a la par que charlaban, como de costumbre sobre los temas de su friquismo habitual, se pasaron las horas y a las 4 de la tarde, el celular de Javier comenzó a vibrar. Éste se puso a responder algunos mensajes sin decir una palabra al respecto.
-Chicos, ¿me esperan acá?
-Por su pollo -dijo Dani.
-Sí Javi -dijo Milena.
-OK.
Javier salió de la habitación y bajó las escaleras. En recepción lo esperaban el Ro (Rodrigo) sus hijos Emilio y Valeria. Pero no estaban ellos solos, también se encontraba una joven morena, de mirada un tanto melancólica, pero a la vez sonreía con una dulzura infinita. ¿Quién sería aquella muchacha? Podría tener la edad de Javier tranquilamente.
- ¡Hola, guachos!
- ¿Qué húbole, güey? ¿Qué honda contigo? -dijo el Ro.
-Todo en orden viejo, ¿y vos?
- ¡Hola, Javi! -saludó eufórica Valeria. El ro sostenía dos bolsas bastante grandes y cargadas, la muchacha tenía otra.
-Che, pero ¿y ella quién es?
-Pues, canijo, te presento a mi novia, cómo la ves.
-Buenas, ¡un gusto! -Javier se acercó a darle un beso en la mejilla y a perderse en su embriagador perfume.
- ¡Hola! -le saludó ella con cierta timidez.
- ¿Cómo te llamás, flaca?
-Ana.
- ¡Esperá!
-No me digas que… -Javier la miró fijamente.
-Sí, es la de cerébroc -sentenció el Ro.
- ¿En serio?
-Pues sí. -Javier le dio un gran abrazo a la chica, con cierta euforia. ¡La voz sintética de sus sueños estaba delante de él!
-Oye, que es mi novia -dijo el Ro cómplice. Emi, saluda a Javi.
- ¿Qué honda? -dijo éste en una actitud del típico adolescente nada sociable. Lo que en efecto Emilio era. Al igual que Ariel, el hermano de Milena, solo vivía por el hecho de estar vivo y lo único que lo movía o motivaba, era jugar a los jueguitos de cualquier consola.
-Che, Ro, ¿pero los nenes saben de Ana?
-Sí, carnal, y la aceptan.
- ¡Ah, eso es excelente! -Ana sonrió tímidamente.
-Son hermosos los chicos -dijo ella.
-Valeria es un amor…
- ¿Sabes? -le susurró el Ro a Javier. -Vale hizo la torta para Dani…
- ¿Posta? -susurró éste a la vez.
-Sí, ya te digo. Mi niña está hecha toda una chef.
- ¡Qué bueno, boludo!
Subieron. Al llegar, había un alboroto considerable. Dekyo ponía a gran volumen música Jazz Fusión, y Milena en alguna parte de la habitación hacía un escándalo bárbaro con la computadora de juguete, que sobre todo cuando tenía pilas nuevas sonaba demasiado fuerte.
- ¡Mirá quien vino! -le exclamó Javier a Dani.
- ¡Ese carnaaaal! -dijo el Ro, eufórico, abrazándolo.
- ¡Ese Ro! -dijo Dani igual de feliz.
- ¿Qué honda carnal? Toma, -le dijo el Ro extendiéndole un paquete. Parecía contener un cd o un DVD por el tamaño.
- ¿Qué será?
-Ábrelo, pero primero, saluda a mis pequeños que te vinieron a saludar.
- ¡Daniiiiiiiiii! -dijo con un leve chillido de Alegría Valeria, arrojándose a su cuello como una niña pequeña. - ¡Felicidades! -y lo empezó a llenar de besos en la mejilla.
-Muchísimas gracias Vale, en serio, muchísimas gracias por todo…
- ¡No, gracias a ti! -Valeria estaba eufórica.
- ¿Qué honda güey? -Emilio se acercó a saludar a Dani.
-Hola Carnal, ¿qué tal todo?
-Pues bien, man, ¡feliz cumple!
-Oye, abre el regalo -les dijo el Ro a unos metros de distancia.
-Oye, espera -añadió el Ro al tiempo que una muchacha le daba un beso al homenajeado.
-Hola corazón, que tengas un súper y muy feliz cumpleaños.
-Hola, muchísimas gracias… ¿Quién eres tú?
-Escucha bien su voz… -le contestó el Ro.
-Pues habla.
-Intenta adivinar… Me vas a reconocer…
- ¿Es quién creo que es? No puede ser…
- ¿Quién crees que es, carnal?
-No, no… No puede ser.
-Dale, dilo sin miedo.
-Es… ¿Ana?
-Síiiiiiiiii -dijo ella misma abrazándolo.
-Ana… No lo puedo creer… ¡Un gusto!
-Pues ya ves -replicó el Ro. -Oye, abre el paquete.
-Ya -respondió Dani.
- ¿Ábrelo, te lo regalamos entre todos?
Dani, que tenía el paquete en manos comenzó a romper el envoltorio. En su interior había un CD.
- ¿Qué contiene?
-Mi amor, cuéntale -le dijo el Ro acariciándole el pelo a su hija.
-Tiene… -empezó ella, -nuestras voces para Sapi 5, ¡con una licencia de regalo en exclusiva para ti!
- ¿Pero qué carajo? -murmuró Dani sorprendidísimo.
-Pues sí, carnal. Tienes mi voz, la de Emi y la de Vale… ¿Cómo la ves? Para que utilices en todo momento y…
-No me están…
-No, descuida. Vamos, pruébalo.
-Y eso no es todo güey, agregó Emilio, con una notable cara de querer ponerse a jugar a los jueguitos. -Tienes algo más.
-Eso, eso. Tú pruébalo en la computadora y ya vas a ver -agregó el Ro, orgulloso de su regalo.
-Pues vamos allá…
Javier se ha estado sonriendo, feliz de la vida, observando la escena.
Dicho y hecho. Dani, que ya tenía su ordenador encendido, introdujo el CD. Cuál fue su sorpresa cuando, a los ojos de todos, exploró minuciosamente su contenido.
El CD contenía una carpeta donde estaban todos los instaladores de las voces Acá Pela, es decir todas las voces en español e inglés, aparte de las de sus amigos, clasificadas en subcarpetas, con un launcher por el posible caso de que Dani quiera instalar todo de una sola vez. Dani, siempre con los ojos como platos y sin saber qué decir, dijo que miraría todo después de la fiesta, en la soledad de la habitación, con más tranquilidad.
Fuera, había más sorpresas. Otra carpeta conteniendo las dos voces en español de Cerébroc.
-Oye, ¿pero ¿cómo es esto?
-Pues que todos los instaladores están preparados para que las use todo el tiempo que te dé la gana, sin limitaciones, y en todas las computadoras que también te dé la gana. Solo una cosa te pido, carnal.
- ¿Cuál, amigo?
-Intenta no divulgar nada de esto que con tanto cariño te regalamos, a los tiflobichos.
-Descuida, es lo último que haría.
-De acuerdo man, confiamos en ti.
-Ahí tienes mi voz para que hagas lo que gustes -dijo Ana.
-Pues no sé qué decirles…
-Descuida, que se te nota en la cara…
Dani, sin más, se levantó del sillón donde estaba sentado y abrazó a todos. A todos, sin excepción.
-Hay, te olvidas de algo -dijo el Ro.
- ¿Qué?
-Hay más…
Dani, automáticamente, fue a seguir mirando. Le esperaban en el CD varios complementos para NVDA que contenían diferentes sintetizadores de voz inconseguibles, y especialmente sintetizadores cuya voz se generaba antiguamente mediante circuitos integrados. Estaba, pues, el Addon para tener el viejo KeyNote Gold, sin hardware ni software adicional, y también el STSpeech con un sugerente ruido de Aliashing, y varios sintetizadores usados por Texas Instruments en sus juguetes.
-Esto agradecérselo al Dekyo -comentó Javier, -fueron méritos de él.
Dekyo sonrió cómplice.
-Pues muchas gracias mano, cuando terminemos la fiesta probamos a ver cómo marcha todo…
-Okey, y pruébalo bien porque las sorpresas ahí no terminan -dijo Dekyo.
Dani y todos sus amigos comenzaron a charlar de todo un poco mientras Javier, conociendo sus gustos, al igual que alguna otra vez, puso a freír papas y a su vez abrió un paquete grande de papas fritas. Nuevamente, comerían papas fritas de paquete y papas reales simultáneamente.
-Sí, de momento estamos re bien acá en Japón -dijo Javier, ya todos en la mesa.
-Yo cuando termine la puta escuela, no lo duden. Como sea, quiero trabajar en Casio, o alguna compañía independiente que creara teclados y sintetizadores -comentó Dekyo.
-Bueno, eso se supone que…
-Ya sé que estamos nosotros, pero no somos japoneses y lo que llega a Monstruocity al resto del mundo no…
- ¿Y tú, ¿Vale?
-Yo… es que… -Valeria miró a su papá como dudando. -Yo ya sé que quiero ser actriz de Hollywood.
-Pues ya ves, esta niña cuando quiere algo, no descansa hasta conseguirlo -comentó su padre orgulloso.
-Claro, hija, pero como siempre te hemos dicho. Mantente con los pies en el suelo.
-Claro, porque ya te digo. Los latinos no somos nadie en Hollywood. Así que, con esto, no es por no creer en ti, hija, pero difícilmente triunfarás en el cine si ya los más ricos tienen que vivir como de clase media.
-yo quiero conocer a muchas modelos y estrellas de cine y actuar con ellas -insistió la niña, poniendo morritos, algo que a Rodrigo le enternecía.
-Pues, hija, no es por desanimarte, pero ya ves cómo funciona esto.
- ¿Y a quién quisieras conocer, ¿Vale? -dijo Milena.
-A Jennifer López, a Beyoncé… Quiero ser otra princesa del pop… -Dekyo se reía por lo bajo, pero intentaba no opinar nada que pueda herir a la pobre cría.
-Pero es que es posta lo que te dice tu viejo.
-Oye, carnal, ¿me estás llamando viejo? Pinche güey…
-Na, digo nomás… -El Ro se reía.
-Vale, el Ro tiene razón. El Javi y yo estuvimos también en los Estados Unidos y ya tenemos experiencia.
- ¿Pero ustedes no habían vivido como príncipes? -preguntó Milena.
-Sí, pero nos costó un esfuerzo de la gran puta…
-De eso soy consciente, pero creo que podría lograrlo si realmente me esfuerzo en eso…
-Chispas, ¡pero miren qué hija me tocó! Emi, ¡aprende de tu hermana! -El aludido, en la PS4, solo sonreía sin emitir ni mu.
-Pero es que ya les digo. Recuerden que fui militar y me tocó un tiempo radicarme en varios estados. Entre estudiar, la guerra…
-Es así. Si en Latinoamérica sos rico, en los Estados Unidos sos clase media. Si en Latinoamérica sos de clase media, en los Estados Unidos sos pobre, y si en Latinoamérica sos pobres…
-Pues que en los Estados Unidos no existes, -finalizó el Ro, -así de fácil.
-Pues eso, man, imagínate que tuve que trabajar como pobre para vivir como rico…
-Oye, que aquí en Japón para los latinos y extranjeros en general tampoco es tan fácil -dijo Dekyo - ¿o qué te pensabas?
-Bueno, papá, ¡claro que lo sabía! Nosotros ahora estamos en un hotel, ninguno de nosotros tenemos para costearnos una casa…
-Quiero que seas consciente de ello, no es que llegas aquí y te metes a Casio a trabajar en los nuevos teclados o te vas a actuar en algún Animé.
-Ya sé…
-La cosa es, muchachos, que deben pensar y definir muy bien los pros y los contras -dijo el Ro, siempre con la sabiduría y la experiencia que tenía, -antes de precipitarse. Porque viajar a un país como éstos para residir, también puede ser contraproducente y les puede tragar como un remolino.
-Vale, piénsatelo bien.
-de eso estoy segura -respondió ella, -quiero ser otra diva del pop y otra actriz… Actriz de doblaje al menos…
-Es que sí, hija, talento te sobra.
No pudieron continuar la charla. Comenzaron a oírse estridentes sirenas, sin duda provenientes de fuera. Las ventanas estaban cerradas. Eran demasiado fuertes. Se volvían cada vez más insistentes, cada vez más tensas y alertadoras.
- ¿Qué carajo pasó?
-Pues no lo sé, -dijo Dekyo con sinceridad. -Habrán matado a alguien, habrá habido un accidente -sentenció para quitarle hierro al asunto.
-Pero mira que…
A las alarmas que eran más de una, ahora se agregaron campanadas, melodiosas pero densas.
-Ah, bueno…
Los minutos pasaban. Las sirenas y campanadas, lejos de parar, se hacían más y más insistentes hasta el punto de volver locos a nuestros amigos. ¡Era terrible!
Poner la Play Station a todo volumen, o poner música, charlar a gritos… Nada servía. Intentaban distraerse charlando de cualquier cosa, y nada les dejaba más que hacerles sentir un cada vez mayor y profundo ataque de desesperación. ¿Pero qué demonios ocurría? Papas fritas ya no quedaban. Sí sobraban de las de paquete, que Javier sabiamente las guardó, porque se les fue el apetito a todos. Cuando parecía que esto se convertiría en una horrible pesadilla sonidera en la realidad, cuando parecía que la isla explotaría, cuando parecía que todo estaba perdido y el cumpleaños de Dani no podría continuar con la normalidad esperada, las alarmas y campanadas frenaron en seco. Sí, repentinamente. Un silencio absoluto, una calma echada de menos, pero a la vez extraña. Y entonces, cuando se creía que todo había terminado, un enjambre de gigantescos avispones comenzó a propagarse. En la isla, la gente estaba aterrada. Nuestros amigos vieron con horror que algunos avispones entraban, como buenos insectos que eran, por alguna parte, tal vez por alguna de las ventanas, y ahora revoloteaban peligrosamente en la habitación, dispuestos a picar y envenenar por sorpresa.
- ¡Noooooo! -chillaban Milena y Valeria acojonadas.
- ¿Prefieren ser picados por un tiflobicho? O por un avispón gigante japonés. -preguntó Dekyo, quien tan acojonado no parecía.
-Por un tiflobicho, sin duda -dijo Javier, quien se cagó en todo lo que se le ocurrió por no haber salido a comprar repelentes. Y es que claro, ¿qué sabía él de la existencia de estos avispones?
Valeria y Milena estaban demasiado asustadas.
-Oye bro, -le pidió el Ro a Dekyo, - ¿podrías bajar a pedir algún repelente o algo?
-Espera, voy corriendo a buscar uno que compré yo, no se preocupen. Pero tengan mucho cuidado. -Y sin más se alejó a toda velocidad.
- ¡Daniiiiii! -gritaban Milena y Valeria. El aludido también estaba acojonado, pero no lo expresaba.
“Sin duda preferiría una invasión de tiflobichos, los asesinaba a todos…” pensó.
-Ya, niñas, calma que ahorita con suerte los repelemos…
El Ro sentía que el corazón se le encogía, pues el miedo que expresaba Valeria no era el típico terror que siente un niño, sino un terror hacia insectos gigantes que estaban planeando en la habitación peligrosamente. Dekyo regresó a las corridas, esparciendo por toda la habitación un repelente de un olor tan fuerte y nauseabundo como es habitual en aquellos venenos.
- ¿Qué bichos son estos, bro? -preguntó Javier.
-Son avispones gigantes japoneses. Su veneno es muy potente, te puede matar incluso.
- ¡Noooooo! -las niñas continuaban chillando, escuchando la explicación de Dekyo, quien explicaba sobre estos bichos como si se tratara de animalitos inofensivos.
-Si te pican te duele como la mierda y su veneno puede absorber los tejidos de la piel.
- ¡Ay, no! -Milena estaba llorando del pánico. Dekyo, amigo de sus amigos a pesar de su apariencia, echaba repelente impregnando la estancia de un olor tan fuerte que a duras penas podía respirarse. Los avispones, siempre más listos y astutos que los humanos, sabían cubrirse, camuflarse, desaparecer y reaparecer con mayor agresividad. El enjambre aumentaba.
-Ay, chicos, lo siento, pero es que ellos saben protegerse…
Un avispón que bien podría ser un dinosaurio planeaba amenazante sobre Milena. La niña chilló, se levantó, mientras el Ro y Javier, manos tapadas con las mangas de su ropa, repartían manotazos a diestra y siniestra. Otro avispón más pequeño se acercaba a la ropa de Dani.
-Joo, esto me supera -se lamentó Dekyo.
- ¡Nos van a comer vivos!
El estridente grito de dolor de Milena fue la gota que colmó el vaso. Aquel dinosaurio, expresando superioridad física, intelectual, emocional, moral y hasta mental, había dejado una gran picadura en un hombro de la niña. Milena lloraba de dolor. La picadura que le dejó el avispón era de gran tamaño. Solo bastaba rezar para que aquella bestia no hubiera envenenado a nuestra pobre amiga.
A Dani le costaba cada vez más disimular lo mal que estaba sintiéndose. Con miedo en el rostro, incomodidad por aquel insólito olor, y la impotencia por no poder hacer nada. Dekyo hacía lo que buenamente podía, mientras había avispones desafiándolo, rodeándolo, amenazando con picarle. Pero hasta el momento, o ninguno lo tocaba o él no lo sentía de momento.
Abrieron la puerta de la habitación. Entró personal a repeler a los insectos. Pidieron amable pero urgentemente a todos que salieran, de momento. Bajando las escaleras, el aroma era cada vez peor, cada vez más insoportable, pero sin duda habían hecho un trabajo notable. Había cada vez menos avispones. Pero nuestros amigos no lo entendían. ¿Cómo había llegado aquel enjambre, que además aumentaban?
Y desde luego aumentaban. Incluso, así como se los mataba o intentaba matar, más vida tenían y más agresivos se ponían. Valeria lloraba. Milena también, sintiendo un agudo dolor en la piel, en la enorme picadura que se ganó. Dani no lloraba. Intentaba pensar, por ejemplo, en los regalos que le habían hecho. No podía, su mente estaba en la preocupación y en aquellos avejorraurios que por momentos arruinaban su cumpleaños. Aprendió una lección. Supo que si bien había tiflobichos por todo el mundo y era fácil repelerlos y matarlos más desde que ahora tenía el TiBiKiller, en Japón tendría aquellos avispones, los cuáles no eran reconocidos por el TiBiKiller.
Pasó un rato algo penoso, con Javier, el Ro y Dekyo intentando mantener la calma, con Emilio seguramente aburriéndose por no poder jugar, con Valeria y Ana asustadas y Milena sin poder dejar de llorar. Había que intentar calmarla como fuera. Pero un poco más de media hora después, el hotel estaba prácticamente libro de avispones y se podía volver a subir. Por supuesto, nadie garantizaba que no se produciría otra plaga.
Eran las 6 de la tarde, cuando para merendar, Javier decidió preparar café, y lo mejor, ¡cortar la torta!
-Carnal, la torta la hicieron Valeria y Ana -le comentó el Ro a su amigo, ya mucho más animado y relajado.
- ¡Pues qué bien!
-La mayor parte de la torta la hizo Vale, ella solita, y Ana también ayudó. Vas a ver que ambas tienen manos excelentes para cocinar…
-No lo dudo, recuérdese que ya probé bastantes cosas de Vale…
-Oye, que yo también sé cocinar.
-Ya, ya sé -dijo Dani sonriendo.
-Bueno pues, espérate tantito a que la corten y ahí pues nos cuentas qué tal.
Javier en la cocina hacía café. Dekyo y Emilio jugaban un juego japonés de lucha, dos grandes friquis como nadie.
- ¡Vengan que cortamos la torta! -dijo Javier en el habitual tono cantarín que ponía para llamar la atención. Milena y Valeria emergían de una de las habitaciones. Milena estaba mucho más tranquila, Javier y el Ro habían corrido a comprarle una pomada que posteriormente le pasaron en la picadura, donde tenía la piel demasiado hinchada.
Javier, Ana y Valeria pusieron la torta y las velitas. La torta era un espléndido teclado o piano muy bien logrado en su forma. La base era un tentador bizcochuelo de chocolate, recordando a teclados modernos y haciendo especial énfasis en la inclinación de lo que fuera la bandeja. Sobre esta se hallaban las teclas, blancas y negras en perfecta ubicación, hechas con pedazos de chocolate de sus respectivos colores, habiéndose moldeado la forma exacta de las teclas. Lo que serían el display era una crema de tan buena pinta que naturalmente todos ya querían comerse, recubierta por una capa cuadrada de chocolate, y lo que fueran los botones eran pedazos de fresa, moras y cerezas muy bien incrustados. Una delicia al tacto, a la vista, al olfato y al gusto, por no decir ya al oído, porque lógicamente la torta no sonaba. Las velas eran un 2, un 7 y un Casio VL Tone en miniatura.
Antes de cantar el cumpleaños feliz, Ana y Javier le hicieron tocar con mucho cuidado a Dani. Tocó así la torta en forma de teclado y las velas, maravillándose y felicitando a las reposteras por la impecable forma que dieron a todos los detalles de la torta. A pesar de que Milena y Valeria eran expertas modelando la cera, por esta vez las velas fueron encargadas.
Le cantaron casi todos el feliz cumpleaños. Primero en español, luego en inglés. Y cuando ya iban a cortar la torta, Dekyo de repente sorprendió a todos cantándole el feliz cumpleaños en perfecto japonés. Se ganó los aplausos sinceramente sorprendidos de todos, y las niñas, como parecería natural, le dijeron que la querían aprender en japonés.
Cortaron la torta, que resultó ser una verdadera caricia al paladar. Tomaron café casi todos, salvo Dekyo y los demás niños que optaron por chocolate japonés.
La fiesta continuó. Había llegado para Dani un enorme paquete enviado desde Monstruocity. Cuando él lo abrió, se encontró el Casio CT-x 5000. ¡Sí, lo tenía! ¡Ahora era suyo! Con Dekyo, Javier y las niñas, mientras Emilio se quedó con su padre y Ana en el comedor, lo conectaron en la cocina y lo estuvieron probando. Dani ya le conocía sonidos, ritmos y demos por haberlo escuchado en “Yo Tuve”. Ahora por fin, lo tenía para su disfrute.
Llegó la noche, y aprovechando Javier que había parrilla, además de compras que hizo por lo bajo, de cenar preparó un asado a la parrilla. Tan argentino no saldría, pero ¿qué más daba? Disfrutarían, de paso, de la carne japonesa. Javier había comprado una variedad de carnes y achuras típicas. No había utilizado todo lo que compró, algunas cosas las guardó para cocinarlas en los siguientes días con alguna salsa, o para preparar él alguna comida típica. También puso pescado a la parrilla, que se come mucho en Japón. Por su parte Ana hizo ensalada de variadas verduras, legumbres y especias. Aunque no había venido Jazmín, la pareja de Javier y Ana no era vegetariana, disfrutaron aquella noche cenando prácticamente todas las propiedades que pudieran tener los alimentos, e incluiríamos la lactosa, porque la contenían la merienda y el posterior postre a la cena.
Después de cenar continuaron la fiesta en familia, sin sobresaltos, sin incidentes. Para no alejar tanto a Dani de su querida patria, comenzaron a cantar, de paso estrenando el nuevo teclado, rancheras, mariachis y música típica mexicana. Dekyo y Emilio solo observaban, aunque éste último como buen mexicano a veces se prendía y cantaba algo. Sin embargo, en un determinado momento, Dekyo sorprendió a todos (cediéndole Dani el teclado) y tocando música típica japonesa, y de la isla.
Pasaron las horas. Rodrigo, Emilio, Valeria y Ana se retiraron pues Valeria tenía sueño. Para fortuna de nuestros amigos, ellos se habían alojado discretamente en otra habitación, en la misma planta. Ya era media noche y todos deberían aprovechar a intentar dormir, pues el desayuno se serviría desde las 8 hasta las 10 de la mañana.