Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Este verano de oro.

Robert Lowell. 
Este verano de oro.
 
Este verano de oro
esta intensa sequía,
estos panes dorándose…
Nada en ellos es oro.
Los campos del verano
tienen rubio-platino su cabello,
como los patriarcas que han vivido
sobre dos cabras y ningún futuro…
Una fecundidad
demasiado abundante para ser respirada.
Nuestra gata, madre reciente,
ha cometido la imprudencia
de poner una pata debajo de mi pie,
mientras venía yo con la bandeja;
pálido se ha tornado el rostro de la gata
y maullando ha salido como un rayo
por la abierta ventana,
como si se tratase de una dama ofendida.
¿Era quizás aquella
nuestra temporadita de estar juntos,
sin ningún problema? ¿O debo imaginar
una sombra aguardándome en la esquina…
abajo…, tras la puerta?
Incluso en el dorado verano también veo
cómo las arañas de las marchitas campanillas
intentan materializar enfados imposibles
y sueltan a la luz los hilos de sus telas.
Hemos cosechado ilícitas semillas
y hemos visto
la fragilidad bíblica de las flores…
¿En dónde se ha quedado
nuestra pastoril adolescencia?
Yo dejaré este mundo con los zapatos puestos,
pues no hay otra manera de hacer este camino
sin herirse los pies.
 
 
Este verano de oro.
Robert Lowell.