Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Los jóvenes preguntan: ¿Cómo puedo resistir las tentaciones?

Los jóvenes preguntan: ¿Cómo puedo resistir las tentaciones?

Karen lleva unos diez minutos en la fiesta cuando ve que dos chicos entran en la casa cargando varias bolsas. No hay que ser adivino para saber qué hay dentro. Antes de venir, Karen les oyó decir que iba a haber mucho alcohol.

De repente, escucha a sus espaldas una voz conocida: “Pero ¿qué haces ahí parada? ¿Ya estás aburrida?”. Es su amiga Jessica, que viene con dos cervezas. Le da una y le dice: “Y no me vengas con que no te dejan”.

Karen no quiere ponerse a beber, pero siente que la presión es muy fuerte y no le gustaría quedar como una aburrida delante de su amiga. “Tomarse un par de cervezas no es la gran cosa —piensa—. Peor es drogarse o tener sexo.”

CUANDO eres joven, te ves expuesto a muchas tentaciones. A menudo tienen que ver con el sexo. Por ejemplo, Ramón, de 17 años, comenta: “Mis compañeras de clase no entienden un ‘no’. Les gusta tocarte y ver si les sigues la corriente. ¡No hay manera de que te dejen tranquilo!”. A Diana, que también tiene 17 años, le pasaba algo similar: “Una vez, un chico se acercó y me pasó el brazo por encima de los hombros. Lo empujé y le dije: ‘¿Qué haces? ¡Ni siquiera te conozco!’”.

Quizás tú también te veas expuesto a mucha presión. Tal vez te surjan continuamente situaciones en las que te veas tentado a hacer cosas que no debes. Es como si colgaras un cartel de “No molestar” en tu puerta y que aun así te llamaran a cada rato. ¿Sientes que algunas de estas tentaciones te “llaman” con frecuencia? Marca (?) las que más te tientan.

? Fumar

? Ver pornografía

? Beber alcohol

? Tener relaciones sexuales

? Consumir drogas

? Otra ·····

Si algo de esto te atrae, no pienses que por eso ya no puedes ser cristiano. Piensa, más bien, en que puedes aprender a controlar y vencer esos malos deseos. Para conseguirlo te servirá mucho saber por qué estas prácticas resultan tentadoras. Hay tres factores que entran en juego. Veámoslos uno a uno.

1. La imperfección. Como todos los seres humanos somos imperfectos, tendemos a hacer lo malo. Hasta cristianos maduros lo reconocen con franqueza. El apóstol Pablo dijo: “Cuando deseo hacer lo que es correcto, lo que es malo está presente conmigo” (Romanos 7:21). Esto demuestra que aun las personas más decentes deben luchar contra “el deseo de la carne y el deseo de los ojos” (1 Juan 2:16). La clave está en no darles muchas vueltas a esos malos deseos, pues la Biblia advierte que “el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado” (Santiago 1:15).

2. El entorno. Las tentaciones aparecen por todas partes. “En la escuela y en el trabajo, la gente habla de sexo todo el tiempo —dice Teresa—. Además, la televisión y el cine lo presentan como algo sublime y fascinante. Casi nunca te muestran el lado negativo.” Teresa sabe por experiencia cuánta presión pueden ejercer los compañeros y el mundo del entretenimiento. “Cuando tenía 16 años, me enamoré perdidamente. Mi madre se sentó conmigo y me dijo que no podía seguir así, o acabaría con un hijo. Me escandalizó que pudiera pensar eso de mí. Pero solo dos meses después quedé embarazada.”

3. Los deseos propios de tu edad. En 2 Timoteo 2:22 se habla de “los deseos que acompañan a la juventud”. Entre otros están la necesidad de ser aceptado y la de tener una identidad propia. Estos deseos no son malos en sí mismos. Pero si no los controlas, pueden hacerte más difícil resistir las tentaciones. Por ejemplo, en tu afán de reafirmar tu identidad, podrías terminar yendo en contra de los valores que has aprendido de tus padres, como hizo Steve a los 17 años. Él recuerda con tristeza: “Me rebelé contra mis padres e hice absolutamente todo lo que me habían enseñado que no debía hacer. Y eso fue poco después de bautizarme como Testigo”.

Cómo resistir

Hay que reconocer que estos tres factores pueden ejercer mucha presión, pero no tienen por qué dominarte. ¿Qué te ayudará a no caer?

? En primer lugar, identifica cuál es tu mayor tentación (quizás sea una de las que marcaste en la página 65).

? Luego pregúntate: “¿En qué momento es más probable que surja?”. Marca (?) el que corresponda:

? En tu lugar de estudios

? Cuando estás solo

? En tu lugar de trabajo

? Otro ·····

Si sabes cuándo se te puede presentar una tentación, te será más fácil evitarla. Pongamos por caso la escena que describimos al principio. ¿Hubo algo que le indicara a Karen que iba a tener problemas en la fiesta?

·····

¿Qué pudo haber hecho para evitarse todo el problema?

·····

? Ahora que ya tienes claro cuál es tu mayor tentación y cuándo es más probable que se te presente, estás listo para poner manos a la obra. Es fundamental que encuentres la forma de limitar o, mejor aún, eliminar las posibilidades de encontrarte en esa situación. Anota cómo crees que puedes lograrlo.

·····

(Ejemplos: Si al salir de la escuela unos compañeros suelen presionarte para que fumes, cambia de recorrido para no encontrártelos. O si te llega pornografía a través de Internet, bloquea la dirección de quien te la mande e instala programas que impidan el acceso a sitios pornográficos. Y cuando realices búsquedas, asegúrate de ser específico con las palabras que uses.)

Por supuesto, no siempre podrás impedir que te surja alguna tentación. Lo más probable es que cuando menos te lo esperes, te enfrentes a una. ¿Qué puedes hacer entonces?

Prepárate

Cuando Jesucristo “fue tentado por Satanás”, rechazó al instante todas sus propuestas (Marcos 1:13). ¿Qué lo ayudó? Haberse resuelto de antemano a obedecer a su Padre en todo momento (Juan 8:28, 29). Jesús hablaba en serio cuando dijo: “He bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado” (Juan 6:38).

Ahora es tu turno. Escribe en la siguiente página dos razones para resistir tu mayor tentación y dos medidas que puedas tomar para conseguirlo.

Razones:

1) ·····

2) ·····

Medidas:

1) ·····

2) ·····

Siempre recuerda que, cuando cedes a las tentaciones, te conviertes en esclavo de tus deseos (Tito 3:3). ¿Te parece que ganarás algo si estos te controlan? Demuestra que eres maduro siendo tú el que los controle (Colosenses 3:5). Y una última sugerencia: pídele a Jehová que te dé fuerzas para seguir resistiendo las tentaciones (Mateo 6:13).*

HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 15 DEL SEGUNDO VOLUMEN

EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

¿Notas que te quedas sin fuerzas últimamente? ¿Qué puedes hacer para tener más energías y mejorar tu salud?

[Nota]

Lee también los capítulos 33 y 34 de este libro.

Texto bíblico clave

“Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.” (1 Corintios 10:13)

Una sugerencia

Planea de antemano cómo responderás cuando te presionen para que hagas algo malo. Usa la tabla “Estrategia contra la presión de grupo”, que aparece en las páginas 132 y 133 del segundo volumen.

¿Sabías esto?

Aunque Dios había predicho que Jesús sería siempre fiel, eso no significa que fuera un robot programado para obedecer. Jesús tenía total libertad de elección. La decisión de obedecer dependía únicamente de él. Por eso oraba tanto cada vez que vivía situaciones difíciles (Hebreos 5:7).

¡Manos a la obra!

¿Cómo puedo estar mejor preparado para resistir las tentaciones? ·····

Debo evitar estas personas, lugares y situaciones: ·····

¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ·····

Y tú, ¿qué piensas?

? ¿Pueden sentirse tentadas las criaturas perfectas? (Génesis 6:1-3; Juan 8:44.)

? ¿Qué efecto tiene en otros que resistas las tentaciones? (Proverbios 27:11; 1 Timoteo 4:12.)

[Comentario de la página 68]

“Lo que a mí me sirve es saber que el Ser más poderoso del universo está de mi lado y que puedo pedirle ayuda cada vez que lo necesite.” (Cristian)

[Ilustración y recuadro de la página 67]

haz este experimento

Toma una brújula y ponle un imán al lado. ¿Ves lo que pasa? La aguja gira hacia el imán y ya no te sirve para orientarte.

En cierto sentido, tu conciencia es esa brújula. Si está bien entrenada, te “orienta” para que tomes buenas decisiones. Pero las amistades que no te convienen son como el imán: alteran tu visión de las normas morales. Por eso, haz todo lo que puedas para que ni las personas ni las circunstancias arruinen tu sentido de lo que está bien o mal (Proverbios 13:20).

[Ilustración de la página 69]

Cuando cedes a las tentaciones, te conviertes en esclavo de tus deseos

Fuente de consulta:
BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower