Audio publicado por María Auxiliadora Rojas Morínigo

Mi última publicación del año. Feliz 2017 a todos!!

Bueeenas bueeenaaas!
No podía faltar en este día tan especial, el último del año, para dejarles mis sinceros deseos de que el próximo, que ya está ahí cerquita, les traiga mil bendiciones, dicha y prosperidad a ustedes y cada uno de sus familiares. Que este nuevo año nos encuentre unidos, felices y con nuevos sueños que cumplir, o nuevas energías para cumplir aquellos que no alcalzamos a cumplir en este año que se va. Que el nuevo rostro de nuestra casa renueve también nuestras caras con sonrisas más brillantes y expresiones de sorpresa por todos los cambios que se vienen, y que sigamos teniendo como principal esencia el respeto y la tolerancia, que sigamos teniendo ese cariño de familia que no se siente en otra red social y que mediante eso, marquemos diferencia.
Además del tema que va a corde con la fecha, les dejo una pequeña reflexión para complementar mi post y expresarles los mejores augurios para este año que viene.

Reflexión: La leyenda del frasco de cristal
Cuenta la leyenda que hay un modo de conseguir que el año que empieza cumpla casi todos nuestros sueños. Según esa creencia el tiempo nace y envejece. Se encarna cada año y vive bajo el nombre que le damos. El 31 de diciembre coinciden por un segundo la personalización del año nuevo, como un niño, y del viejo, que ya se ha convertido en un anciano. Cuando se cruzan, el año que acaba sólo tiene un momento para aconsejar al pequeño que llega.
Según esa tradición, hay un modo de lograr que desde el 1 de enero nuestro tiempo nos regale preciosas vivencias y días felices. Al parecer, el mayor miedo del tiempo consiste en desaparecer. Dicen que odia los relojes de arena porque le recuerdan lo efímero de su paso por la vida de los hombres.
En esa creencia se basan los que conjuran al tiempo con tarritos de cristal. Todos los que conocen esa costumbre, antes de que acabe el año, compran un frasco de cristal mientras se concentran en conceder la inmortalidad al año que va a empezar. En él se guardarán los recuerdos maravillosos de felicidad que el año nuevo os regale.
Cada vez que sucede algo digno de ser recordado, lo apuntamos en un papel y los guardamos en el frasco para no olvidar lo que ese año nos regaló:
La vivencia de enamorarnos, de ascender en el trabajo, de aprobar el exámen final de una carrera universitaria, o de cualquier logro que satisfaga y enriquezca nuestra vida.
Todo lo bueno que nos suceda ha de ser convenientemente anotado. Si es cierto lo que cuenta esa leyenda, cuando el año que se va y el que empieza se crucen, el que nos deja le dirá al recién llegado que los días felices que nos depare serán eternos, y que se guardarán en un frasco de cristal con su nombre.
Antes de dar las doce y tomar las uvas abriremos la tapa, meteremos el primer papel con el nombre de nuestro año nuevo y diremos en voz alta:
“A lo malo, olvido; y el recuerdo alegre al futuro, vivo”.
Con esas palabras nos comprometemos a conceder la inmortalidad a todos los días y vivencias buenas que nos depare el año nuevo.
PD: El tarrito se irá llenando, que lo más probable es que tengas que comprar otro antes de que acabe el año.
¡Esa es la idea! Un año lleno de felicidad y prosperidad.
Les deseo ¡Muchos “papelitos de felicidad” en 2017! A disfrutar :)