Texto publicado por TifloFernando

"Vivir a Tientas en...Venezuela" (Mi Admiracion por Patricia Carrascal, Irene Azuaje y Halena Rojas Valduciel)

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

No, no es habitual que me descuelgue por aquí, a mitad de mes, para colocaros una de mis Publicaciones...

Pero es el caso, que he leído algo extraordinario, que además de presentároslo en forma de Publicación, me permite hablar un poco de tres mujeres a las que admiro...

Hoy deseo contaros un poco de varias escritoras a las que leo habitualmente, a una de ellas desde hace varios años y de la que conocéis historias de su perra guía por haber formado parte de alguna de mis viejas Publicaciones.

("Aniversario peludo, Prilin (Homenaje a Patricia Carrascal y Perros Guía"); Noviembre de 2015.

Son tres mujeres extraordinariamente valientes, inteligentes, con las que he sonreído, se me han caído las lágrimas, he aprendido, me he sorprendido y un sin fin de cuestiones que me han inducido la siguiente Publicación...

Veamos por órden de quienes se trata y a las que desde aquí rindo mi humilde ADMIRACION:

1- Patricia Carrascal

Blog: Viviendo a Tientas

(http://viviendoatientas.wordpress.com)

A la que sigo desde sus inicios y estoy suscrito a sus publicaciones por Email y que os recomiendo si no la habéis leído.

2- Irene Azuaje

En esta misma Red Social, Blind Worlds; donde habitualmente nos brinda sus Publicaciones y leo con fervor.

Muy recomendable seguir sus variadas Publicaciones...

3- Halena Rojas Valduciel.

Blog: Viviendo Entre Dos Mundos

(https://viviendoentredosmundos.wordpress.com)

A la que conocí gracias a las numerosas Publicaciones de Irene Azuaje, que la citaba como; Lehna Valduciel.

Pero hete aquí, que mi gozo ha sido extraordinario al recibir los tres Posts del Blog "Viviendo a tientas" de Patricia Carrascal, en donde hace una Entrevista maravillosa a Halena Rojas Valduciel.

En esa Entrevista, Lena Valduciel, nos cuenta su propia experiencia como persona ciega en su Pais, Venezuela; Las graves deficiencias existentes y su Vida diaria...

Como el Tema:

"Viviendo a tientas en...Venezuela"

Me ha parecido tan interesante, he reunido los tres Posts de los que consta la Serie en uno solo, para facilitar su lectura. y realizar mi Publicacion de hoy

Los tres Posts del Blog "Viviendo a tientas" reunidos en uno solo, que deseo compartir con todos vosotros, nos ofrecen una amplia visión de Lena Valduciel, acerca de:

Discapacidad visual, Venezuela, Educación, Trabajo, Transporte y Derechos de las Personas Discapacitadas en Venezuela...

Además de otros puntos muy interesantes, que no os voy a desvelar; ¡Faltaría más que yo hiciera un "spoiler! de los Posts!

Me gustaría que si podéis, robaseis un ratejo de vuestro tiempo para leer esta entrevista de Patricia Carrascal a Halena Rojas Valduciel, que no os dejará indiferentes.

Y me adhiero a la idea que nos presenta Patricia Carrascal:

"...Hace tiempo vengo dándole vueltas a la idea de crear una sección denominada “Viviendo a tientas en…”, donde personas de otros lugares o culturas nos compartan su testimonio..."

Con gran cariño, TifloFernando.

..

Viviendo a tientas en...Venezuela (Reunión de las tres Partes, de la que constan los Posts)

por Patricia Carrascal

7 de Julio de 2017

En muchas ocasiones me he preguntado cómo hubiese sido mi vida de haber nacido en otro lugar, en otro país, o incluso, en otro continente.

Sé que soy afortunada de vivir en España, un país de la Europa occidental donde la cultura de la integración para personas con discapacidad ha avanzado mucho en los últimos años. El acceso a la educación y la integración laboral son cuestiones por las que se ha luchado mucho y aunque todavía sigue habiendo mucho por hacer, considero que estamos a años luz de otros lugares.

Sé que nos quejamos siempre de la falta de accesibilidad de muchas cosas o lugares (tanto físicos como digitales), pero si lo pusiéramos todo en perspectiva y nos parásemos un minuto a pensar en la tremenda suerte que tenemos, de veras creo que somos afortunados.

Como digo, por supuesto que aún hay mucho por hacer y por avanzar en nuestra sociedad. NI todo el mundo tiene acceso al empleo, ni todo es lo accesible que debería (hagamos aquí un minuto de silencio por la web de Renfe… ejem). Pero sí me parece interesante que hagamos ese ejercicio de ampliar barreras y conozcamos, aunque sea de forma virtual, cómo se vive siendo ciego en otros países o regiones.

Hace tiempo vengo dándole vueltas a la idea de crear una sección denominada “Viviendo a tientas en…”, donde personas de otros lugares o culturas nos compartan su testimonio.

En esta ocasión, he querido contar con la experiencia de alguien muy conocido en el entorno de las personas ciegas, al menos en la red social Twitter. Se trata de una personita que reside en Venezuela, ese país que por desgracia, en los últimos tiempos no pasa por su mejor momento y que día sí y día también, aparece en los titulares con noticias cada vez más preocupantes.

Ella se llama Halena Rojas y en su blog, que lleva por título Viviendo entre dos mundos , nos narra cómo se vive siendo ciego en Venezuela. Además de escribir excelentes posts sobre el mundo de la discapacidad, Halena reflexiona a menudo acerca de la ceguera en general, y de los comportamientos de las personas ciegas en particular.

Como la entrevista es muy extensa, la he dividido en 3 partes:

1ª parte: Halena nos cuenta cómo perdió la visión y qué ayudas existen en Venezuela para personas ciegas.
2ª parte: De cómo es el acceso al empleo, la cultura o la tecnología en Venezuela.
3ª parte: De relaciones, asociacionismo, movilidad, barreras arquitectónicas y otras cuestiones.

Si sentís curiosidad por conocer cómo vive una persona ciega en Venezuela, os recomiendo que no os perdáis esta interesantísima entrevista con Halena.

Desde aquí darle las gracias por compartir con nosotros su experiencia y por ser tan generosa. Bienvenida al blog y por supuesto, regresa cuando quieras.

..

1ª parte: Halena nos cuenta cómo perdió la visión y qué ayudas existen en Venezuela para personas ciegas.

¿Quién es Halena Rojas?

Puede que mi nombre resulte conocido, puede que no —al menos en mi país, muchos me conocen y yo no tengo idea de quienes son—. Soy hispana venezolana, y actualmente resido en mi país de nacimiento, Venezuela. Adquirí mi discapacidad a los 28 años, por lo cual mi vida dio un giro de 180 grados y dejé de ser odontóloga, para convertirme en Técnico superior Universitario en Computación, con especialización en Entornos virtuales de Aprendizaje, Máster en Herramientas de Apoyo, Accesibilidad y Diseño para todos y máster en Seguridad de la Información y las Telecomunicaciones. En la actualidad,

me desempeño como asesora en accesibilidad e inclusión, soy auxiliar docente en la Escuela de Computación de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela; aunque suena todo demasiado rimbombante, todo se resume en intentar que los estudiantes con discapacidad y sobre todo sus docentes, puedan tener una experiencia menos traumática durante el proceso de enseñanza aprendizaje en la Licenciatura de ciencias de la Computación.

Es decir, entre muchas actividades, intento poner mi grano de arena para que algún día, las personas con discapacidad tengan un verdadero proceso de inclusión en equiparación de oportunidades y que, sean menos excluidos en carreras científicas.

Menuda tarea en la que estoy metida, ¿no? Pero bueno, al menos intento no quedarme anclada, hacer algo, por pequeño que sea.

Halena, tu blog se llama “Viviendo entre dos mundos”, ¿podrías explicar por qué escogiste ese nombre?

Bueno, como mi dedicación hasta los momentos es de medio tiempo —el otro medio tiempo hay que dedicarlo en intentar ser productivos—, llevo un blog profesional y uno personal.

El por qué del nombre de mi blog personal tiene un poco —o quizá mucho que ver— con el hecho de que cuando adquieres la ceguera en edad productiva, hablando al menos desde mi contexto actual y bajo mi experiencia que, puede no parecerse en absoluto a la de otro ciego venezolano, vives, literalmente entre dos mundos. El mundo de los que tienen visión 20/20 y el mundo de los ciegos. Si, además tienes algunas peculiaridades que hacen que no encajes del todo en ningún cliché, es mucho más probable que permanezcas en esa línea divisoria —invisible pero existente— entre ambos mundos, por la sencilla razón de que no logras identificarte ni con unos, ni con otros.

Por otra parte, también me paseo entre dos mundos muy significativos para mí: las letras y la tecnología.

Como alguien que nació viendo y después perdió la visión, ¿cómo dirías que fue tu proceso de adaptación a ese cambio en tu vida?

Reflexionando sobre mi historia personal, la verdad es que quedarse ciego en edad productiva puede llegar a ser muy traumático, mucho más, cuando la pérdida de ese sentido te lleva a perder una gran parte de tu vida. Tu proyecto de vida se va al traste, tu pareja te deja, tus amigos se alejan; en pocas palabras, te deprimes. Si a eso le sumas que el proceso de pérdida visual no ha sido agudo sino crónico y progresivo, en medio de quirófanos, viajes a otro estado para poder pagar las operaciones porque no tienes seguro que las cubra, y dolorosos y forzados reposos, el proceso puede tornarse en un pequeño infiernito personal.

¿Qué fue lo que más te ayudó?

Yo, que soy como soy —y eso de morirme me da repelús— decidí asumir mi proceso con calma, acudir al siquiatra, hacer terapias y tomar antidepresivos. Lo que menos quería era ver afectada mi salud aún más de lo que ya estaba —vamos, andar ciego se anda, vivir en diálisis es un poco más complicado, ¿no?—. Así que fueron unos cuantos años de ondulación emocional, antes de poder comenzar mi proceso de rehabilitación y reinserción en la sociedad venezolana. Parece sencillo leerlo así, ¿verdad? Sencillo no fue en absoluto, pero creo que pensar que la vida es un obsequio preciado, que quedarme ciega era el menor de mis problemas y que me quedaba mucho por delante, me ayudó mucho a salir airosa del proceso.

¿Qué consejo le darías a alguien que esté pasando por una situación similar en este instante?

Si tuviese que darle un consejo a alguien que tuviese que pasar por lo que yo pasé; que estuviese perdiendo la vista en edad productiva, creo que lo mejor que podría decirle es:

“Apueste a la vida; apueste por usted, no se dé por vencido. La vida, con todo y sus sinsabores, con sus altos y sus bajos, merece la pena vivirla. No la desaproveche preguntándose por qué a usted, pregúntese mejor ¿ahora cómo salgo de esto, cómo continúo?

En tu país, ¿qué apoyos tiene una persona ciega? ¿Existe alguna fundación, organización o similar a nivel nacional?

Vivir en Venezuela siendo una persona ciega, es una ruleta rusa, por eso, hay que armarse de paciencia y fortaleza y hacerse más preguntas de cómo, que de por qué. Acá no existe una gran organización como la ONCE de España. Hay un movimiento tiflológico bastante disgregado —hay más asociaciones de ciegos que ciegos en sí (inserte aquí carcajadita)—, lo que hace que resulte más difícil, en mi opinión, establecer políticas públicas transversales de bienestar colectivo. Esta multitud de asociaciones y fundaciones, están agrupadas bajo una figura que recibe el nombre de Federación Venezolana de Instituciones de Ciegos (FEVIC). Esta federación cuenta con una junta directiva, pero con honestidad no sabría precisar qué alcance tienen en términos de logros para el colectivo, si tomamos como referencia la ONCE de España. En la actualidad me parece que intentan hacer cambios, que quieren mejorar las condiciones de los ciegos en el país, pero, enfrentarse al aparato burocrático venezolano no es tarea fácil.

(2ª parte).

¿Cómo se accede a las adaptaciones para el estudio (libros en braille, tiflotecnología, etc) o para adaptar un puesto de trabajo?

El ciego venezolano no cuenta con una gran cantidad de beneficios.

Cierto es que, a partir de 2007 con la aprobación de la Ley para Personas con Discapacidad y el Consejo Nacional de Personas con discapacidad (CONAPDIS), se logró que la persona ciega pudiese acceder a ciertas herramientas tiflológicas como bastones, regletas y punzones.

Recuerdo que mi primer bastón, el que usé cuando aprendí orientación y movilidad, era de cobre, con un color rosáceo metálico, puesto que era hecho por alguien de aquí del país —nada de esos bastones chulos de color blanco—.Para rehabilitarse, en mi época existía la sociedad amigo de los Ciegos y algunos Centros de rehabilitación del estado, ubicados en hospitales públicos donde te enseñan Braille, orientación y Movilidad, y otras cosillas para manejarte con independencia y autonomía. Este tipo de entrenamiento se da en los sitios, los terapistas ocupacionales no van a casa de nadie, a menos que tú, de forma particular les contrates y pagues sus honorarios.

En la actualidad, crearon una serie de centros creo que reciben el nombre de CAEDEVAS, que atienden a personas con discapacidad visual, pero desconozco un poco su funcionamiento porque son más nuevos y también estuvieron a punto de desaparecer cuando al gobierno les dio un picón de trasero y quiso obligar la desaparición de las instituciones de educación especial.

No, si es que a diferencia de lo que alguno piense, Venezuela no es tan república bananera, ¿eh?

En Venezuela no existe la figura de la adaptación de estudios o puestos de trabajo, dependientes de una organización. Acá el ciego estudia como puede. Existe la figura del Docente Especialista que, en realidad, suele prepararse más en la atención de otro tipo de discapacidades —el único máster relacionado es el de Sordoceguera—, por lo que, desde mi conocimiento se hace mucho de forma empírica. En pocas palabras, si eres ciego y quieres estudiar, muchas adaptaciones corren por tu cuenta. Desde el punto de vista laboral, me parece que la ley estipula que la adaptación corre por cuenta del patrono; hasta donde yo sé, CONAPDIS no se mete en nada de eso, a menos que sea para fiscalizar al empresario porque no cumple con la ley, empleando al 5 % de su nómina con personas con discapacidad. En el país se han comenzado muchas iniciativas, pero pocas permanecen operativas a lo largo del tiempo.

Por ello, acceder a la tiflotecnología, libros en braille y demás, se hace complicadísimo si no estás al menos en la capital, donde existe un servicio para personas con discapacidad visual en la Biblioteca Nacional de Venezuela, que digitaliza e imprime libros en Braille a solicitud del usuario. También cuenta con una sala de ordenadores con Linux y lector de pantalla ORCA. En la universidad donde yo trabajo, existe un área en la biblioteca Central, en la cual funciona un proyecto de Fundación ONCE para América latina (FOAL), llamado Red Social Venezuela, en el que las personas pueden formarse en herramientas de tiflotecnología —desconozco si sigue operativo—. De hecho, ese fue mi primer empleo una vez quedé ciega: ser instructora de informática para personas con discapacidad.

Existe, además una imprenta Braille que si no recuerdo mal depende del Ministerio de Educación, y también hubo un proyecto para hacer audiolibros en casete. Estos dos últimos creo que no tienen mucha actividad en la actualidad, debido a la escasez de papel y a la poca solicitud del libro hablado.

¿Existen ayudas estatales? ¿Algún tipo de entidad gubernamental que se ocupe de estas cuestiones?

¿Ocuparse?; Bueno, en teoría el CONAPDIS debería ocuparse de todo lo relacionado a la discapacidad, pero es más lo que dicen que lo que hacen. Existe también una figura que llamaron Misión Dr. José Gregorio Hernández —que ya por el nombre dice mucho de la visión de la discapacidad en Venezuela—. Que estuvo involucrada en el censo y también en la entrega de ayudas técnicas. El problema es que ambas figuras invaden competencias y se ha vuelto todo un desastre.

En tu país, cuando alguien pierde la vista, ¿con qué opciones laborales cuenta? ¿Hay algún empleo específico que las personas ciegas puedan solicitar, como por ejemplo ocurre en España con la venta de cupones?

Venezuela no cuenta aún con una cultura de inclusión realista en cuanto a la ceguera se refiere.

No hay puestos específicos para ciegos —lo que no significa que no existan ciegos que se desempeñen como vendedores ambulantes—.

Con la nueva ley algunas personas lograron insertarse en empresas estatales; sin embargo, esa vía puede ser un poco discrecional pues, si no eres afecto al ideal político del gobierno actual, no te toman en cuenta bajo ningún concepto —a mí me han dicho en mis narices que como firmé contra el presidente Chávez, me olvide de empleos con el gobierno—, por ejemplo. Algunos han tenido la fortuna de ingresar en empresas privadas con sedes internacionales, pero es una minoría. Por otro lado, hay algunas empresas privadas que tienen programas de inserción, pero solo aplica para ciegos que sean bachilleres; ya que el empleo suele ser de auxiliares administrativos, recepcionistas y cargos similares.

Hay ayudas que ofrece el gobierno a través de sus misiones, pero funcionan de manera similar a las descritas: te vistes de rojo o te olvidas de las ayudas.

Dependiendo de la profesión —si es que la tiene— una persona que se haya quedado ciega puede intentar tramitar una pensión por incapacidad, pero si no me equivoco eso luego te inhabilita para obtener otro empleo.

Hablemos del acceso a la cultura: ¿hay mucha oferta de ocio adaptado? ¿Disfrutas de películas o series con audiodescripción? ¿Y los libros?

Bueno, Ha habido ciertas iniciativas para facilitar el acceso a la cultura y la recreación, que decaen o desaparecen porque el ciego no hace uso de ellas. Existió en su momento algo que llamaron cine accesible (el último viernes de cada mes se proyectaba una película con audiodescripción); esta era de carácter gratuito, pero claro, no es que pasaban películas de cartelera. También existe una sala con obras en alto relieve, en el museo de Arte contemporáneo; hay adaptaciones en un planetario; sin ir más lejos, la autora del libro negro de los colores es venezolana. Hay también una asociación que promueve deporte adaptado, pero creo que se orienta más a la discapacidad motora y, hay personas ciegas que participan en deportes para ciegos y algunos son atletas de alta competencia. El turismo adaptado todavía no tiene una gran difusión, al menos para personas ciegas, pues para personas sordas sí que hay algún proyecto pululando por ahí.

Aunque Venezuela ya ha ido cambiando al formato de TDT, que acá le han llamado TDA, no hay accesibilidad para ciegos, solo para sordos, más que todo en programas informativos; la audiodescripción en la televisión venezolana brilla por su ausencia. Ni hablar de los libros, que acá ni se han dignado a firmar el tratado de Marraquech. Así que, si quieres leer libros nuevos, te los compras y los escaneas, te los compras y pides al servicio de la biblioteca que te lo escanee; o caes en la piratería y los buscas en la red.

Claro, no es que todo sea tan terrible. El problema fundamental que yo observo en el colectivo de ciegos venezolanos es la apatía y la endogamia, que no ayuda mucho a que hayan cambios significativos en el país.

Por todo eso, quizá en un ataque de nacionalismo poco frecuente en mí, considero que el ciego venezolano es un guerrero y no tiene mucho que envidiarles a ciegos de países del primer mundo.

En cuanto a la tecnología, actualmente te dedicas al mundo de la programación. Según tu experiencia, ¿has encontrado muchos prejuicios en ese sector en cuanto a la ceguera?

¿Qué soportes técnicos utilizas en tu día a día? Por ejemplo, para usar el pc, el móvil, etc.

Venezuela, aunque esté mal que yo lo diga, es un país con muchos recursos, pero también con muchos prejuicios e ideas preconcebidas respecto de la ceguera. Estos abarcan desde cómo vive y funciona una persona ciega, hasta lo que debería o no debería hacer de su vida profesional y personal. En mi caso, siempre tengo que enfrentar la duda de si en realidad sé, de si en realidad puedo. Aunque no soy programadora, sé programar y en el área tecnológica cuento con conocimientos variados que, casi no pongo en práctica —como no sea a título personal— porque en informática siendo mujer y además ciega, la gente duda de que sabes de lo que le hablas. Además, no hay quien les cierre la boca cuando te ven usando el ordenador y todavía no me consigo al primero que no quiera que le muestre como anda el lector de pantalla. Yo, a punta de trabajar y estudiar, he podido hacerme con ordenadores y móviles adaptados—menos mal no soy cinéfila (¡menudo sufrimiento no poder ir al cine para poder pagarte el ordenador!)—.

También hay quien de pronto te escucha y te llama, pero espera que no le cobres porque, como eres ciega, te hacen ellos un favor en realidad. He pasado muchas horas diseñando proyectos que, en algunos casos quedan dentro de la gaveta del olvido, en otros, el mérito lo esgrime un tercero. —y sí, suponen bien, la mayoría de veces no me pagan—. Resulta difícil, al menos para mí, definir si el problema es que soy ciega, que soy mujer, o que siendo ambas cosas pretendo cobrar lo que creo vale mi hora de trabajo. Tengo un CV, a según dice un abogado laboral de mi país, acojonante, incluso para alguien que no tiene discapacidad. Es ilógico pensar que mis honorarios profesionales no correspondan a ese CV, ¿no? Pero como he dicho en otras ocasiones, es dificilísimo que confíen en ti, para ciertas actividades siendo una persona ciega. De hecho, el propio empleo que tengo ahora, costó lo suyo para que fuese propuesto y, aunque otros docentes solicitaban mi ingreso tiempo completo, la decisión fue darlo medio tiempo.

(3ª parte).

Hablemos de un tema peliagudo: las relaciones humanas (guiño). ¿Es fácil relacionarse con otras personas ciegas en tu país? ¿Acudes a algún tipo de asociación para intercambiar experiencias o conocimientos?

Puesto que el prejuicio se extiende hacia muchas áreas, la socialización tiende a llevar al ciego a ser muy endogámico. Por supuesto, es relativo hasta cierto punto, pues hay ciegos que por su contexto socializan más con personas que ven, que con ciegos; y también al contrario. Como he mencionado muchas veces, socializar en mi caso, nunca ha sido una actividad muy destacada; así que, socializar con ciegos, para mí no es fácil. En líneas generales me relaciono con personas ciegas de mi país por temas laborales, educativos y afines. No es que no tenga conocidos y algunas personas ciegas a quienes considero amigos, pero son en realidad muy pocos. Ahora, eso no tiene que ver con el país, por lo que he podido observar. Es un tema mucho más personal. Tengo entendido que muchísimos ciegos, sobre todo aquellos que nacieron con ceguera, sí que se reúnen en asociaciones, asisten a eventos de ciegos, juegos de ciegos y así.

Yo, puedo socializar un rato, pero no me resulta fácil hacerlo durante tiempo prolongado y con muchos ciegos a la vez —y no, no es rechazo a la ceguera, que hay ciegos muy majos; es que hay conductas que no me van y soy un tanto jodida—. Creo que, mis inicios en el mundo de la ceguera en Venezuela, y ciertas formas que pude apreciar durante mi proceso de rehabilitación, marcaron un poco en mí el poco deseo de involucrarme en ciertas actividades de ciegos.

¿Dirías que es complicado hacer amistades en la sociedad venezolana cuando tienes una discapacidad visual?

La verdad, lo contrastante de la sociedad venezolana es que, con todo y sus prejuicios, tiende a ser afectuosa y amigable, más bien sobreprotectora. Entonces, hacer amigos puede ser fácil o difícil porque depende de la actitud de la persona ciega. Por lo menos yo, que soy una mujer tan difícil, tengo al menos unos cuantos amigos que hice ya estando ciega, a los que adoro con devoción; así como también cuento con algunas amistades que de alguna forma no se alejaron del todo debido a mi ceguera.

Tradicionalmente, se dice que la sociedad latinoamericana es más visual, las mujeres se preocupan mucho por su aspecto físico. ¿Cómo percibes esto desde que perdiste la visión? ¿Crees que te discriminan de alguna forma por tu ceguera?

Siendo honesta, en esta sociedad tan ferviente por la estética, para mí ha sido complicadísimo ciertos aspectos de la socialización porque, aunque ahora estoy ciega, formé parte durante 28 años de una sociedad para la cual, el aspecto visual tiene gran relevancia. Para mí fue traumático observar como mis ojos perdían su color natural, como involucionaban. Ha sido tan traumático —siempre me pareció espantoso ese color blanquecino azulado de los ojos con ceguera, mucho más cuando disminuyen de tamaño—, que me considero una mujer poco atractiva desde que estoy ciega. Esto, se traduce en que mi actitud hacia el sexo masculino no sea demasiado abierta. Eso, aunque parezca mentira es un problema; pues hace que uno se centre en que, si alguien te dice algo bonito o se te acerca, lo hace más motivado por la lástima, que porque le resultes atractiva.

También me he topado con hombres que ven, a quienes les he resultado atractiva, pero no se atreven a iniciar ningún tipo de relación porque la presión social y el cuestionamiento les puede; incluso, alguno ha intentado acercarse sí, siempre que fuese algo a escondidas. Es duro enfrentar ese tipo de situaciones, porque no siempre es fácil determinar qué les motiva a comportarse así. Te llenas entonces, de más prejuicios e inseguridades y esa parte de la socialización se complica. Si a eso le sumas que, el hombre venezolano busca la mujer estéticamente perfecta, te enredas porque ya no sabes cuál es la razón por la que te discriminan —apartando la de que sean gilipollas, claro—. Tengo conocidos que me han dicho que, en mi caso, un problema es la inteligencia; según ellos, soy demasiado inteligente y eso les acojona. Así que, voy navegando sola, al menos en lo que a relaciones afectivas se refiere.

En cuanto a la movilidad y la accesibilidad urbana, ¿cómo de difícil o fácil es moverse por las calles de tu ciudad? ¿Hay semáforos con señal acústica? ¿Las aceras cuentan con rebajes o rampas para detectar dónde está el paso de peatones?

Debo decir, que trasladando lo de navegar a lo literal de desplazarse por Caracas, nada más complicado, por vida de dios. Acá no hay aceras adaptadas y las pocas que han considerado adaptar, normalmente tienen un coche o cualquier otro obstáculo en medio. Semáforos sonoros que yo sepa no han implementado aunque, sí hubo un proyecto para hacerlo en uno de los municipios de la ciudad.

Y el transporte, ¿está adaptado?

El transporte no está adaptado y tienes que tener mucha suerte de no conseguirte con un chofer cabreado, o terminarás bajándote en plena vía —me pasó una vez mientras aprendía orientación y movilidad—. El sistema metro no tiene grandes adaptaciones —las que intentaron hacer quedaron mal hechas— pero cuentas con un guía vidente —cada vez hay menos por la situación del país— que puede facilitar tu traslado de la entrada de las estaciones hasta los vagones y viceversa. Esta es una ciudad que yo llamo come bastones y conteras; acá como no te vayas con cuidado, una moto te deja sin el fluorescente del bastón y el cemento o las alcantarillas —para no hablar de los huecos— te deja con la contera comida de ratón y con un dolor de hombros de padre y señor mío.

Tú caminas usando un bastón blanco, ¿cierto? ¿Alguna vez te has planteado usar un perro guía? ¿Podrías explicarnos cómo funciona ese procedimiento en tu país?

Bueno, esa figura acá no existe. De hecho, conozco dos personas en silla de ruedas que tienen perro de asistencia, pero ninguna ciega con perro lazarillo. La ley contempla su existencia, pero si no recuerdo mal, hace unos 11 años estuvieron acá unas personas que se encargaban de asignar perritos de asistencia; en aquel evento, se nos dijo que Venezuela no era considerada apta para tener perros lazarillos. Hay demasiada basura en las calles y demasiados perros callejeros; son de los argumentos que recuerdo, nos dieron para no pensar en adquirir un perrito lazarillo. A mí me gustaría tener uno y al mismo tiempo no. Es algo que me produce sentimientos encontrados. No porque crea que se le maltrata; la verdad he sido testigo de cómo tratan a los perritos lazarillo y eso es increíble. Pero siempre me pregunto: ¿podré hacerme cargo de él? Creo que en un país como este en el que vivo, no.

Para ir acabando, me gustaría hacerte un par de preguntas más personales. Esto es algo que a mí a veces se me viene a la mente, realmente me intriga, y no sé bien cómo responderme: ¿Crees que de no haber perdido la visión, hoy serías una persona diferente? ¿Cómo imaginas que sería tu vida hoy?

Te confieso que pasé mucho tiempo preguntándome si hoy en día sería una persona distinta de no haberme quedado ciega. Hace tiempo dejé de darle tanta importancia, pero si tengo que ser analítica y objetiva, debo responder que sí. Sería una mujer distinta en muchos aspectos de mi vida, sobre todo en el profesional. Creo que, si no hubiese perdido la vista, habría concretado ciertos proyectos que me tendrían viviendo en Europa, con un estupendo consultorio odontológico y dedicándome a lo que fue, por casi un tercio de mi vida, la mayor de mis pasiones.

Por último, me gustaría que nos compartieras algún sueño o proyecto para el futuro. ¿Dónde te ves dentro de 5 años? ¿Qué te gustaría haber logrado?

No suelo ser pesimista, pero pienso que Venezuela es un país demasiado inmaduro y hay mucho en tema de discapacidad por aprender; el problema es que hay demasiadas mentes cerradas también. Es frustrante, porque en muchas ocasiones me pregunto si tengo cabida en este país. De un tiempo para acá, siento que tengo mucho talento que se desperdicia —no, no es un ataque de narcicismo—, que podría hacer tantas cosas pero que aquí y en España —mi experiencia allí no fue muy positiva—, es casi imposible, siquiera plantearlo; si hay algo que he aprendido es que, en ocasiones puedes tener proyectos y puedes trabajar para alcanzarlos; algunas veces lo lograrás, otras, tendrás que redefinirlos y adaptarlos. Hay muchas personas que piensan y me han dicho en directo, que debería dedicarme a lo que tiene que ver con discapacidad. Algunas otras personas me consideran una activista de la inclusión. A mí me gustaría trabajar para lo cual me preparé, dedicarme a crear tecnología segura y accesible.

En el momento que atravieso ahora, se me hace demasiado difícil plantearme metas o proyectos a largo plazo; sin ser melodramática, estoy un poco ocupada en tratar de sobrevivir en este país y no está siendo fácil. Quizá lo que tengo más visualizado es el escribir y publicar, aunque sea un libro —vamos que si es más de uno no me enfadaré—. En los últimos tiempos he descubierto una inusitada pasión por escribir; y ando poniendo mucho empeño en aprender para hacerlo lo mejor posible.

Hoy en día ya no sueño tanto con aspectos tan individuales. No soy la mujer más altruista, pero ahora sueño con cosas menos tangibles; cosas en las que nunca antes me detuve a pensar. Sueño con que haya cambios significativos en la sociedad, pero también en el colectivo de personas ciegas. Sueño con provocar cambios y, si en realidad tengo el don de influir, hacerlo bien. Sueño con vivir con calidad de vida, en un país con estaciones donde pueda equilibrar mi parte científica con la humanística. Desarrollar tecnología y escribir. Ni idea de si en 5, 10 o más años lo habré logrado. Por ahora me enfoco en vivir el aquí y el ahora.

Gracias a Patricia por la invitación a su blog;vaya para ella y para todos, un abrazo fuerte.

Texto tomado de los tres Post de la misma fecha, del Blog:

Viviendo a Tientas
(https://viviendoatientas.wordpress.com/2017/07/07/viviendo-a-tientas-en-...)

Patricia Carrascal
7 julio, 2017; en 0:55.

..