Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Tormenta de berano: fábula.

Muy de madrugada
sale de su aldea
Lucas para un viaje
de unas ocho leguas.
No hay en todas ocho
parador ni venta,
no hay por el camino
árboles siquiera.
Gran calor aguarda,
porque julio empieza;
va por eso Lucas
bien a la ligera.
De flexible paja
sombrerito lleva;
pantalón y chupa
son de primavera,
y alpargata leve
calza, que sujetan
lazos que le cruzan
sobre empeine y pierna.
Con lo cual y un palo
y un morral de jerga,
Lucas diligente
del lugar se aleja.
Aún el sol no asoma,
la mañana es fresca,
nubes aparecen,
se levanta niebla.
Horas van pasando;
la humedad se aumenta:
ya menudas gotas
por el aire ruedan,
hasta que a torrentes
lanzan las esferas
lluvia que amenaza
inundar la tierra.
Cuál estaba Lucas,
júzguelo cualquiera:
hízose una sopa
de pies a cabeza.
No era ciertamente
grande su paciencia:
enojóse, y loca
se soltó su lengua.
-Luego quieren (dijo)
que uno se someta
dócil a las leyes
de la Providencia.
Esta condenada
lluvia que no cesa,
¿qué motivo tiene?,
¿qué bien acarrea?
Mala es y remala
para la cosecha,
y salud y vida
puede que yo pierda.
Esto hablaba el necio,
cuando de unas peñas
un ladrón armado
sale y se le acerca.
Lucas imprudente
su garrote apresta,
sin mirar que el otro
tiene una escopeta.
Del gatillo tira
el ladrón con fuerza;
mas por dicha el tiro
sin salir se queda.
Lucas acomete
con audacia nueva,
y el malvado entonces
huye entre las quiebras,
y para que Lucas
algo se detenga,
la escopeta arroja,
porque ya le pesa.
Nuestro caminante
discurrió al cogerla:
No estará cargada,
cuando así la suelta.
Mírala, y entonces,
¡cuál fue su sorpresa!
Carga doble dentro
del cañón encuentra;
pero entrambas cargas
barro estaban hechas,
y aun lo mismo el cebo
de la cazoleta.
-¡Diantre! (dijo Lucas
muerto de vergüenza),
locamente al cielo
dirigí mis quejas.
Pólvora excelente
la del ladrón era,
y ella se inflamara
si estuviese seca.
Niebla y lluvia hicieron
que se humedeciera:
si ellas me calaron,
me salvaron ellas.

¡Gloria a Dios que rige
la naturaleza!
No hay mal en el mundo
que por bien no venga.