Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Los jóvenes preguntan: ¿Por qué no me dejan salir a divertirme?

Los jóvenes preguntan: ¿Por qué no me dejan salir a divertirme?

Para Allison, que vive en Australia, ir a clase los lunes se ha convertido en una auténtica tortura.

Ella explica por qué: “Es que todas mis compañeras se ponen a contar las cosas tan increíbles que hicieron el fin de semana: que fueron a un montón de fiestas, que se besaron con no sé cuántos chicos, que hasta las persiguió la policía... ¡Les pasa de todo! Además, vuelven a su casa a las cinco de la mañana, y sus padres no les dicen nada. Es deprimente: mientras ellas se preparan para salir, ¡yo me preparo para irme a dormir!

”Para colmo, después de contarme lo que hicieron ellas, me preguntan qué hice yo. ¿Que qué hice? Ir a mis reuniones cristianas y predicar. ¡Cero diversión! La verdad, prefiero decirles que no hice nada. Pero entonces me preguntan por qué no fui con ellas.

”Y el problema no es solo el lunes. El martes llegas a clase, y ya están todos contando sus planes para el fin de semana. Así que no me queda más remedio que sentarme a escucharlos. Es la historia de mi vida: ¡la más aburrida del universo!”

¿TE PASA algo parecido? Si así es, quizás sientas que tus padres te tienen atado y no te dejan disfrutar de toda la diversión que hay por ahí. Es como si estuvieras en un parque de diversiones y no pudieras subirte en nada. Tal vez digas: “No es que quiera hacer todo lo que hacen mis compañeros, pero quisiera pasar un buen rato de vez en cuando”. Por ejemplo, ¿adónde te gustaría ir este fin de semana?

? A bailar

? A una fiesta

? A un concierto

? Al cine

? A otro sitio ·····

Es normal que quieras divertirte. De hecho, Dios desea que disfrutes tu juventud (Eclesiastés 3:1, 4). Y tus padres también, aunque a veces no lo creas. Eso sí, es muy probable que a ellos les preocupen —y con razón— estas dos cosas: 1) adónde irás y 2) con quién.

Digamos que tus amigos te han invitado a salir, pero no estás seguro de si tus padres te darán permiso. Veamos qué opciones tienes.

OPCIÓN A SALIR SIN PEDIR PERMISO

Motivos: Quieres que tus amigos vean que puedes hacer lo que te dé la gana. Crees que sabes más que tus padres o no te importa mucho lo que opinen (Proverbios 14:18).

Consecuencias: A lo mejor sí que logras impresionar a tus amigos, pero también les demostrarás que no eres muy confiable que digamos. Pensarán: “Si engañó a sus padres, no va a tener ningún problema en engañarnos a nosotros cuando le convenga”. Y si tus padres se enteran, sentirán que los has traicionado, y puede que no te dejen salir por una buena temporada. Desde luego, actuar a sus espaldas sería una verdadera tontería (Proverbios 12:15).

OPCIÓN B NI SALIR NI PEDIR PERMISO

Motivos: Ves que lo que tus compañeros van a hacer ese día está en contra de los principios de la Biblia o que no te conviene juntarte con algunos de ellos, así que decides no salir (1 Corintios 15:33; Filipenses 4:8). Por otro lado, puede ser que sí tengas muchas ganas de ir, pero no te atrevas a pedir permiso.

Consecuencias: Si no vas porque sabes que no estaría bien, no te costará trabajo decirles a tus compañeros que no quieres ir. Pero si no vas simplemente porque no te atreves a preguntar, acabarás en casa amargado y pensando que eres el único que se muere de aburrimiento.

OPCIÓN C PEDIR PERMISO... Y VER QUÉ PASA

Motivos: Comprendes que tus padres tienen autoridad sobre ti y respetas su opinión (Colosenses 3:20). Los quieres tanto que no deseas traicionar su confianza saliendo a escondidas (Proverbios 10:1). Además, sabes que cuando les pidas permiso, tendrás la oportunidad de explicarles lo que quieres hacer.

Consecuencias: Tus padres verán que los quieres y los respetas. Y si tu petición es razonable, es posible que te permitan ir.

No siempre te darán permiso

Pero ¿y si pides permiso y no te lo dan? Al principio, tal vez te parezca el fin del mundo. Pero si no quieres amargarte, prueba a ponerte en su lugar. Para ello, analicemos algunos motivos por los que podrían decirte que no.

Porque tienen más experiencia. ¿Dónde prefieres nadar: en una playa con socorrista, o en una que no lo tenga? Seguramente, en una playa con socorrista. ¿Por qué? Porque sabes que mientras estás divirtiéndote en el agua, tal vez no veas los peligros que te rodean. El socorrista tiene experiencia y está en mejor posición para velar por tu seguridad.

Con los padres ocurre lo mismo: ellos tienen más experiencia que tú en la vida y están en mejor posición para protegerte de peligros que quizás no veas. Al igual que un socorrista, su objetivo no es impedir que te diviertas, sino asegurarse de que no corras ningún peligro serio.

Porque te quieren mucho. Por esa razón, sienten la necesidad de protegerte. A veces les será posible decirte que sí, pero a veces no les quedará otra que decirte que no. Ellos saben que, si te dieran permiso para salir y te llegara a pasar algo, tendrían que vivir con las consecuencias de su decisión. Y te quieren tanto que solo te darán permiso si están razonablemente seguros de que no te ocurrirá nada malo.

Cómo aumentar las posibilidades de que te den permiso

Sigue estos cuatro consejos:

Sé honrado. En primer lugar, sé honrado contigo mismo. ¿Por qué quieres ir? ¿De verdad te entusiasman los planes, o es solo porque quieres caerles bien a tus compañeros? ¿Acaso va a ir alguien que te gusta? En segundo lugar, debes ser honrado con tus padres. No olvides que te conocen de sobra y que ellos también fueron jóvenes, así que es muy probable que terminen averiguando tus verdaderos motivos. Si les dices la verdad, seguro que te lo agradecerán y te darán buenos consejos (Proverbios 7:1, 2). En cambio, si notan que no estás siendo honesto, no confiarán en ti y difícilmente te darán permiso.

Busca el momento. En lugar de preguntarles en cuanto vuelvan de trabajar o cuando estén ocupados con alguna cosa, espera a que estén tranquilos. Eso sí, tampoco esperes al último momento, pues no les agradará verse obligados a decidir de forma apresurada. En realidad, te irá mejor si eres considerado y se lo pides con tiempo suficiente para que puedan pensarlo.

Dales información. Explícales con claridad lo que quieres hacer. No te andes con ambigüedades. Por ejemplo, si te preguntan quiénes van a ir, si habrá algún adulto responsable o a qué hora volverás, no te limites a responder: “No sé”. Eso nunca funciona.

Cuida tu actitud. Recuerda que tus padres son parte de tu equipo, no del equipo contrario. Así no te pondrás a la defensiva, y ellos se mostrarán más dispuestos a escucharte. Por cierto, si te dicen que no, ni se te ocurra replicar: “¡Nunca confían en mí!”, “¡Pero si va todo el mundo!” o “¿Por qué mis amigos pueden y yo no?”. Si les demuestras que eres maduro y respetas su decisión, ellos te respetarán a ti. Y es más probable que la próxima vez te digan que sí.

HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 32 DEL SEGUNDO VOLUMEN

Texto bíblico clave

“Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón.” (Proverbios 27:11)

Una sugerencia

Si vas a ir a una fiesta, ten preparado un “plan de escape”. De ese modo, si ocurre algo que no te parece bien, sabrás qué hacer o qué decir para irte y mantener tu conciencia tranquila.

¿Sabías esto?

Seguro que tus padres no quieren correr riesgos innecesarios. Por eso, si no comprenden bien lo que les estás pidiendo o notan que no les estás dando información importante, la respuesta más probable será: “No”.

¡Manos a la obra!

Si estoy en el cine o en una fiesta y algo que veo me parece mal, esto es lo que haré: ·····

¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ·····

Y tú, ¿qué piensas?

? ¿Por qué algunos jóvenes les esconden a sus padres ciertos datos sobre lo que planean hacer?

? ¿Qué consecuencias podrías sufrir si tú hicieras lo mismo?

[Comentario de la página 268]

“De adolescente hice cosas que me parecían divertidas, pero ahora veo lo equivocado que estaba. Metí la pata hasta el fondo. Ojalá les hubiera hecho caso a mis padres.” (Fabio)

[Ilustración de la página 269]

Los padres son como los socorristas de la playa: están en mejor posición que tú para ver los posibles peligros

Fuente de consulta:
BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower