Texto publicado por JAIME MAURICIO GAITÁN GÓMEZ

LA PACIENCIA, VIRTUD DIFÍCIL DE EJERCER QUE DEBE ESTAR PRESENTE EN LOS EMPRENDEDORES Especialmente cuando se trata de iniciativas sociales relacionadas con la discapacidad.

El camino para alcanzar algunos sueños, es pedregoso y si el fin del mismo, es facilitar el mejoramiento de la calidad de vida de sectores poblacionales vulnerables y marginados como es el caso de la población con discapacidad, de la cual, hago parte, pareciera intransitable y sin llegada.

Pero, sin el ánimo de ser místico, la vida me ha enseñado que esos caminos no se transitan en el tiempo que se desea, sino que depende de factores que se salen de nuestro dominio, lo que para quienes han confesado haberse descargado en las manos de un SER INFINITO y que no podemos entender por nuestro racionamiento, estas palabras serán absolutamente familiares.

Confieso que he perseguido el sueño de crear un medio equipado con diversas herramientas tecnológicas que le permita a los más de tres millones de colombianos que como yo, viven condiciones de distintas discapacidades, acceder a la información y orientación con la que sepan sus derechos y cómo gozar de ellos, siendo el Estado y sus instituciones, el principal responsable para atenderlos en sus necesidades de estudios, de trabajo, de recrearse, en general, de poder ser parte activa, propositiva y protagónica de la sociedad de la que también hacen parte, pero, reconociendo mis falencias, sé que no he tenido la capacidad para que tales ideas, las que me dan la categoría de emprendedor, se materialicen, lo que ahora entiendo, no depende de mí.

El Estado colombiano, según su Constitución, debe propender por priorizar el pleno goce de los derechos de aquellos ciudadanos y ciudadanas que por sus condiciones, son discriminados y por ende, marginalizados, lo que pretende hacer, muchas veces de manera ineficiente, a través de las múltiples entidades tanto del orden nacional, departamental, distrital, municipal o local, bajo la lógica lentitud propia de la burocracia basada en sus políticas y dependiente de funcionarios desconocedores de las realidades de las poblaciones que deben atender, creándose un enorme portafolio de servicios que son desconocidos porque en la mayoría de los casos, no pasan de ser postulados que enuncian programas o acciones que no son profundizadas por tales funcionarios que no se comprometen y no les interesan las necesidades de personas vulnerables, como es el caso de las personas con discapacidad.

Habiendo estudiado publicidad y viéndome envuelto por las necesidades derivadas de mi condición de ceguera y de haber sido receptor de los efectos marginadores de los imaginarios colectivos basados en los prejuicios sociales, me embarqué en el mar de incertidumbres llamado emprendimiento social, el que hasta hace pocos días, parecía que me absorbería y me llevaría hasta el fondo, pues cual náufrago sin esperanza, no podía advertir ningún litoral en el que mis sueños, se materializaran.

De esta situación, me queda la imborrable enseñanza que los tiempos, no los dispongo yo y que como Job, la paciencia alimentada por la tranquilidad de saber que los resultados no dependen de mis fuerzas sino de lo que el Creador, disponga, esperando que mis sueños, si son los indicados, serán realidades…

En el horizonte, parece que se asoma el pináculo del trofeo al final del camino, pues un empresario quien también ha confesado haberse dejado utilizar por ese SER INFINITO, me está abriendo una oportunidad que de estar acorde con sus propósitos, harán de mi sueño, un emprendimiento de utilidad para quienes debido a su discapacidad, están en la marginalidad.