Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Los jóvenes preguntan: ¿Estoy listo para irme de casa?

Los jóvenes preguntan: ¿Estoy listo para irme de casa?

“Algunos me miran mal porque todavía vivo con mis padres. ¡Como si tuviera que vivir por mi cuenta para ser adulta!” (Carla)

“Ya no soy una adolescente, y me molesta mucho no tener ni voz ni voto en casa. Estoy pensando en mudarme.” (Fiona)

TODOS deseamos cierto grado de independencia, y eso es normal. Como se mencionó en el capítulo 3, Dios estableció desde el mismo principio que, al crecer, los hijos dejarían el hogar paterno y formarían su propia familia (Génesis 2:23, 24; Marcos 10:7, 8). Ahora bien, tener ese deseo no quiere decir necesariamente que estés preparado para independizarte. Para estar seguro, debes hacerte tres importantes preguntas. Veamos la primera.

¿Por qué quieres independizarte?

Numera en orden de importancia las razones por las que quieres irte de casa de tus padres.

····· Salir de los problemas de tu casa

····· Tener más libertad

····· Quedar bien ante tus amigos

····· Ayudar a un amigo que necesita compartir casa

····· Trabajar de voluntario en otro lugar

····· Aprender a vivir por tu cuenta

····· No ser una carga económica para tus padres

····· Otra ·····

Estas razones pueden ser buenas o malas: todo depende de cuál es tu verdadero motivo para irte de casa. Por ejemplo, si lo que en realidad buscas es que nadie te ponga límites, es probable que te lleves una gran sorpresa.

A los 20 años, Daniela estuvo viviendo por un tiempo fuera de la casa de sus padres. ¿A qué conclusión llegó? “Es imposible vivir sin restricciones. El horario de trabajo y el presupuesto te limitan mucho cuando vives por tu cuenta”, reconoce. Carmen, quien se mudó al extranjero por seis meses, dice: “Aunque lo disfruté mucho, me di cuenta de que apenas tenía tiempo libre. Había mucho que hacer en casa: limpiar el apartamento, hacer reparaciones, sacar las malas hierbas del patio, lavar la ropa, fregar el suelo...”.

Por lo tanto, no te apresures a tomar una decisión (Proverbios 29:20). Aparte de tener razones válidas y un buen motivo, también debes desarrollar ciertas habilidades que te permitan valerte por ti mismo. Esto nos lleva a la segunda pregunta.

¿Estás preparado?

Vivir por tu cuenta es como irte a acampar a la montaña. ¿Verdad que no se te ocurriría hacerlo si no sabes armar una tienda de campaña, encender un fuego, preparar una comida o leer un mapa? Pues eso es lo que hacen muchos cuando se van a vivir solos sin saber hacerse cargo de una casa.

Un rey de la antigüedad, Salomón, dijo que “la gente sabia piensa bien antes de actuar” (Proverbios 14:15, Traducción en lenguaje actual [TLA]). De acuerdo con esta sugerencia, analiza bien los siguientes apartados. Pon una marca (?) a lo que ya haces bien y otra (X) a lo que todavía tienes que mejorar antes de independizarte.

? Administrar el dinero. Serena, una joven de 19 años, confiesa: “Nunca he tenido que pagar nada por mí misma. Me asusta la idea de irme de casa y tener que vivir con un presupuesto”. Pues bien, ¿cómo puedes aprender tú a administrar el dinero?

Puedes hacer lo mismo que toda persona sensata: según Proverbios 1:5, esta “escucha y absorbe más instrucción”. Quizás podrías preguntarles a tus padres cuánto gasta una persona al mes: cuánto cuesta el alquiler o la hipoteca, la comida, el mantenimiento de un automóvil o el uso de otros medios de transporte. Ellos también pueden explicarte cómo elaborar un presupuesto y pagar las facturas.*

? Tareas domésticas. A Bruno, de 17 años, lo que más le preocupa de irse de casa es tener que lavarse la ropa. Y tú, ¿puedes arreglártelas solo? Para averiguarlo, puedes seguir la sugerencia de Aron, de 20 años: “Prueba durante una semana. Haz tus propias compras, paga con tu dinero y cocínate tu comida; lava y plancha la ropa que uses; encárgate de la limpieza de tu habitación, y trata de llegar a los sitios sin depender de que alguien te lleve o te vaya a buscar”. De este modo conseguirás dos cosas. Primero, aprenderás destrezas básicas para poder independizarte y, segundo, sentirás más aprecio por lo que hacen tus padres.

? Habilidades sociales. Si no te llevas muy bien con tus hermanos y tus padres, puede que pienses que lo mejor sería irte a vivir con un amigo. En tal caso, fíjate lo que cuenta Eva, de 18 años: “Dos amigas mías decidieron compartir un apartamento. Aunque eran muy buenas amigas, se dieron cuenta de que no podían vivir juntas. Una era muy ordenada, y la otra, nada; una tenía muchas metas espirituales, y la otra, no tantas. Al final, no funcionó”.

Entonces, ¿cuál es la solución? Erica, que tiene 18 años, dice: “La vida con tu familia te enseña a relacionarte mejor con los demás. Entre otras cosas, aprendes a ceder y a resolver problemas. He observado que quienes se van de su casa para no discutir con sus padres no aprenden a enfrentarse a los problemas, sino a huir de ellos”.

? Hábitos espirituales. Algunos jóvenes se independizan porque no quieren envolverse tanto con las actividades cristianas de sus padres. Otros se van con toda la intención de mantener un buen programa de estudio personal de la Biblia y de servicio a Dios, pero enseguida se cansan, desarrollan malos hábitos y dejan que su fe, por así decirlo, naufrague (1 Timoteo 1:19). ¿Cómo puedes evitar que eso te suceda a ti?*

Para empezar, Jehová Dios quiere que estés convencido de que tus creencias son verdaderas (Romanos 12:1, 2). Así pues, estudia regularmente la Biblia y no descuides la asistencia a las reuniones cristianas ni la predicación. Prepárate un programa con la ayuda de un calendario, y luego prueba a ver si puedes cumplirlo durante un mes sin que tus padres estén encima de ti.

Pero aún deberías hacerte una tercera pregunta.

¿Qué quieres lograr?

¿Quieres marcharte de casa para huir de los problemas? ¿Estás cansado de que te pidan cuenta de tus acciones? Si así es, estás centrándote solo en lo que te interesa dejar atrás. Es como si quisieras conducir un automóvil con la vista fija en el espejo retrovisor: estás tan preocupado por escapar de lo que tienes detrás que no ves lo que tienes delante. Así que, en vez de pensar solo en irte, piensa en adónde quieres llegar. Ponte una meta, algo que valga la pena.

Muchos jóvenes testigos de Jehová se mudan para predicar en otros lugares de su país o del extranjero. Otros se van para ayudar a construir centros religiosos o trabajar en sucursales de los Testigos. Algunos incluso quieren vivir solos durante un tiempo antes de casarse.*

Sea cual sea tu objetivo, piénsalo bien. Como dice la Biblia: “Cuando las cosas se piensan bien, el resultado es provechoso. Cuando se hacen a la carrera, el resultado es desastroso” (Proverbios 21:5, TLA). También escucha a tus padres (Proverbios 23:22). Pide a Dios que te guíe y toma en cuenta los principios bíblicos mencionados.

La verdadera cuestión no es si estás listo para irte de casa de tus padres, sino si estás listo para independizarte y hacerte cargo de un hogar. Si así es, tal vez ya puedas volar del nido.

[Notas]

Encontrarás más información en el capítulo 19 del segundo volumen.

Encontrarás más información en los capítulos 34 y 35 del segundo volumen.

En ciertos lugares se acostumbra que los hijos, en particular las hijas, vivan con sus padres hasta el día de su boda. La Biblia no dice nada específico al respecto.

Texto bíblico clave

“El hombre dejará a su padre y a su madre.” (Mateo 19:5)

Una sugerencia

Durante un tiempo, trata de pagarles a tus padres los gastos que generas en casa. Si no quieres o no puedes hacerlo, todavía no estás preparado para vivir por tu cuenta.

¿Sabías esto?

Debes tener un buen motivo para independizarte si quieres ser feliz.

¡Manos a la obra!

Quiero independizarme para lograr esto: ·····

¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ·····

Y tú, ¿qué piensas?

? Aun si tus circunstancias en casa son difíciles, ¿qué ventajas tiene que te quedes algún tiempo?

? Mientras vivas con tus padres, ¿qué puedes hacer a fin de ayudarlos a ellos y de prepararte tú para cuando te independices?

[Comentario de la página 52]

“Es normal querer cierta independencia. Pero si quieres irte de casa de tus padres para librarte de sus normas, es que no estás preparado para hacerlo.” (Aron)

[Ilustración de las páginas 50 y 51]

Independizarse es como irse a acampar. Antes de hacerlo, tienes que desarrollar ciertas habilidades para valerte por ti mismo

Fuente de consulta:
BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower