Texto publicado por Marcos Molina

LAS REGLAS DEL ESTUDIO BÍBLICO - REGLA # 10. del libro CÓMO ESTUDIAR LA BIBLIA Por, Greg Kedrovsky. REGLA # 10: . EL BENEFICIO DE LA DUDA .

REGLA # 10: . EL BENEFICIO DE LA DUDA .
La regla: Otorgue siempre a la Biblia “el beneficio de la duda”.
Esto simplemente quiere decir que uno debería acercarse a la Biblia con la actitud de que ella no contiene
contradicciones, ni tampoco errores. Las “contradicciones” que uno cree que ve en la Biblia son aparentes
y no reales. O sea, dos pasajes pueden parecer contradecirse, pero con un análisis más de cerca, el
problema se resuelve rápidamente. Sólo es una contradicción aparente.
Hay un peligro que uno corre con estas contradicciones aparentes en la Biblia, y hemos de estar al tanto
de él. Tiene que ver con el principio de que Dios revela Su Palabra al estudiante humilde y diligente.
Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y
humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. [Isa 66.2]
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa
bien la palabra de verdad. [2Tim 2.15]
El problema surge cuando uno se acerca a la Biblia sin esta humildad y sin la diligencia que Dios nos
exige. Si alguien estudia la Biblia con una actitud de orgullo y de soberbia, Dios le responderá conforme a
la multitud de estos ídolos que él ha puesto en su corazón.
Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere
puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta,
yo Jehová responderé al que viniere conforme a la multitud de sus ídolos. [Ezeq 14.4]
Esto quiere decir que si alguien esta buscando contradicciones y errores en la Biblia, los encontrará,
aunque sean solamente aparentes. Dios hará que el hombre orgulloso y soberbio crea la contradicción
aparente, porque le responderá según lo que él quiere en su corazón. Este es el error de muchos “eruditos”
y cristianos que han estudiado en institutos teológicos o seminarios. Son muy pocas las instituciones
académicas que no han caído en el error de creer que la Biblia contiene errores (que Dios no preservó Sus
palabras como prometió). Entonces, con esta soberbia se acercan a la Biblia para señalar sus errores y
decir que uno tiene que aprender el griego o el hebreo para realmente conocer la Palabra de Dios. Y esto
simple y sencillamente es una mentira. Entonces, por esta actitud de prepotencia y soberbia, Dios les
contesta conforme a lo que tienen en su corazón. Si quieren errores y contradicciones, Dios les mostrará
“errores” y “contradicciones” (son aparentes, pero por su soberbia nunca los verán así). Tenga mucho
cuidado con los que se creen más inteligentes que Dios y quieren corregirle a Él diciendo que la Biblia
contiene errores pero que ellos, por supuesto, saben cómo decirlo mejor.
Un ejemplo de una contradicción aparente es el tamaño de las columnas que se mencionan en 1Reyes 7 y
2Crónicas 3. En 1Reyes 7.15-21, la Biblia dice que las dos columnas del templo de Salomón eran de 18
codos de altura cada una.
Y vació dos columnas de bronce; la altura de cada una era de dieciocho codos, y rodeaba a una y otra un hilo de
doce codos. [1Rey 7.15]
Pero en 2Crónicas 3.15, la Biblia dice que las mismas columnas del mismo templo eran de 35 codos cada
una.
Delante de la casa hizo dos columnas de treinta y cinco codos de altura cada una, con sus capiteles encima, de
cinco codos. [2Cron 3.15]
¿Hay una contradicción (un error) en la Biblia? ¿O vamos a otorgarle a la Biblia el beneficio de la duda,
creer en la certidumbre de las palabras de verdad y por esto buscar una explicación por la diferencia? La
solución es fácil y se halla en los capiteles (la parte superior) de las columnas. La medida de 2Crónicas
3.15 incluye los capiteles y cabezas de las columnas, pero la medida de 1Reyes 7.15-21 no. Entonces,
sólo es una “contradicción aparente” que el estudiante humilde y diligente puede (y debe) resolver.
Otra de estas contradicciones aparentes es la cuestión de la “purificación de Jesús” en Lucas 2.22.
Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a
Jerusalén para presentarle al Señor. [Luc 2.22]
Al comparar este pasaje con Levítico 12.1-4, donde se menciona la ley de la purificación, vemos la
supuesta contradicción.
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé a luz
varón, será inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda. Y al octavo día se
circuncidará al niño. Mas ella permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa
tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación. [Lev 12.1-4]
Lucas dice que “ellos” fueron purificados, implicando que Jesús necesitaba la purificación tal como
María. Pero la ley de Levítico sólo se aplicaba a las mujeres. La “contradicción”, entonces, implica que
Jesús, el que era y es perfecto y sin mancha en todo, era inmundo y que necesitaba la purificación según
la ley de Moisés. Muchos “eruditos” quieren decir que “ellos” en la Reina-Valera de 1960 debería haberse
traducido como “ellas” (o sea, dicen que “ellos” es un error y que debe ser “ellas”). Decir este tipo de
cosas sólo sirve para destruir la confianza de uno en la certidumbre de las palabras de Dios, y la fuente de
estos comentarios es el diablo (Gen 3.1). O toda la Biblia es confiable, o nada de ella vale nuestra
confianza. Si hay un error aquí, ¿cómo vamos a confiar en lo demás de la Escritura? Entonces, cambiar
las palabras de la Biblia nunca es la respuesta adecuada para resolver una contradicción aparente en la
Escritura. Esto también se aplica al uso de los “idiomas originales” (griego, hebreo y arameo) para
corregir lo que dice la Biblia en nuestro propio idioma. El que quiere cambiar las palabras de la Biblia
sólo está mostrando una actitud de soberbia (que se cree más inteligente que Dios, el que inspiró y
preservó la Escritura) y rebelión (que no quiere someterse a la Biblia, sino que quiere someter la Biblia a
su propio intelecto). Mejor dicho, la Biblia puede corregirnos a nosotros, pero nosotros no podemos
corregir la Biblia porque ella no necesita la corrección, pero nosotros sí.
Hay una solución sencilla para esta supuesta contradicción de Lucas 2.22 y Levítico 12.1-4. La
encontramos cuando nos fijamos en el contexto (recuerde la primera regla del estudio bíblico: ¡contexto!).
Puesto que Lucas 2.22 es una referencia al pasaje en Levítico, encontramos el contexto de los
comentarios de Lucas en Levítico 12.1-4, el pasaje que se trata de la purificación de la mujer después de
un parto. Observe que Levítico 12.1 dice: “Habla a los hijos de Israel”. No dice “hijas” sino “hijos”.
Entonces, el uso de “ellos” en Lucas 2.22 es perfectamente legítimo porque la ley se trataba de la
purificación que se le dio a los “hijos” de Israel (o sea, a “ellos” y no a “ellas”). María era uno de “los
hijos de Israel”. Ella era una de “ellos” y por esto Lucas se refiere a “ellas” con la palabra “ellos” (por el
contexto del pasaje que está citando).
Podemos confiar completamente en nuestras Biblias. Cuando vemos algo que parece ser una
contradicción o un error, debemos seguir confiando en Dios y en Su Palabra. Hay una buena explicación
por lo que está viendo, y no es que “habría sido mejor traducirlo así o asá". Hay certidumbre en las
palabras que Dios inspiró y preservó, entonces debemos siempre otorgarle a la Biblia el beneficio de la
duda. La Escritura es inocente hasta que se compruebe lo contrario (y hasta la fecha, nadie lo ha hecho).
El estudiante humilde y diligente será el que encontrará la respuesta al problema de la contradicción
aparente. Él aprenderá la lección que Dios tiene detrás de ella . .
Greg Kedrovsky.