Texto publicado por la licenciada San Miguel

Un fin de semana sintiendo a Dios conmigo en todo momento y en todas partes

¡Hola, blinderos! Aquí os traigo uno de esos episodios que más marcaron en la esplendorosa época del inolvidable amigo del que siempre os hablo. Empezamos por el viernes 18 de noviembre, mañana en la que salí a vender mis joyas y algunos objetos que encontré en el piso donde vivía alquilada. Lo hice para no pedirle dinero a mi hermana. Pienso que mis caprichos me los debo pagar yo y no mi familia, que ya bastante hace. Con todo, conseguí dinero para comer en mi iglesia tres días y para hacerme las fotos para el carnet de autobús. Afortunadamente me lo pudieron comprar todo, aunque la policía me revisó y me sacaron del lugar donde estaba. Mi hermana no me vio, por suerte, aunque sí que le pedí dinero para la compra del fin de semana y para recargar el bonobús de 10 viajes que me habían regalado. Al ir a recargar, no sabía donde hacerlo, y me dirigieron a una librería. Cuando entré, los dueños me dijeron: "Ella es María, yo soy José, y la librería Llorens". A alguien le suena de algo ese apellido? Pues me emocioné tanto que les dije de lo que significaba para mí. Fui a comprar y una señora muy maja que era clienta del super me ayudó. Por la tarde estuve tranquila en mi casa, mi hermana se fue a Torrent, y por la noche tenía culto en la Iglesia. Al día siguiente, fui con Estela, una hermana de la iglesia, a hacerme las fotos de carnet y andaba muy emocionada por la calle. Recuerdo que me pitó mi amigo Luis Rubio, conductor de Travicoy, la empresa de los autobuses que viajan de Alcoy a Valencia. Por la tarde salí a vender seis joyas más que encotré de casualidad en el piso, y me puse frente a una tienda de souvenirs de Alcoy, cuyo dueño... os podéis imaginar cómo se llama, verdad? La lástima fue que solo lo vi una vez en mi vida, ya no lo volví a ver más por Alcoy. Por la noche, tenía que abrir unas latas para cocinar al día siguiente, y me las abrió un vecino. Me tiré hablando por Facebook con mi novio Marco y mis amigos latinoamericanos, y no pude dormir mucho, porque al día siguiente era día de misiones, y tenía que cocinar para la gente de la iglesia. Total, que a las ocho de la mañana ya estaba cocinando judías con frankfurts que había comprado, no las pude probar en la Iglesia, pero me dijeron que salieron buenas. Llegué un poco tarde por el autobús, y porque me entretuve bastante intentando vender algo más. escuché el culto dedicado a misiones, que por cierto, en todos los cultos de la iglesia, para cenar y para comer, se paga una cantidad, y el dinero va para los misioneros que tenemos en Perú, Bolivia, Burkina Faso, el Congo y Bélgica. Ese día probé varios platos: el ají de gallina de Perú, unos espaguetis con carne y una salsa de Ecuador, y una lasaña de Brasil. Al final acabé llena, pero todo estuvo muy bueno. Dios no me abandonó en ningún momento. Eso sí, descubrí que mi novio Marco andaba con la novia de un amigo mío y lo amenacé con irme con Marcos, cosa que sería imposible, jejejejeje.