Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

El muro.

Louis MacNeice.
El muro.
 
De cara al muro y tras de él
la habitación colmada de sus buenos amigos.
¿Pero qué, se decían ellos, podemos hacer?
Él ha abdicado, su vida ha dejado atrás.
 
El lecho ha conocido nacimiento y muerte,
Donde estaba el muro hubo una vez una ventana.
Ahora toda la claridad está detrás de él.
El muro es un sendero ciego.
 
No, dijeron ellos, ningún doctor
ni predicador. ¿Qué sentido tiene?
No hay aquí ventana alguna
para que cuerpo o alma miren a su través.
 
Pero, tal como hablaban, sus voces
se fueron desvaneciendo, mientras el muro
se encimaba para que él escuchase
voces distintas más allá,
 
cantando. Y hubo allí luz
ante él como cruzando una ventana
que se abre a un jardín.
El primer jardín. El último.
 
 
El muro.
Louis MacNeice.