Texto publicado por Ma. Guadalupe Hernández Méndez

La vida es una metamorfósis

La vida es una metamorfosis

La metamorfosis de una mariposa se puede comparar a los cambios que sufre un día de enero, de pronto está lleno de nubes grises y cuando menos se espera cambia a un día soleado y tranquilo. Así como las plantas van cambiando y se llenan de flores en la primavera, luego sus pétalos caen uno a uno hasta desaparecer, idénticas son las mariposas como si jamás hubieran estado en forma de gusanos, igual es la vida de algunos seres humanos va cambiando, transformándose todos los días. Sin embargo el tiempo en que fueron gusanos no se borrará de su mente ya que de forma contínua fueron pisoteados por la vida misma.
Nunca escribí un diario porque de hacerlo hubiera sido como un libro de terror y tragedia. Mi vida, como la de muchos seres fue marcada por el destino y sin darme cuenta me ha llevado a los caminos mas insospechados.
Quedé húerfana de madre a los cinco años y mi padre, como todo buen iletrado, solo sabía trabajar para tratar de alimentarnos a mí y a mi hermanito de un año, así que mas pronto que rápido se buscó una mujer que lo atendiera tanto a él como a nosotros, pero era tan mala y perversa que solo cuando papá estaba presente medio nos daba de comer y cuando él no llegaba pronto nos echaba a la calle sin darnos nada de alimento, llorábamos mucho y buscábamos en la basura algo de comer, hasta que un día mi padre se dio cuenta de la situación y dejó a esa mujer pero para entonces yo ya tenía diez años y mi cuerpo parecía el de una niña de cinco y mi hermanito estaba peor de desnutrido.
Casosé mi padre con una buena mujer aunque igual de ignorante, sin embargo ella si me llevó a la escuela para que aprendiera a leer y escribir, ¿se imaginan una niña de once años en primero de primaria? Aunque pareciese que tenía seis yo me sentía mal entre tanto niño tan chico de edad pero mas altos que yo en estatura. Me encantaba aprender, por lo que me quedaba mas tarde en el salón para copiar en mi cuaderno lo que la maestra había escrito en el pizarrón porque me tenía sentada hasta atrás con los niños mas rezagados que daban tanta lata que ni siquiera dejaban oír las explicaciones que ella daba, eso si, para platicar y burlarse de todo no tenían límite.
Un día por estar copiando lo del pizarrón me dejaron encerrada en el salón y cuando el intendente lo abrió ya era demasiado tarde. Ese día mi padre me dio una golpiza tremenda y de un aventón me hizo entrar de cara a la casa, quedándome un chipote tan grande que parecía un cuerno. Al día siguiente los compañeros no dejaban de burlarse de mi, no faltó el gracioso que empezó a empujarme contra otros y me tomaron de su balón, yo no tenía zapatos por lo que al pisotearme me dejaron los pies sangrando, por último uno de ellos me tiró al piso y levantó mi falda… sentí morir al escuchar las risotadas de todos y la voz del niño que gritaba ¡miren la mugrosa no trae calzones!”
La Mugrosa”, ese mote me persiguió por muchos años. En mi interior algo me decía que yo no era eso, que yo, como todos, tenía la oportunidad de salir adelante solo necesitaba el coraje suficiente para no dejarme pisotear mas. Tuve malos maestros hasta el quinto grado, en sexto grado me tocó en suerte una maestra recién egresada de la normal y fue ella quien se preocupó de mi por un tiempo. Me dio clases particulares para que aprendiera mas de lo que sabía así que cuando entré en la secundaria estaba muy bien preparada, dicha maestra me daba ropa de toda clase, incluída la interior, así que ya no me sentía “la mugrosa”, es chistoso como solo una ropa o forma de vestir te hace sentir diferente, ahora pienso, si la reina de Inglaterra se vistiera por un día como mendiga ¿Cómo sería su actuación? ¿podría acaso sentir el mismo poder que siente al estar tan bien presentada?, tú mismo que me lees ahora si te vistieras con harapos ¿podrías presentarte en público y ser el mismo de siempre?con sinceridad te digo que no lo harías porque por desgracia en la sociedad en general el dicho de: “tanto tienes, tanto vales” y según te vean vestido así te tratan, sigue rigiendo la mente de muchas personas. Yo, luché por salir de la mugre en que vivía y eso me costó perder a mi familia ya que mi madrastra me decía que yo la leida y escribeida si no dejaba mis libros para ponerme a trabajar aseando casas como ella, entonces no servía para nada.
A mis veinte años, después de presenciar la muerte de mi hermano a manos de unos policías que le dispararon sin piedad por haber sustraído unas latas de atún en un supermercado, me fui de mi casa. Ya no podía soportar tanta pobreza así que me alejé de todo incluída la ciudad que me vió nacer, en mi rodar por el mundo me encontré con una buena persona que me enseñó a preparar alimentos. Así con el mínimo de conocimientos pude entrar a trabajar en un restaurante chino, primero como mesera luego como ayudante de cocina y tras muchos cursos y ganas de aprender llegué a ocupar el puesto de chef. Ahora en el atardecer de mi vida, quise escribir éstas hojas para decirte a ti, que me lees, que el destino lo vamos construyendo día con día y si se aprovechan las oportunidades que la vida nos presenta podemos superar las crisis dejando atrás las pobrezas, las tristezas y todo lo malo que quizá hubo alguna vez.¡nunca dejes de soñar y sueña en grande pues somos del tamaño de nuestros sueños! ¡si tú quieres puedes cambiar!, dejando de ser el gusano para convertirte en la mas hermosa mariposa con alas fuertes que te llevarán a donde te de la gana llegar.
Fin
Marilupis