Enlace publicado por José Luis Rios

Prendas interactivas que avisan de los obstáculos

En el Surangama Sutra, uno de los muchos textos por los que están diseminadas las enseñanzas budistas (en este caso de la rama Mahayana), se cuenta cómo el Buda trataba de explicar ante un grupo de discípulos los problemas a los que nos enfrentamos cuando queremos interpretar el mundo desde nuestros sentidos. Utilizando a su primo Ananda como sparring en el diálogo, les instaba a ubicar el espacio desde el que percibimos los objetos (¿está en los ojos, dentro de nuestras cabezas, fuera tal vez?). El atribulado Ananda, ante las continuas preguntas de su maestro, saltaba de la certeza a la duda para concluir que ese era un problema que excedía su comprensión. Lo que el Buda demostró con aquellas charlas hace ya más de 2.500 años fue lo limitado de los sentidos y también cómo esto influye en la representación que nos hacemos de lo que nos rodea. Es decir, que ni lo que vemos ni lo que imaginamos se correspondería -en sentido estricto- con la realidad. Lo que podemos tomar por real y lo que debemos interpretar como una construcción subjetiva del mundo ha sido -y seguirá siendo- una de las grandes cuestiones no sólo de la filosofía occidental, de Platón a Husserl, sino también de la ciencia. Aunque desde el punto de vista estrictamente existencial (histórico e incluso sociológico) esta cuestión es todavía un campo no muy explorado, lo que sí tenemos claro actualmente es que nuestros sentidos son deficitarios. Y también que gracias a los avances tecnológicos podemos amplificarlos para superar sus condiciones naturales.