Texto publicado por Irene Azuaje

Tiflosuperhéroe: Quijote Legendario En La Discapacidad

por Lehna Valduciel
En una entrada anterior, hacía mención del adjetivo “tiflosuperhéroe” y decía también, que estaría buenísimo si comenzaran a desaparecer. Un lector tubo la amabilidad de darme pie a divagar de nuevo, al preguntarme qué era para mí, un tiflosuperhéroe.

Antes de comenzar a divagar, aclarar que, la intención de esta entrada no va de ridiculizar la imagen de la persona con discapacidad visual, tampoco tiene la intención de herir susceptibilidades; asimismo, no pretendo estigmatizar a todos los ciegos en este perfil, pero, si usted es ciego (a) y se siente aludido (a) tiene dos alternativas: o se pone el saco, si le queda; o se divierte leyendo la entrada.

En todo caso, la decisión es solo suya.

¿En esencia, ¿cómo definiría a un tiflosuperhéroe?

Tiflosuperhéroe: Dícese de la persona con discapacidad visual, ceguera total —congénita o adquirida— o con baja visión, que sobredimensiona sus habilidades, competencias y fortalezas, niega sus debilidades —del tipo que sean— y muy pocas veces —por no decir nunca— es auténtico. Tiene, además, el hábito de mentir, de no reconocer sus equivocaciones y, si ve la oportunidad, le endilga sus metidas de pata a los demás. Quedar bien, es, ante todo, su consigna.

Puesto que, yo soy una mujer muy recursiva y detallista —hala, ¡no tengo abuela!—, he creado una taxonomía que permita identificar los diversos perfiles de tiflosuperhéroes. Debo precisar que esta taxonomía parte de mis experiencias desde que adquirí la ceguera; por tanto, es posible que algunas características se me escapen. Así que, siéntase bienvenido (a) a contribuir con el mejoramiento de dicha clasificación.

Comencemos…

Tiflosuperhéroe/heroína Emocional: nunca se deprimen, nunca están tristes. Suelen decir que, todo les resbala —por eso tampoco se enfadan nunca—, nadie puede con ellos, porque son fuertes. Por las noches lloran o se sienten solos, Son susceptibles, y demandantes de atención, pero primero muertos que admitirlo. A él o ella, nunca les pasa nada, todo está bien. En ocasiones son más fríos que un témpano, pero ni cuenta se dan; andan demasiado ocupados gestionando su rol y no son capaces de ejercitar la empatía de forma apropiada.

Tiflosuperhéroe Galán: Todas, quieren con él; además, según él, es tan papacito que se las levanta a todas y si alguna no cae es por frígida/lesbiana/ o, en su defecto, era demasiado puta y no valía la pena dedicarle su atención. En su mundo, no hay mujer visión 20/20 que se le resista; él tiene el toque que las vuelve loquitas. No pierde oportunidad de señalar que todas sus conquistas veían perfectamente.

Tiflosuperheroína Erótica: Ella, en su mente, es capaz de hacer babear al más pintao. Va usando sus supuestos atributos con cualquiera que se haya mostrado amable o cortés, porque para ella, esa es la señal inequívoca de que quiere con ella. No saben establecer ni respetar los límites ajenos, se vuelven más pesadas que la chaqueta de un guardia civil, pero se hacen las desentendidas. Si les rechazan el tipo es maricón, infantil, inmaduro o tiene problemas de impotencia y eyaculación precoz.

Tiflosuperhéroe sexopotente: Suele alardear que es el mejor amante de todos. Echa, al menos una docena de polvos sin sacarlo; hace que las mujeres giman hasta perder la voz y si le das confianza, te describen cómo practican sexo acrobático. En realidad, no saben de anatomía femenina —a pesar de que se venden como acariciadores profesionales, como no ven, ¡todo lo tocan!—, suelen confundir el clítoris con el botón de un ascensor— por aquello de elevarlas a la cima del placer, ¿será?—, no saben ponerse un preservativo y si les mencionan el punto G, los ojos les bailan regeaton en las órbitas. Ni se les ocurra hablar de sexo usando términos sofisticados, porque alguno hasta se confunde y comienza a describirle un juego de rol, donde las autofelaciones de su personaje son rudísimas pues se tienen que hacer con látigo y púas y les queda la espalda marcadísima; pero ¡los guerreros medievales aguantan todo!

Tiflosuperhéroe informático: No hay ordenador que pueda con él. Programa en todos los lenguajes que existen —y en los que no también—; su palabra es ley; si él lo dice, es así y no hay vuelta de hoja. Programa todo tipo de aplicaciones —que terminan siendo aplicaciones ya creadas a las que les cambia el nombre—, porque programar, lo que se dice programar, no se le da nada bien. Todos los usuarios son unos neófitos ineptos que, sin él, no podrían ni encender el ordenador. En el fondo, no sabe casi nada de informática. Mete la pata sopotocientas veces, da respuestas inconexas, no es capaz de responder preguntas puntuales, por lo que da rodeos y rodeos a ver si quien le ha preguntado se marea y se larga. Y por supuesto, jamás de los jamases admitirá que no sabe, tampoco reconocerá que se equivocó en lo que sea que haya dicho y, por supuestísimo, como en el fondo no sabe, no es capaz de darse cuenta cuando lo que dice son barbaridades.

Tiflosuperhéroe/heroína Sabelotodo: Se parece mucho al anterior, solo que en este caso los conocimientos no se limitan a la informática. Son los que, sin duda, se las saben todas más una. Opinan en toda conversación, en todos lados. Son los expertos en todo, porque, aunque no lo estudiaron, todo lo prueban, no se dejan guiar por la opinión de nadie. Van desmintiendo a cualquiera, aunque metan la pata hasta el fondo y, ni se les pasa reconocer que se les fue la mano, que se equivocaron —¡ellos no se equivocan! —. son los padres y madres de la razón, “eso es así, porque ellos lo dicen y punto”. Suelen tener el Síndrome del dedo índice —todo lo señalan, casi siempre de la peor manera—. Son los artistas de la crítica y el juicio de valor —rara vez sobre sí mismos—. La perfección en pasta, se creen ellos.

Tiflosuperhéroe/heroína Todoterreno: su segundo nombre es “valor”. Nada les asusta, a nada le tienen miedo —aunque en el fondo el culillo los mate—. Son los que salen a la calle sin bastón, cruzan con el semáforo en el color que sea, manejan moto, carros, pistolas y si les dejan, Katanas también. Cuentan anécdotas inverosímiles —que solo están en sus fantasías— y pobre de usted si les llega a poner en duda. Continuamente se ponen en riesgo sin medir las consecuencias para ellos, o quienes les rodean. Son el perfecto personaje Cool Mc’ Cool, dicen amar el peligro.

Tiflosuperhéroe/heroína Autosuficiente: dicen hacer todo, sin ningún tipo de ayuda. Además, suelen ser hostiles si se les ofrece. Ellos “NO”, necesitan ayuda de nadie. Critican duramente al ciego (a) que se atreva siquiera a pensar en pedir ayuda. Esos, según ellos, son ciegos inútiles, dependientes; una carga para los demás, pues. Casi siempre pasan trabajo, pero el orgullo y la soberbia les puede. Primero enterrados que admitir que no pueden; mucho menos se les ocurriría pedir ayuda.

Tiflosuperhéroe/heroína Extrasensorial. Su ceguera le permite ver más allá de lo evidente. Es decir, son una especie de Espada del Augurio, pero versión de carne y hueso y sin un señor de los Thundercats, que les active sus súper poderes. Algunas veces llegan a ser hasta estafadores —ven fantasmas, hablan con el más allá, leen las manos, las cartas, los caracoles, cualquier vaina que se les ocurra, donde puedan cobrar—. En realidad, no ven ni la “o” por lo redondo, pero se aprovechan de la gran cantidad de mitos que hay en torno a la ceguera, explotando la credulidad/ingenuidad —los buenos cieguitos no se aprovechan de nadie—, de quienes le rodean.

Tiflosuperhéroe/heroína Diplomático: Según ellos, son los reyes de las relaciones humanas —aunque muchas veces anden más solos que la una—. Tienen contactos en todas partes, hablan con todo el mundo, pueden resolverle la vida al que se lo pida —pero nada es cierto en realidad, o a lo sumo, son medias verdades—. Algunos se lanzan incluso a trabajar en asociaciones, en políticas públicas y afines. En el fondo, son calienta puestos —trabajar por el prójimo no es que trabajen—, chismosos colectores de información, porque son conscientes que la información les otorga poder. Muy pocas veces ayudan a los demás; para hacerlo tiene que reportarles algún beneficio. Sus intereses privan por encima de los del colectivo, pero primero enterrados que admitirlo.

Mega tiflosuperhéroe/heroína Extraordinario. Son aquellos que se pasean por todas las categorías anteriores, según la circunstancia y la persona que tengan en frente y, además, afirman que no les jode la ceguera. Incluso, algunos llegan a decir que el perder la vista ha sido algo maravilloso y que no necesitan de ella en absoluto. Les encanta llamar la atención, vivir bajo los focos. A algunos les da lo mismo si hablan bien o mal sobre ellos, lo importante es que todo el mundo hable de ellos. La ceguera y sus “supuestas habilidades” son su bandera, aunque en el fondo ganen fama con escapulario ajeno; eso es lo de menos, lo importante es brillar en la sociedad. A ellos nada los detiene, las barreras no existen. Todo lo pueden y sin necesidad de tocar el manto sagrado, ¿eh? Porque ellos tienen el súper poder de que el mundo se rinda a sus pies.

Estimadísimo lector. Si usted no es ciego, quizá no reconozca estos perfiles, a menos, claro está, que se haya topado con alguno a lo largo de su vida. Si ha sido así, es probable que no le parezca una exageración. Si no ha sido así, le aclaro que, aunque le parezcan exageraciones, apartando el sarcasmo, muchas de esas cosas las he extraído de personas reales. Algunas con las que interactué de forma directa, otras han sido producto del cotilleo que, aunque no lo busco, llega a mis tiernos oídos.

Si usted, por el contrario, tiene discapacidad visual, espero que se haya divertido un poco. Si no se divirtió y se ha sentido ofendido en lo más profundo de su ser, lamento decirle que tendrá que trabajar en ello, porque usted, tiene un problema, aunque se niegue a reconocerlo.

¿Por qué?

Porque si usted se considera tiflosuperhéroe del tipo que sea y anda exhibiendo estas conductas, tarde o temprano tendrá dificultades. Dicen por ahí, que más rápido cae un mentiroso que un cojo, que lo sepa. Mantener estas conductas no solo es desgastante, termina por aislar a la persona pues, llega el momento en que o nadie les cree, o nadie les soporta y, en definitiva, nadie les respeta —ni dentro, ni fuera de la discapacidad—.

Este tipo de comportamientos profundiza los mitos sobre cómo funcionamos, somos y vivimos las personas ciegas. No solo es un sabotaje al proceso de inclusión, es un atentado a la aceptación de nosotros, las personas con discapacidad visual, como seres con derechos y deberes, tan humanos como el resto, tan respetables como cualquier ciudadano.

Estos comportamientos nos hacen un flaco favor al colectivo, por si no se habían dado cuenta.

Porque, si algo he aprendido en esta adolescencia ciegueril es, que quien verdaderamente tiene conocimientos, habilidades, fortalezas, es buen amante, amigo, profesional, ser humano, tiene intuición y sensibilidad y un larguísimo etcétera, lo que menos hace es alardear; mucho menos tiene de sí mismo, la valoración de ser un superhéroe. Este tipo de personas suelen ser auténticas, con un autoconocimiento y una autovaloración justas y están demasiado ocupadas viviendo su vida, intentando desmontar ideas preconcebidas para abrirse camino; ese camino que se cierra, gracias a estas conductas y a unos cuantos, que todavía no se han sabido ubicar en la vida.

Y sí, usted tiene todo el derecho de comportarse como le apetezca y de pasarse por allí, donde no coge sol, los derechos comunes, el bienestar colectivo. No obstante, luego no se queje, por favor.

Recuerde:

¡Verdugo, no pide clemencia!

Gracias a todos por estar allí, les abrazo fuerte.
Lehna Valduciel | 06/05/2017 en 21:21 | Etiquetas: Ceguera, Conductas, Discapacidad, Sobreestimación | Categorías: Bitácora de Anécdotas y Reflexiones | URL: http://wp.me/p4Osgg-b7